Cosquin Rock – Tercera noche – Cobertura de Junín24

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El cierre se llenó de estrellas para homenajear los 50 años del rock argentino, con las actuaciones de Lebón, Aznar, Páez y Los Twist, entre muchos otros, y La Beriso confirmó su gran capacidad de convocatoria.
La fecha final del Cosquín Rock 2017, el lunes, prometía en los papeles un escenario exclusivo, el Temático, para celebrar los 50 primeros años del rock argentino con shows de Fito Páez, David Lebón, Pedro Aznar, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Javier Martínez, Alejandro Medina, Ricardo Soulé, Willy Quiroga y Los Twist. Dos Manal, dos Serú Girán, dos Vox Dei, dos partes de una ex pareja que en su hora supieron retroalimentarse artísticamente… posibles cruces que estaban en la imaginación de muchos pero que al final no, no ocurrieron.

Lo que sí pasó fue que el espíritu conmemorativo se expandió por todo el predio, y el festejo se dio en cada rincón del Aeródromo de Santa María de Punilla. Eso que solemos llamar Rock Nacional es tan grande y abarcativo que sus 50 años están hechos no sólo de los íconos en el Temático, sino también de la empatía catártica que genera La Beriso (el recital que más público -jóven, pero también familiar- juntó en el festival); de las transiciones de líquido a sólido en forma de canciones que experimentan Las Pelotas; de la vigencia de dos representantes punks como Los Violadores y Attaque 77; la fiesta eterna de Kapanga; Zeta Bosio apostando a Shoot The Radio; de la inesperada pero efectiva vuelta de Los Guarros; de todas las bandas pujantes que participaron del Ceremonia Geiser y Quilmes Garage. Ni que hablar de Juanse y Los Pericos, los «residentes» de esta edición (especialmente el primero: absolutamente reivindicado por el público del festival): tres shows cada uno, además de tocar con todos.

El clima en las sierras cordobesas rompe cualquier pronóstico. No hay aplicación de celular, ni meteorólogos de radio o tele que puedan precisar lo que termina deshaciendo la realidad: a las 3 de la tarde del lunes, una hora después de que se abrieran las puertas del predio, el cielo se desmoronó torrencialmente en agua, obligando a reconfigurar la grilla.Y aunque suele decirse que «sin lluvia, no es Cosquín Rock», ocurrió el milagro: el viento sur sopló y limpió tanto el cielo que salió el sol. De ahí en más, la gran celebración del rock nacional nunca más se detuvo

Fito Páez fue quien, por mucho, logró la conexión más fuerte con el público que lo estaba escuchando. Aunque muchas de sus letras podrían ser calificadas de “demasiado autorreferenciales”, él sabe dónde, cómo y cuándo colocar su ego donde corresponde al momento de enfrentar a una audiencia. Porque comenzar un show cantando de corrido El chico de la tapa, A las piedras de Belén y Gente sin swing, es todo un manifiesto, unas instrucciones que hay que saber leer entre líneas.

“Al final, no estamos tan distintos a 1987”, reflexionó en voz alta. Y después, apeló a la memoria emotiva de cada uno de los presentes al interpretar 11 y 6, La rueda mágica, Al lado del camino, Brillante sobre el mic y Polaroid de locura ordinaria. El coro popular supo respetar la letra y los tiempos originales de cada una, mientras Fito rearmaba algunos versos modificando la métrica o metiendo guiños y saludos a compañeros (e ídolos propios) como Litto Nebbia, Spinetta y Charly García.

Yendo del teclado a la guitarra con la naturalidad habitual, sus espaldas estaban bien protegidas por los talentos repartidos entre el bajo de Mariano Otero, la guitarra de Diego Olivero, las teclas y los coros de Juan Absatz y la batería de Gastón Baremberg. Con todo, incluso hubo lugar para dos invitados, Juanse y Rolo Sartorio (Beriso), y todos juntos tocaron Cowboy, un dorado de los Ratones Paranoicos. Para cerrar, se guardó el mejor tiro: en el final de Y dale alegría a mi corazón, la banda dejó de repente sus instrumentos e hicieron unos pasos hacia adelante mientras Fito (con los ojos brillosos y agitando batutas imaginarias) incitaba al público a que la siguiera cantando, una y otra vez, sin música de fondo. Pura fascinación entre el artista y su gente, ida y vuelta.
Cuando las carreras de los artistas anteriormente mencionados explotaron, tenían casi la misma edad que los Banda de Turistas, las Ibiza Pareo, Perras on The Beach, Valentín y Los Volcanes o Los Espíritus. Es un dato que no le lustra el bronce a los fundadores, ni tampoco va en desmedro de la expresión de estas (y muchas más) bandas que vienen representando a lo que pasa con las nuevas camadas, teniendo la posibilidad de demostrarlo durante las tres fechas de este Cosquín Rock.

Porque hay nuevas voces, otras búsquedas, lenguajes, retratos de experiencias, estilos y fiebre de vivir… Amén de los gustos y de la relativa curiosidad del gran público, las diferencias de peso específico entre las obras del ayer y las de hoy, son por demás sustanciales. Si a alguien se le ocurriera disparar que no existe renovación y que la canción sigue siendo la misma, bueno… Entonces, que se hagan canciones.

CRONICA: Ezequiel Ruiz – Diario Clarin
FOTOGRAFIAS: @MAURO MAC BRIAN
Cobertura para @junin24

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