Campeón

Germán Johansen, de famoso en You Tube a consagrarse campeón mundial

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Puede haber tantas aristas en un cuento como ojos que lo leen. Quizás sin consciencia de lo que hicieron, los hombres que viajaron a Egipto para disputar el Mundial Sub 23 no sólo sumaron un párrafo enorme a la historia del vóleibol argentino sino que reescribieron gran parte de ella. Germán Johansen juega de opuesto, el mismo lugar que su ídolo Marcos Milinkovic ocupaba en el rectángulo. Y además de haber sido elegido el Jugador Más Valioso del torneo, en sus tiempos libres, y hasta a veces considerado casi su otro oficio o vocación, hace humor: es “youtuber”.

“Me tienen cortito en la Selección. No me dejan subir videos de vóleibol, así que lo mantengo por carriles distintos”, admite aún con una euforia que desconoce lo logrado en Egipto. “Ya pasó un tiempo del viernes y todavía no entiendo nada. No entiendo ni qué hago hablando para Clarín. Es todo muy loco”, suelta exaltado por haber logrado el primer campeonato mundial para el vóleibol argentino en cualquier categoría. Motivos tiene de sobra, claro.

“¿Lo mejor que me podría pasar como humorista o salir campeón del mundo con la Mayor? Jamás elegiría otra cosa que ser campeón del mundo. You Tube es mi cable a tierra, pero el vóleibol es mi trabajo, es mi vida, y jamás podría poner otra cosa por encima de ser campeón del mundo”, aclara contundente quien anotó 16 tantos en la final.

Tiene mucho seguidores y miles de visitas en su canal de You Tube. Además de querer hacer un jueguito de vóleibol para la Play Station, así no sólo juegan al fútbol, tiene los pies sobre la tierra el joven que, acunado por un gran personaje del vóleibol argentino, es uno de los encargados de seguir reescribiendo la historia de un deporte que pide pista.

Seguramente el tiempo acomodará las ideas en la cabeza de Johansen y caerá en la cuenta de la proeza lograda. Aunque pasó tiempo y aún no puede creer haber sido entrenado por “el mejor de la historia” para él: Marcos Milinkovic. “Es de los recuerdos más lindos que tengo. Es que todavía no puedo creer que mi ídolo me haya entrenado y haberlo tenido al lado. Es lo más grosso que hay”, desliza la figura del Mundial que no oculta su fascinación por el gran referente.

Lo que pasó en la noche del viernes tampoco será fácil de procesar, pero algo imaginaba Johansen, que el día anterior a la final se animó a pensar: “Me quedé casi una hora despierto imaginando cómo sería el último punto. Pensé en mi familia, en mis amigos, en toda Argentina festejando a los gritos, como hicimos nosotros. Igual no me imaginaba salir mejor jugador. ¿Qué te puedo responder a eso? Nada. Es increíble”.

¿Por qué costó tanto llegar a un título? Johansen lo explica: “Hubo una época dorada hace mucho, en los tiempos de Milinkovic y compañía. La llegada de Julio Velasco fue clave para poder empezar a tener logros, no sólo en la Mayor sino en las categorías inferiores, como la nuestra. Hubo muchos subcampeonatos juveniles en Sudamericanos y Panamericanos. Pero nunca la medalla. Y se nos dio a nosotros porque se nos dio a nosotros, pero todo el vóleibol en general está ahí, a pasitos del logro”.

El grupo comenzó a gestarse en 2011. Los dirigidos por Camilo Soto habían conseguido un subcampeonato en 2015, en la dura derrota ante Rusia. En 2016, fueron campeones de la Copa Panamericana de México y esta vez se sacaron la espina con revancha por 4-2 ante los rusos. Doble alegría. Infinita satisfacción.

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