La compleja encrucijada en la que quedó Barcelona por el referéndum de independencia de Cataluña

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El lema del Fútbol Club Barcelona es que se trata de «más que un club», concepto que quedó bajo la lupa el este domingo con el controversial partido que se disputó en un estadio Camp Nou completamente vacío.

Coincidían en que el fútbol había pasado a un segundo plano en una jornada tan crucial para el futuro del que consideran su país. En un principio se suspendió, pero luego se jugó y el Barcelona ganó. No fue el resultado lo que repercutió, sino el silencio en un escenario que durante años ha servido de plataforma de expresión al pueblo catalán y su idioma.

Controversia

Para Barcelona privó más las consecuencias deportivas -la posible pérdida de seis puntos- que su compromiso social con el pueblo catalán y dos de sus más altos directivos, el vicepresidente Carles Vilarrubí y Jordi Monés, dimitieron inmediatamente después de conocer la medida adoptada por el club. «Aunque no es un actor político, comparte el ADN de Cataluña como nación», había comentado en una oportunidad Vilarrubí, que había defendido que «el Barça siempre estará al lado del pueblo catalán y de sus socios, que son sus propietarios». «Nunca nos divorciaremos de eso», aseguraba hasta lo ocurrido el domingo.

Con el mismo tono el diario Marca (con sede en Madrid) afirmó que al «Barça ya no hay quien le aplauda», en un artículo escrito entre Luis Rojo y Xavi Hernández. «Traiciona sus ideales anteponiendo los intereses deportivos y divide a la Junta y al vestuario», aseguraron.

Para Barcelona privó más las consecuencias deportivas -la posible pérdida de seis puntos- que su compromiso social con el pueblo catalán y dos de sus más altos directivos, el vicepresidente Carles Vilarrubí y Jordi Monés, dimitieron inmediatamente después de conocer la medida adoptada por el club. «Aunque no es un actor político, comparte el ADN de Cataluña como nación», había comentado en una oportunidad Vilarrubí, que había defendido que «el Barça siempre estará al lado del pueblo catalán y de sus socios, que son sus propietarios». «Nunca nos divorciaremos de eso», aseguraba hasta lo ocurrido el domingo.

Con el mismo tono el diario Marca (con sede en Madrid) afirmó que al «Barça ya no hay quien le aplauda», en un artículo escrito entre Luis Rojo y Xavi Hernández. «Traiciona sus ideales anteponiendo los intereses deportivos y divide a la Junta y al vestuario», aseguraron.

¿Dentro o fuera? ¿Dónde jugará Barcelona si hay independencia?

Antes del referéndum, Barcelona emitió un comunicado en el que se mostró «fiel a su compromiso histórico con la defensa del país, de la democracia, de la libertad de expresión y del derecho a decidir», agregando que «seguirá apoyando la voluntad de la mayoría del pueblo de Cataluña, expresada siempre de una forma cívica, pacífica y ejemplar».

Habrá que ver cuál será el camino que tomará a partir de los resultados en el referéndum y de la decisiva postura por parte del gobierno catalán de seguir adelante con el proceso independentista.

Se trata de una compleja encrucijada en el que está en juego el futuro de Cataluña y por ende el de su institución con mayor imagen internacional. Por lo visto el domingo, Barcelona no puede darse el lujo de quedar aislado de lo que pasa a su alrededor. Ante el hipotético escenario de una Cataluña independiente, el primer problema que tendrá que resolver es en qué liga de fútbol jugará.

Si bien de permanecer en la Liga aseguraría un beneficio económico a todas las partes, garantizando los clásicos con el Real Madrid, esto supondría que tuviera que renunciar a jugar en la liga catalana. Tampoco existe alguna pista de que en España sería recibido con los brazos abiertos, lo que ha impulsado al club a buscar otras opciones y citar otros casos que se dan en el fútbol internacional. Uno de los más mencionados es el de Mónaco, que juega en la liga francesa pese a ser un estado independiente. Pero la diferencia es que en el principado no hay una selección nacional y se trata más de un ciudad-estado que de un país. Luego están los clubes galeses Swansea y Cardiff, que participan en la pirámide del fútbol en Inglaterra.

«En caso de independencia los equipos catalanes que están en La Liga -Barcelona, Espanyol y Girona- tendrían que decidir dónde quieren jugar», dijo Gerard Figueras, director general de Deportes del gobierno catalán. «En España se ve complicado, pero lo harían en países vecinos: Italia, Francia o la Premier League», le dijo el directivo al medio SportBible.

Consultado al respecto, el técnico del Arsenal inglés, el francés Arsene Wenger, bromeó que tendría que aprender catalán, pero después dijo que se trata de una idea interesante «porque es una institución que tiene impacto en la parte deportiva».

También está la posibilidad de la formación de una súper liga europea, que es una opción que buscan desde hace tiempo algunos de los principales clubes y de mayor poder económico del continente. Sin embargo, la única alternativa viable es que Cataluña organice su propia liga y el Barça, como su club más representativo, forme parte de ella. El riesgo es que al tratarse de un campeonato más débil afecte el poder deportivo del club y a la larga se convierta en un actor secundario en las competiciones europeas. Destino que sufrieron grandes clubes del pasado como el Estrella Roja de Belgrado o el Dínamo de Zagreb cuando se separaron Serbia y Croacia.

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