Pasó por Pigüé y Pergamino con el mismo «cuento del tío»: la historia del padre, del hijo y una estafa

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Un hombre se presentó en Pergamino junto a su hijo para pedir ayuda para llegar a su Trelew natal, pero en el inicio de la misma semana había hecho lo mismo en Pigüé… para llegar a Santa Fe. La historia de «Pedro», «Fernandito» y la decepción de dos pueblos

La mañana del sábado 14 de enero fue cálida en la ciudad de Pergamino. La temperatura no alcanzaba los 30 grados y el cielo se encontró con algunas nubes aisladas. El pronóstico se repitió varias veces durante la transmisión de Radio Mon, una de las emisoras locales. Hasta que la llegada de un hombre de unos 50 años junto a su hijo de unos 10 alteró la rutina del día y de la ciudad.

El sujeto se presentó como Pedro Enríquez. Estaba bien vestido, con muchos rulos canosos, los ojos algo achinados, anteojos con marco y cristales rectangulares, una remera celeste con un jean y la vista sobre el suelo. Al lado, su hijo, Fernando, se mantenía en silencio. Tampoco sonreía demasiado y se limitaba a responder exclusivamente ante las inquietudes de los presentes en la emisora.

Enríquez y su hijo llegaron con un pedido practicamente desesperado. Necesitaban llegar a Trelew, donde se encontraba el resto de su familia. No tenían dinero como para pagar los pasajes de micro y ni siquiera contaban con gran parte sus pertenencias: un camionero que los iba a llevar a Bahía Blanca, los dejó tirados en la ruta y se llevó consigo valijas con prendas de ropa y otros artículos personales.

Los productores de la radio no dudaron en sacar al aire la historia de Enríquez y su hijo. Le dieron micrófono y le permitieron contar su historia. Pedro inició el relato y a los pocos minutos las lágrimas y la congoja condimentaron el ambiente.

El hombre brindó el relato de una familia acongojada por la reciente pérdida de un integrante y desesperada por una situación laboral límite: Enríquez dijo que durante los últimos años abandonó su Trelew natal para mudarse a Santa Fe, donde trabajaba para una contratista de Austral Construcciones, la empresa de Lázaro Báez. Después de la detención del empresario santacruceño, el protagonista de la historia contó que perdió su trabajo y tuvo que vivir de sus ahorros.

Dijo que pudo subsistir durante unos meses pero en diciembre un incendio devoró su casa y en el incidente perdió la vida su hijo mayor. Ya sin recursos y con la necesidad de cambiar de aires, la familia decidió emprender el regreso a Trelew. Sus ahorros le permitían afrontar los pasajes de su esposa, sus dos hijas y su nieto. Por eso, pedía ayuda para poder llegar finalmente a la ciudad patagónica y empezar de cero.

«Una vez que apareció su historia en la radio, toda la ciudad se movilizó. La gente de esta ciudad suele responder rápido ante esos pedidos. En pocas horas, había vecinos que ya estaban llevando ropa, comida y, especialmente, dinero para poder ayudar a este papá e hijo», le dijo a Infobae Ivo, un empleado de la secretaría de Desarrollo Social de la ciudad.

Precisamente, la titular de la cartera municipal, se acercó personalmente a la radio para atender el pedido de ayuda de ese hombre con su hijo.

Además de la movilización de un gran número de vecinos, desde las arcas municipales también se respondió con altura: «Ellos nos decían que primero tenían que acudir a Junín. Por eso, desde el Municipio se les consiguió pasajes a ambos desde Pergamino a Junín, y luego otros desde Junín a Bahía Blanca y luego a Trelew. Además, se les consiguió una noche en uno de los hoteles de la ciudad», afirmó Ivo.

Poco antes de las 9 de la noche, Enríquez y su hijo llegaron al hotel Fachinat. «Llegaron por la noche. Los mandó la gente de Desarrollo Social. Su trato con nosotros siempre fue respetuoso. El hombre tuvo un perfil bajo y parecía mostrarse agradecido por todo», le dijo a Infobae Germán, uno de los empleados del lugar.

«Casi no salieron de la habitación. Pero lo que sí pasó fue que llegó gente de diferentes lugares de la ciudad a dejarles dinero y ropa», agregó.

Pedro Enríquez y Fernando tenían pasaje para el mediodía del domingo. Sin embargo, abandonaron el hotel poco antes de las 8 de la mañana.

«En esa mañana nos llamaron y nos dijeron que ellos lograron viajar a Junín por su cuenta y que les mandemos el resto de los pasajes directamente a esa ciudad. Según tenemos entendido, ahí sí se tomaron el micro hacia Bahía Blanca», afirmó Ivo.

La comunidad pergaminense inició el domingo, también soleado y con una temperatura que acariciaba los 30 grados, con la sensación de haber respondido a tiempo y con creces ante el pedido de ayuda de una familia. Tal fue la repercusión que los principales medios gráficos de la ciudad publicaron la historia en sus portales y el episodio también se distribuyó en las redes sociales…

Hasta que el caso trascendió las fronteras y se topó con una realidad tan inimaginable como indignante: «Sole, ¿Cómo estás? Te mando la foto de este mentiroso… Pasó por Pigüé, donde yo vivo, el 9 de enero. Acá la gente se movió y le compraron dos pasajes a Santa Fe de 1.400 pesos a cada uno. Les dieron comida y ropa nueva. Alguien se enteró de que en Pergamino hizo lo mismo», fue el mensaje escrito por una joven de Pigüé en las redes sociales.

Cinco días antes, el caluroso martes 9 de enero, el Canal 4 de televisión de la ciudad de Pigüé recibió en el mostrador de entrada a un hombre de unos 50 años, bien vestido, con muchos rulos canosos, los ojos algo achinados, anteojos con marco y cristales rectangulares, una remera gris con un jean y la vista sobre el suelo.

Pedro Enríquez también estaba con su hijo Fernando y pedía ayuda porque un camionero los estaba llevando a su casa, los dejó en el camino y se llevó sus pertenencias.

El hombre pidió acudir a una estación de servicio ubicada cerca de la ruta y no quiso moverse de allí.

La historia de su relato era practicamente calcada de la comentada después en Pergamino, pero con algunos cambios. Estaba presente la pérdida de trabajo en Austral Construcciones, estaba el incendio de su vivienda con la pérdida de un ser querido, pero el origen y destino de sus viajes era directamente opuesto. El hombre dijo haber trabajado los últimos cinco años en Río Gallegos y que necesitaba acudir a su Santa Fe natal para reencontrarse con su familia.

El caso fue asumido por una representante del Servicio local de promoción y protección de derechos de niños, niñas y adolescentes. «Nos dijeron que estaban en una estación de servicio y no se querían mover de ahí. Nosotros acudimos a ese lugar, donde pudimos corroborar que el hijo era definitivamente suyo. Además, gracias al aporte de la Municipalidad, le conseguimos dos pasajes directos a Santa Fe, para que pudieran ir a su casa lo antes posible», explicó una fuente de la secretaría de Desarrollo Social que prefirió no dar su identidad.

«Estamos indignados con lo que hizo este hombre. Hoy me enteré de lo que hizo en Pergamino y no lo podemos creer. Acá en Pigüé somos muy pocos y nos conocemos. Por eso, cuando aparece algo así no tardamos nada en mostrar nuestra solidaridad. Se movió toda la ciudad por este hombre. Incluso, hace más de diez años que no nos estafaban así. Creo que en 2005 fue que vino un hombre de afuera para dar charlas en nuestros colegios. Decía ser psicólogo y cobraba por sus clases. Después se supo que no tenía título ni nada, una vergüenza también».

Enríquez abandonó Pigüé en la misma noche del martes. Ya el miércoles por la mañana, mandó un mensaje a los servicios públicos de la ciudad: «Llegamos bien. Estamos en familia. No lo puedo creer. Vino un montón de gente a ayudarme. Nunca me voy a olvidar de Pigüé».

En la última semana, tanto Pigüé como Pergamino masticaron bronca, indignación y hasta, en algunos casos, sentimiento de venganza. Los municipios de ambas ciudades todavía no determinaron si realizarán una denuncia. Mientras tanto, Infobae intentó comunicarse con Enríquez sin éxito.

Y hoy amanecerán con un nuevo día veraniego, cálido y con algo de nubes. A la espera de una historia que altere la normalidad de las ciudades.

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