Jorge Wilstermann-River, Copa Libertadores. El Millonario quedó cerca del precipicio: poco fútbol y nada de fortuna

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Poco fútbol, nada de fortuna. Chocó con su impotencia para definir y con el arquero Raúl Olivares. Y en la defensa, fue la imagen de la desolación. River tuvo una noche negra en los 2558 metros sobre el nivel del mar. Perdió por 3 a 0 contra Jorge Wilstermann y quedó atrapado: no tiene margen de error, con la mira en el desquite, previsto para el jueves próximo, en busca de las semifinales de la Copa Libertadores.

Lux no ofrece seguridad, Pinola no se consolida, Casco no se compromete con la marca y Maidana, un excelente tiempista, extravió la velocidad. El equipo millonario, como en los partidos domésticos, es agresivo y peligroso cuando ataca, y se convierte en una pieza dócil, ingenua, cuando lo comprometen en la última línea. El partido, intenso y entretenido, quedó encapsulado en las áreas: la zona media era un campo fugaz, con el balón por el césped o directamente se transitaba con pelotazos de todo tipo.


«La verdad que fue un resultado exagerado, los partidos de copas son así. Tuvimos muchas y no la pudimos meter» (Leonardo Ponzio, River)

Más allá de lo futbolístico, fue el marco perfecto para una fiesta local. Fuegos artificiales, bandas militares, estudiantes desfilando, banderas que flameaban, miles de personas corriendo y aplaudiendo por las calles y hasta el presidente Evo Morales presente. ¿Qué pasó? Se celebró el 207° aniversario de la Revolución con un desfile cívico-militar, pero la pasión futbolera no faltó: mucha gente salió con su camiseta o la bandera de Jorge Wilstermann, palpitando el duelo que se jugó horas más tarde. Más de 30 mil personas -cerca de 3.000 fueron hinchas de River- colmaron el Estadio Félix Capriles para vivir un hecho único: exceptuando las semifinales de 1981, cuando el sistema de la competencia todavía no había cambiado, el Aviador nunca había jugado los cuartos de final de la Copa Libertadores. Allí sufrió River, descolocado por su adversario y la altura.

La cabeza del Muñeco está repartida entre el desafío internacional -la prioridad- y el campo local, que lo encuentra en la cima. No hay tiempo para análisis extensos, al margen del pesimismo reinante. Pasado mañana jugará en San Juan ante San Martín, por la tercera fecha de la Superliga, en otro viaje que se superpone en un momento poco deseable: sin chance de descansar, el próximo jueves ya tendrá que afrontar el determinante partido de vuelta frente a Wilstermann, en el Monumental.


La sinceridad de Pochi Chávez, de Wilstermann: «Nadie esperaba este resultado»

El resultado fue toda una curiosidad. Salir de la Argentina no había sido un problema para el equipo que dirige el Muñeco durante este año, ya que había ganado los cuatro partidos que le tocó jugar como visitante en la Copa: 3-1 a Independiente Medellín, 2-1 a Emelec, 3-2 a Melgar y 2-0 a Guaraní. El problema, en realidad, era local: sólo le pudo ganar 4-2 a Melgar, empató 1-1 con Emelec y 1-1 con Guaraní, y cayó 2-1 con el DIM.

Con ímpetu, al menos, atacó en la parte final del espectáculo. Scocco desperdició una oportunidad increíble, en un contexto adverso, de principio a fin. Otra vez, el delantero, también Nacho Fernández, pudieron anotar, pero River no tuvo juego, ni fortuna. Hasta sufrió el 3-0, de Cristhian Machado. Fue una noche negra, que pareció sacada de aquellos viejos tiempos coperos. Este River los había archivado….

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