La noche mágica de Ignacio Scocco: la pelota autografiada que se llevó y lo que le dijo Marcelo Gallardo en el abrazo

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La sonrisa de Ignacio Scocco es indisimulable. No le entra ni un solo gramo más de felicidad en el cuerpo, tiene el cupo completo. Sale del vestuario con chomba y campera blanca más short negro de River y zapatillas naranjas, lleva una mochila negra en su espalda y carga otras tres cosas: en su mano izquierda, el juego marrón de mate; entre el brazo izquierdo y el pecho, un pequeño bolso negro; y en su mano derecha, la pelota del partido autografiada por todo el plantel. Mientras sonríe para las cámaras mostrando el regalo que se lleva, empieza a charlar y cuenta: «Ésta está firmada, va para la vitrina. Pero me llevo todo, tengo la remera también».

«Es un placer poder entrar en la historia de la Copa y del club. Se dice noche soñada, pero si te digo que soñé esto, te miento. Realmente, marcar cinco goles, que el equipo gane 8-0 y pasar semifinales, es algo hasta difícil de soñar. Me voy con la alegría de saber que clasificamos», cuenta Scocco, quien se transformó en el primer jugador en convertir cinco goles en una definición eliminatoria de Copa Libertadores. «Es difícil soñar algo así. Uno soñaba, después del partido de Bolivia, que como seguía dependiendo de nosotros, podíamos tener una noche importante y hacer un gran partido. De ahí, a soñar un 8-0 y meter cinco goles, es difícil. Pero pudimos conseguirlo, lo logramos, y ahora debemos pensar en lo que viene».

Nacho marcó el primero, el segundo, el tercero, el quinto y el séptimo. Disparó en siete ocasiones, de las cuales seis fueron al arco y cinco fueron goles. Una tarea sensacional, de esas que se dan en contadas ocasiones -si es que se dan- durante la carrera de un futbolista. Al ser reemplazado a los 25 minutos del segundo tiempo por Rafael Borré, la gente coreó su nombre, en su primera gran ovación en el Monumental.

Al salir, Scocco se fundió en un abrazo con el entrenador Marcelo Gallardo. ¿Qué palabras cruzaron en ese instante? «Nos abrazamos los dos. Fue un abrazo de tranquilidad, porque al habernos sentido superiores en Bolivia y no haberlo plasmado en el resultado por la falta de contundencia, cuando lo salude me dijo: ‘entraron todas las que no entraron en Bolivia’. Y así fue, porque también lo sentí así. Necesitábamos una noche así», revela el atacante, quien también comentó que volvió a ver varias veces las situaciones que falló en Cochabamba. «Soy de tener mucha autocrítica, de corregir y mirar lo que hago mal, de reconocerlo. Es la única forma de cambiar las cosas».

Acerca de la concentración en Cardales y el recibimiento del público, Nacho fue contundente. «Durante la semana influyó saber que no habíamos hecho un mal partido en Bolivia, que nos sentíamos bien y con confianza. Durante la semana nos mirábamos entre nosotros y sabíamos que teníamos un gran equipo y grandes individualidades para darlo vuelta y cambiar la historia. Contra Banfield y hoy lo demostramos. Hay que tener regularidad para agarrar confianza», comenta. «Fue un gran acierto ver a la gente, el recibimiento en la entrada, cuando salimos en la cancha. Suma y es importante para nosotros. Vamos a estar siempre agradecidos, por suerte se lo devolvimos dentro de la cancha».

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