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Cómo controlar el golpe de calor en perros y gatos

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Con la llegada del verano, el golpe de calor es uno de los principales problemas al que se ven sometidas nuestras mascotas, ya que tanto perros como gatos son mucho más sensibles al calor que los humanos.
Éstos no pueden regular su temperatura corporal mediante el sudor, debido a que no tienen glándulas sudoríparas repartidas por el cuerpo. Los perros eliminan el calor a través del jadeo y del sudor que expulsan por las almohadillas de los pies y por las zonas aisladas con poco pelo, como puede ser el vientre. Los gatos intentan mantener una temperatura estable lamiéndose y manteniendo el pelo liso, de este modo, la saliva depositada en el pelo, al evaporarse, disminuye su calor corporal.
Mas allá de la temperatura, hay ambientes que propician el golpe de calor como son los espacios reducidos y/o mal ventilados como el coche, una habitación, un balcón, o la jaula trasportadora…

¿A quién afecta el golpe de calor?
Los perros y gatos más propensos al golpe de calor son los cachorros y los ya mayores. Los que también tienen un factor de riesgo elevado son los animales de pelo oscuro, ya que absorben más el calor que los de pelo claro y los obesos .

Síntomas del golpe de calor

El perro o gato que ha sufrido un golpe de calor muestra los siguientes síntomas:

1. Está perezoso y sin ganas de moverse.
2. Su respiración es rápida o costosa y las mucosas de las encías y de la conjuntiva están azuladas.
3. Temblores musculares e incluso vómitos.
4. Le aumenta el ritmo cardíaco.
5. Se tambalea.

A raíz de estos síntomas, si el animal no es tratado a tiempo, puede que se agrave y se produzca su muerte.
La temperatura media de los perros es de 39°C, pero cuando sufren un golpe de calor, ésta puede llegar a los 42°C o más.

Tratamiento

Pasos a seguir ante un golpe de calor:
Para bajar la temperatura corporal del animal deberemos llevarlo a un sitio fresco y aplicar frío en las zonas más importantes, como son la cabeza, el cuello, las ingles y las axilas. De este modo, refrescaremos la sangre que va hacia el cerebro, evitando un posible daño cerebral, y bajaremos la velocidad de la respiración.
Deberemos poner al animal bajo un chorro de agua (no muy fría) y humedecerle la boca sin obligarle a beber, puesto que puede que sea incapaz de tragar. Cuando veamos que la respiración se ha normalizado, podremos sacarlo de debajo del agua pero manteniendo siempre el control de su temperatura.
Si queremos que el frío le cale rápido, podemos ayudarnos con ventilador o le podemos pasar cubitos de hielo por la nariz, las axilas y por los lados del cuello.
A pesar de todos estos esfuerzos, es fundamental que cuando nos sea posible, llevemos al perro o gato al veterinario. Éste deberá hacerle un reconocimiento y administrarle la medicación adecuada para acabar de recuperarse.

Cosas que NO debemos hacer nunca ante un golpe de calor:

1. Cubrir o envolver a nuestra mascota con toallas, de esta manera el calor sube en vez de salir.

2. Utilizar agua completamente helada, ya que le podemos dañar el cerebro.

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