Opinión: Cuando la policía solo defiende a la policía

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Me voy a hacer cagar a trompadas. Asumo el riesgo. En la última semana quedó la sensación de que más que para defender a los ciudadanos, el primer mandamiento de la policía es defenderse entre ellos.

Lo notamos acá en Junín, cuando salieron al cruce de inmediato y con vehemencia a calificar de anti a todo aquel medio que difundiera el video en que se ve a un agente matar de una patada. Sí, mató. Le pese a quien le pese y aunque ya esté en libertad por orden de la jueza Yamile Bernán.

A algunos de los que por estos pagos salieron a bancar a Esteban Armando Ramírez los conozco, a la mayoría no. Pero en todos los casos quiero creer que, a pesar de esa defensa por camaradería, no actuarían de la misma manera. Sé, o quiero pensar, que están capacitados para actuar de otra manera.

También salieron a decirnos, a todos aquellos que repudiamos el asesinato, que después no queramos recurrir a ellos cuando seamos nosotros las víctimas de algún episodio de inseguridad. Repudiar el accionar de este agente y de todos aquellos que abusen de la fuerza y el poder que el Estado les concedió no nos hace merecedores de que nadie nos defienda. Yo quiero que la policía me defienda, lo que no quiero es que al que me roba lo caguen a palos, ni lo deliren, ni lo denigren. Mucho menos que lo maten.

No creo, sin embargo, que estos excesos ante la desigualdad de fuerzas sean exclusivos de la llamada Doctrina Bullrich. La mayoría de las cagadas que me mandé en mi vida, me las mandé en el kirchnerismo. Por esos tiempos vi cagar a palos por mear en la calle, por fumar un porro, por responder con indiferencia al requerimiento de un documento, por protestar la averiguación de antecedentes… Todo por ese poder que, sentían y sienten, les confiere el uniforme.

Me voy a hacer cagar a trompadas. Asumo el riesgo. Pero quiero confiar en que hay otro tipo de policía que no odia como odian muchos de los que salieron a bancar a Esteban Armando Ramírez. Porque los que odian no te pueden cuidar ni a vos, ni a mí, ni a nadie.

Por Juani Portiglia – @JIPortiglia

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