En otra jornada de furia, el dólar volvió a escalar este jueves $ 1 y cerró a $ 63,34, pese a la fuerte intervención del Banco Central, que vendió por subasta 340 millones. En tanto, en sucursales bancarias y casas de cambio se vieron largas filas de personas que buscaban hacerse del billete con el objetivo de resguardarse ante una posible devaluación.
Según el promedio que informa el Banco Central en base al promedio vendido en las entidades de la City porteña, la divisa estadounidense terminó el día vendiéndose a $ 63,34, su máximo récord histórico, y ya superó el valor que alcanzó la jornada posterior a las PASO.
En tanto, en el sector mayorista la moneda norteamericana subió 45 centavos y finalizó a $ 59,45. En este segmento el Central volvió hoy a jugar fuerte, vendiendo 340 millones de dólares en cuatro licitaciones. El martes la entidad ya se había licitado 300 millones, mientras que ayer se desprendió de 500 millones.
Por otro lado, las versiones «paralelas» de la divisa se movieron «estables» en relación al oficial. El dólar «contado con liqui» (CCL), cotizaba tarde a $ 76,60, mientras que el dólar MEP (dólar bolsa) cotiza a $ 73,00.
El analista financiero Christian Buteler señaló que «han sido jornadas muy complicadas. Hoy el BCRA es prácticamente el único oferente. Lo que todo el mundo prevé es que la semana que viene, pasadas las elecciones, haya alguna ampliación del cepo o medida de más restricciones como para que el Central no tenga que seguir vendiendo tantos dólares».
En cuanto a la tasa de política monetaria, el BCRA dejó sin cambios la tasa de interés de las Leliq, al convalidar el mismo valor que mantiene desde el lunes de 68,003%, operatoria que dejó un efecto de expansión monetaria y por ende una baja del stock de Leliqs en $39.327 millones. De esta forma el stock de Leliq cerró en $880.400 millones.
Nerviosismo
En una jornada compleja, las casas de cambio y los bancos se vieron hoy «invadidos» de personas que fueron a comprar dólares o a retirar lo depositado en las cuentas bancarias, ante el temor de una nueva «corrida» bancaria como la ocurrida el 12 de agosto, tras las PASO. (
