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Sonia «La Turca» Bellome: la encargada de llevar el fútbol femenino de pueblo en pueblo

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De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad. Y también al otro lado del charco. Si alguien se hubiera encargado de hacer el registro, el mismísimo Loco Abreu debería renunciar al récord que ostenta y reconocer que La Turca jugó en más equipos que él.

Dicen que Sonia Bellome tenía tanta habilidad y capacidad goleadora que en Junín y la zona la comparaban con Maradona. Créanos que aunque nos juntamos a charlar en la verdulería que trabaja junto a Dianela Carballo, la arquera que hoy dirige en Defensa, no le estamos mandando fruta. Un recorte de la época que encarpetó con meticulosidad puede comprobarlo.

«…La Diosa del equipo, la manija, goleadora, hace poco hizo una exhibición y Maradona es un poroto a su lado. Tiene 16 años, se llama Sonia Bellome…», se puede leer en una edición ochentosa del diario Semanario.

Para La Turquita no fueron tiempos de escuelita ni divisiones inferiores. había que romperla para que los pibes no miraran de reojo y decidieran dejarla jugar. Su hermano El Colo, a quien ella misma catalogó como el mejor número cinco que jugó en Junín, la acompañó siempre en el deseo de ser futbolista.

«Mi hermano me cambió el nombre en el documento para que me dejaran jugar los torneos. Mi mamá casi se muere»

«Hubo una época, tendría 11 años, en la que no me querían dejar jugar ningún campeonato. Decían cómo va a jugar una mujer. Entonces mi hermano me cambió el nombre. Me arruinó el documento. Mi mamá cuando lo vio casi se muere. Jugábamos los campeonatos del FOETRA, del FONAVI, ganábamos siempre. Toda la vida jugué a la pelota», recordó.

Ya con 16 años, integró las filas del primer equipo de fútbol femenino que se formó en Junín: el de Rivadavia. Su primer campeonato lo jugó en Weelwrigth, un pueblito de Santa Fe en el que se presentaron con «un equipazo». También integró las filas de un recordado equipo de Sarmiento.

Silvia y María Romero, Sonia Bellome y Carolina Biz.

Imagínese, entonces, que anécdotas La Turca tiene miles. Porque aunque para ella jugar a la pelota era lo más fácil del mundo, no era tan fácil que las dejaran jugar: «A la Flaca Biz la íbamos a buscar escondida del padre. Un día nos enganchó a mí y a mi hermano en la camioneta y nos sacudió un hachazo que nos arrancó el espejo. Nunca más la fuimos a buscar. Ella se acuerda siempre».

«No basta con saber jugar. Cuando las pibas tienen 17 años hay que encaminarlas, hacer que adopten ciertos hábitos, para no morir acá»

Ya a los 19, cuando se había corrido de boca en boca que no se la podían sacar, la quisieron River y Boca. Ella, todavía no sabe bien por qué, no quiso saber nada. «No me presenté. Qué se yo por qué. Mirá que me vinieron a buscar a Junín, me fueron a buscar a Rojas. Nunca me presenté. Me querían matar los de Rojas. Y no me fui. Hoy por hoy yo tengo a China -jugadora de Defensa-, que tiene tremendas cualidades, y soy yo la que le quema la cabeza. Porque hay que limar ciertas cuestiones de respeto, de condiciones, de compromiso que para ir a jugar a un club de esos tenés que tener. No basta con saber jugar. Cuando las pibas tienen 17 años vos tenés que encaminarlas, hacer que adopten ciertos hábitos, para no morir acá».

Dijimos Rivadavia, dijimos Sarmiento. Pero también Villa, Newbery, Ambos Mundos, Independiente, Yupanqui de Venado Tuerto, Independiente de Bigand, Argentinos y Newbery de Rojas, Singlar de Viamonte… Villa Gobernador Gálvez, Pergamino, Salto, Chacabuco, Pinto, Lincoln, Arrecifes… ¡Uf! Por todos lados. Y que nadie se ofenda si pasó de largo entre tanto vértigo.

Muy especial fue para Sonia Bellome, y por eso el párrafo aparte, su paso por el equipo de UTEDyC, que no solo le permitió cruzar el charco con la bocha bajo la suela, sino además conocer a un dirigente que dio una lucha incansable por hacerle lugar a las pibas, cuando no existían ni el Instagram ni las Macas Sánchez.

«Don José Otaviano se peleó con Dios y María Santísima por el fútbol femenino»

«Con UTEDYC fuimos a jugar a Uruguay. Don José Otaviani, que murió, estaba a cargo. Fue el hombre que más hizo por el fútbol femenino en Junín. El único. Ese tipo sí que se peleó con Dios y María santísima por el fútbol femenino. Quería que se le diera lugar. El tipo nos bancaba todos los viajes. Fuimos a Río Cuarto, a Córdoba Capital. A Venado Tuerto cada quince días íbamos a jugar. Nos invitaban a todos lados, no solo por el juego que teníamos sino también por el respeto. Después terminé jugando para Venado Tuerto, que también me pagaban todo. No ponía ni un peso para jugar».

Pasó el tiempo y, según La Turca, en Junín hubo un apagón de entusiasmo respecto al fútbol femenino, que recién en los últimos años volvió a ganarse el lugar, siempre por el esfuerzo de las propias jugadores más que de las dirigencias de turno. Ella misma, por ejemplo, se puso al hombro el campeonato relámpago más grande que se haya disputado en la ciudad.

«Hará cuatro o cinco años atrás, metí once equipos de afuera en Junín en un torneo relámpago. Preguntaselo a Yópolo y a quien vos quieras. Venado Tuero, Rio Cuarto, Villa Gobernador Gálvez, Laboulaye, Rosario… Porque yo he jugado por todos lados, entonces es un simple llamado y ellos te dicen te la debemos. Empezamos a las 9 de la mañana y terminamos como a las 10 de la noche, alumbrándonos con los autos en el Complejo porque no se querían ir. Y te siguen diciendo organizá un torneo que vamos«.

«Empezamos a las 9 de la mañana y terminamos a las 10 de la noche, alumbrándonos con la luz de los autos»

Entre tantas jugadoras que conoció en su carrera, La Turca se dio el lujo de tener de hija a Vanina Correa, arquera y capitana de la Selección Argentina, hoy en San Lorenzo, a la que enfrentó más de una vez en los duelos entre su equipo en Villa Gobernador Gálvez y Rosario Central. También mantiene relación con Daiana Domeniconi, jugadora del Huesca español a la que espera poder traer a Junín a jugar un amistoso. Y a pesar de no haber querido jugar en River, está en contacto con quienes se encargan del fútbol femenino en el club y en tratativas para que se pueda organizar un partido con Defensa, equipo al que hoy conduce.

REVOLUCIÓN CANALERA

Hace poco más de dos meses, Sonia Bellome se convirtió en la entrenadora de Defensa Argentina para agarrar un fierro caliente, ya que el equipo se había quedado sin DT justo antes de jugar el partido por el tercer y cuarto puesto del pasado torneo, ante UNNOBA.

«Era un ambiente que si te agarraba medio mal parada te tiraba al suelo y te pisaba. Había roces que no se aclaraban. Roces pelotudos. Si me decís que había algo grave… A la China, que es una de las mejores jugadoras, la querían sacar. Yo dije pará. Conmigo siempre se comportó. Hablé con ella, le dije esto es así…el primer partido que la cité la mandé al banco. A mí no me servía la China egoísta. Ahora juega para el equipo y el equipo juega para ella. Que juegue sola no me sirve. Ella cambió mucho la cabeza», contó La Turca. Y recordó: «El primer día de práctica que tuvimos eramos nosotras dos (señala a Dianela) y cinco chicas más. No había más nadie. Ahora somos 30».

Arrancó el nuevo campeonato y en las dificultades Las Canaleras encontraron fortaleza. En los problemas del día a día con los que había y todavía hay que lidiar, encontró identidad. El grupo apartó los factores de conflicto y abrazó los que ayudaron a unir. Así, primero en voz bajita y ahora ya con el grito en el cielo, se clasificó a semifinales en la primera posición de la Zona A; después de empatar con Villa, ganarle a Independiente y derrotar a Rivadavia, campeón vigente.

«Nosotras tenemos que ser psicólogas, ser amigas, ser madres»

«Nosotras tenemos un equipo fuera de lo normal. Vas a un entrenamiento y te das cuenta. Muchas son pibas de barrios bajos, pibas que como nosotras terminan de entrenar y se tienen que ir a laburar, llegan a la casa y se tienen que bancar algún reclamo del marido porque recién llega. Por ahí en otros clubes no es así. Nosotras tenemos que ser psicólogas, ser amigas, ser madres. Y los problemas que tienen entre compañeras no se lo pueden llevar a la casa. Cuando se puede canalizar todo eso, se genera una unión muy especial».

Por delante, para Defensa hay una semifinal frente a UNNOBA. La Turca, que se muere de ganas de ponerse la camiseta y salir a jugarla, sabe que ahora su aporte deberá ser otro: intentar que a sus jugadoras no se les haya subido el éxito a la cabeza.

«Nosotras venimos de tener una charla bastante fuerte por el tema de que venimos de tres buenos partidos consecutivos y enseguida se te sube a la cabeza. Ganamos, pero ganamos ayer. Ya pasó. Así se los hago vivir a las jugadoras. Si ellas quieren conformarse con venir invictas y haberle ganado a Rivadavia, listo. Pero yo creo que estamos para más. Si vos te subiste arriba de un pony y te la creíste, bajate porque sino yo te bajo. La confianza no tiene nada que ver con que se te suba el ego».

POR EL BIEN DEL FÚTBOL, SIEMPRE

Sonia destacó que buena parte del renacer del fútbol femenino en Junín ha tenido que ver con un interés de fomentarlo de parte de los clubes que antes no existía. «Yo veía las nenas con el pantaloncito, la camiseta y los botines. Eso te llena. Vos ves que los clubes le están prestando más atención y creo que es lógico, porque el deporte te saca de la calle. Te educa y te enseña, siempre y cuando la cabeza del que te dirige también esté bien puesta».

Pero La Turca no es conformista y sabe que para que las pibas jueguen en las condiciones que realmente merecen, por condiciones y por esfuerzos, queda todavía un largo camino por recorrer. Ella está dispuesta a seguir andando.

«Falta que le den mayor participación a las mujeres para manejar lo que es el fútbol femenino. El hombre no lo ve de la misma manera. Claudio Yopolo es una muy buena persona, pero la Liga hoy es un círculo muy cerrado. Hay que juntar cabezas de acá y dejar de depender del machismo».

«Hay que juntar cabezas de acá y dejar de depender del machismo»

Destacó que es importante que se junten las jugadoras de los distintos clubes, las referentes, para dejar adentro de la cancha los problemas futbolísticos y discutir afuera la mejor manera de hacer valer sus derechos como jugadoras. Reveló, además, su intención de poder traer a Junín a Evelina Cabrera, exjugadora, entrenadora y presidenta de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino que hace poco fue reconocida por la ONU por su trabajo en el fomento y desarrollo del deporte como herramienta para sacar a las pibas de la calle.

«Vamos a algo muy sencillo. Yo agarro un botiquín y no hay una toallita. Es una cuestión de lógica. Son pequeños detalles sobre los que hay que trabajar, porque si se suman el problema es grande. Vos vas a ver un partido de primera y los vagos están bien vestidos, ves uno del femenino y algunas se tienen que llevar sus pantalones. Ojalá de una vez por todas las cosas se hagan como corresponde. Hay mucho semillero. Si la dirigencia le da un poquito más de confianza a todo esto, el fútbol femenino puede crecer muchísimo».

Por Juani Portiglia – @JIPortiglia

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