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Dormir bien, un factor determinante de nuestra calidad de vida

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Es fundamental seguir ciertas recomendaciones para un buen descanso y estar atentos a la posibilidad de padecer apneas del sueño

El sueño es el sustento de nuestro bienestar y sumamente necesario para que podamos repararnos completamente, ser productivos, creativos y conectarnos con nosotros mismos y otros durante el transcurso del día. El sueño sano es uno de los pilares de la buena salud, además la mayoría de los trastornos del sueño son prevenibles o tratables, sin embargo, son pocos los pacientes que buscan ayuda profesional.

Los factores que determinan la calidad del sueño son: la duración, la cual debe ser suficiente para que el individuo descanse y esté alerta al día siguiente, la continuidad, con períodos de sueño que deben ser sin interrupción, y la profundidad, que debe ser la necesaria para que el dormir sea reparador.

Ciertas afecciones, como el Síndrome de Apneas e Hipopneas Obstructivas del Sueño (SAHOS), alteran estos factores con la aparición de episodios repetitivos de dificultad al paso del aire durante el sueño como consecuencia del esfuerzo que se debe realizar para reabrir una vía aérea que se obstruye, provocando disminución del oxígeno en sangre, ronquidos, ahogos y despertares nocturnos. Esto da lugar a un descanso no reparador, tendencia a dormirse durante el día y aumento del riesgo de afectaciones cardiacas, neurológicas, metabólicas y cognitivas que traen como consecuencia el deterioro en la calidad de vida.

Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) se considera de suma importancia concientizar a la sociedad sobre este síndrome, que presenta gran cantidad de patologías asociadas. De acuerdo con las Guías prácticas de diagnóstico y tratamiento del síndrome de apneas e hipopneas obstructivas del sueño 2019 (AAMR), los pacientes que padecen SAHOS tienen una prevalencia de hipertensión arterial alrededor de 3 veces mayor a quienes no presentan apneas.

El SAHOS también se asocia con un incremento en la incidencia de eventos cardiacos isquémicos y de las complicaciones vinculadas a un infarto agudo de miocardio (IAM). Asimismo, esta enfermedad es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de accidente cerebrovascular (ACV). Además, se lo asocia con el incremento del riesgo de accidentes de tránsito, laborales y domésticos, dado que quienes lo padecen pueden ver severamente afectado su descanso.

Las personas que durante el sueño emiten ronquidos y hacen pausas frecuentes deben consultar a la brevedad con su neumonólogo a fin de descartar esta patología frecuente y que cuenta con un tratamiento efectivo. Las consecuencias que genera su falta de diagnóstico y tratamiento impactan notablemente deteriorando la calidad de vida.

Pautas y recomendaciones para optimizar el descanso nocturno
Establecer una rutina. Acostarse y levantarse siempre a la misma hora, incluyendo fines de semana y vacaciones.
Cenar dos horas antes de irse a dormir y evitar ingestas abundantes.
No tomar líquidos en exceso al final de la tarde y por la noche.
Evitar tomar bebidas que contengan cafeína (bebidas “cola”, energizantes, mate y café) a partir de la tarde, sus efectos estimulantes demoran varias horas en desaparecer.


El consumo de alcohol en la noche puede afectarle la calidad de sueño.
Incorporar la actividad física a la rutina diaria. Sin embargo, evitar el exceso de actividad 4 horas antes de irse a dormir.


Relajarse antes de ir a dormir, tomar un baño caliente o realizar ejercicios de relajación, debería formar parte de la ritual antes de acostarse.
Crear una habitación ideal para dormir. Esto significa una habitación fresca, oscura y en silencio.


Evitar el uso prolongado de pantallas que emiten luz (TV, PC, notebook, tablet, celular, etc.) justo antes de irse a dormir.

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