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Aldana Narvaez: «Queda un sabor amargo, pero sabemos que el golpe ayuda a crecer»

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Ayer nomás se tomó uno de los últimos bondis que salían desde Buenos Aires a Rosario, antes que el transporte de larga distancia entre en receso total por todo el fin de semana largo. Allá no solo pasará la cuarentena cerca de su familia, sino que además intentará empezar a sanar del dolor que todavía le genera la eliminación en el Sudamericano Sub-20 que se disputó en San Juan y San Luis, sin que la Selección Argentina perdiera un solo partido.

Aldana Narvaez, defensora de Social Lux, fue una de las tres únicas representantes del fútbol del interior que La Albiceleste llevó al torneo continental. También fue, según dicen, una de las autoras necesarias del hitazo que acompañó a las pibas y a sus hinchas durante toda la competencia. Comprometida con el desarrollo de la actividad, es además una de las tres profesoras que tiene, desde hace poco más de tres años, la Escuelita de fútbol femenino que funciona en su club.

-¿Cómo se sobrelleva la cuarentena?

-Me volví ayer a Rosario. Aproveché el último día que se podía viajar, antes de tener que quedarme encerrada en Buenos Aires. Acá estoy con mi familia. No lo estoy disfrutando, porque sinceramente tengo más ganas de jugar al fútbol que otra cosa. Nos viene bien para descansar un poco la cabeza después del Sudamericano. Con muchas ganas de que se termine esto para poder volver a hacer lo que nos gusta, que es jugar al fútbol.

-¿Qué sensaciones te quedaron después del Sudamericano?

-Sinceramente queda un sabor muy amargo y una tristeza enorme que todavía cuesta sobrellevar. Cada vez que lo preguntan, a mí me dan ganas de llorar. Las expectativas eran muy altas, el grupo era muy unido y estábamos todas tirando para el mismo lado. Con las mismas ganas, con la misma fuerza. El sabor es amargo pero también sabemos que un golpe así ayuda a crecer, tanto grupal como individualmente. Nos quedamos afuera sin perder ningún partido. Es durísimo, pero son cosas del fútbol. De la vida.

-¿Sintieron en algún momento que ustedes tiraban para un lado y el cuerpo técnico para el otro?

-En lo personal, y por lo que se ve en el grupo, no estamos en desacuerdo con las formas del entrenador, ni creemos que tire para otro lado. Creo que todos vamos por el mismo camino, que queremos lo mejor para la Selección Argentina. Podemos tener diferentes puntos de vista, como en cualquier aspecto de la vida, pero creo que siempre se intenta dar lo mejor de las dos partes. Puede haber malos entendidos, problemáticas, como en todos lados. Pero no creo que sea que unos tiren para un lado y otros para otro.

«Cada una con su problemática tuvo que ir poniendo el pecho, rompiendo barreras como dice la canción»

-Se te adjudicó, junto a Dalila Ippólito, la autoría de la canción que cantaban en el Sudamericano…

El tema de la canción fue idea de las 22 en realidad. Todas estábamos cantando, por ahí una aportó más que otra. Pero fue lo que sentimos, lo que salió en el momento y también lo que rimaba para que quedara buena la canción. No quisimos ni bardear, ni nos creímos más que alguien. Fue un sentimiento que tuvimos, de saber que el fútbol femenino sigue siendo una lucha, que todavía no tiene el lugar que se merece. Todos los pasos son pequeñas revoluciones. El tema de Maca (Sánchez), de ponerse firme frente a su problemática. Y cada una con la problemática que tuvo, seguir poniendo el pecho, rompiendo barreras como dice la canción. Cada una de nosotras tuvo obstáculos y siempre tratamos de poner todo para romper con eso.

-¿Es una presión extra saber que cuando salen a jugar un partido están defendiendo a la vez tantas otras luchas?

-Personalmente, adentro de la cancha de fútbol, cuando suena el silbato, yo me saco todo lo demás de la cabeza. Por ahí hay otras que no. Yo me olvido de todo. Antes o después de un partido existen un montón de otras sensaciones y cosas que ocupan la cabeza. Pero durante un partido solo pienso en fútbol.

Y además de todo sos profesora de la Escuelita de Social Lux…

-Somos tres. Estoy muy involucrada con el tema del crecimiento del fútbol femenino desde las escuelitas. Yo hice tres años, desde los seis, pero con todos varones. No es que pude crecer o convivir con otras chicas al lado. Por ahí quedabas afuera en algún ejercicio, cuando empezó el torneo yo no lo podía jugar, así que tuve que dejar. No tuve la suerte de poder seguir en ese momento y tuve que elegir otro deporte. Este es el cuarto año que vamos a tener Escuelita en Social Lux. El primero, si había diez nenas era mucho. En 2019 terminamos con 36 nenas. Es increíble ver cómo se acercan, desde los cinco hasta los catorce. Tienen ganas de aprender, es bueno ver cómo los padres las acompañan. Es muy importante. Es hermoso ver el crecimiento de todas las escuelitas, no solo la de Social. Ahora la Liga de Rosario obliga a los clubes a tener sub-14, sub-12.

-¿Te gustaría que la Primera División se vuelva más federal para que apostar al profesionalismo no implique irse a Buenos Aires?

-Es un poco lo que le pasó a Rosario Central este año, que pudo entrar en AFA. Obvio que es un club con mucho nombre, grande. No es lo mismo que un club de barrio. Pero yo creo que de a poco, va a llevar su tiempo, muchos otros clubes del interior, que por ahí son más de barrio, se van a poder ir incluyendo en AFA o en otros torneos profesionales. Hoy, las chicas del interior que queremos dar un salto y dedicarnos a esto tenemos que dejar nuestra ciudad.

Por Juani Portiglia

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