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Paloma Alatorre, testigo directo de una coronación histórica para Houston Dash

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La mexicana Paloma Alatorre llegó a la franquicia de Houston como becaria hace tres años, primero para trabajar con el Dynamo, equipo masculino que milita en la MLS, y desde el año pasado para desempeñarse como Coordinadora de Comunicaciones del Dash, el equipo femenino que tras vivir un 2019 difícil se fortaleció en plena pandemia y terminó celebrando el título en la Challenge Cup que hace días nomás terminó de disputarse en Utah.

De chica jugó al fútbol y su papá, a quien regresó a visitar a Guadalajara tras festejar largo y tendido el primer título de las Naranjas, le transmitió su amor por Atlas. Por ese entonces ni asomaba la Liga MX Femenil, por lo que fue en Houston, donde también viven su mamá y sus hermanos, que empezó a prestar mayor atención al fútbol femenino.

En diálogo con Junín24, la tapatía revivió la consagración histórica de un Houston Dash que le robó el corazón, reveló intimidades de los festejos y se animó a elegir su Top-3 de jugadoras destacadas a lo largo de la competencia.

-¿Seguías el fútbol femenino antes de empezar a trabajar con el Dash?

-La verdad es que casi no. Seguía la Selección Mexicana porque yo soy súper hincha de México. Pero más que eso no. Ahora obviamente estoy enamorada de todo el fútbol femenino. Crecí en Guadalajara y jugaba cuando era chica, pero en ese entonces todavía no estaba la Liga MX Femenil, entonces como que nunca crecí viendo fútbol femenil o pensando que podía ser una futbolista profesional. En Estados Unidos es un deporte muy popular de lado de las mujeres y ahí fue cuando empecé a darle más atención.

-¿De qué equipo sos hincha en México?

-De Atlas. Se sufrir. Tengo la piel gruesa, jaja. Es el equipo que nos inculcó mi papá desde chicos a mis hermanos y a mí. Ahorita estoy aquí (en Guadalajara) y le pregunto dónde están las tiendas del Atlas para ir a comprar mi playera. Es lindo, porque cada vez que vengo voy al Estadio Jalisco y sigue estando lleno, más allá que no se den los resultados deportivos.

-Texas fue uno de los Estados con índice alto de contagios de Covid-19. ¿Cómo y bajo qué medidas especiales fue la preparación del Dash para esta Challenge Cup?

-Houston, Austin, Dallas… Todo Texas estuvo muy afectado y ahorita sigue con números altos de contagios. Pero fue muy padre ver cómo se realizaron los protocolos de seguridad tanto en el equipo como durante el torneo en Utah. Por empezar, las jugadoras no podían salir de su departamento. Tenían que hacer los ejercicios ahí. Después poco a poco pasó que empezaron a abrir la cancha. Si dos viven juntas, por ejemplo, abrían la cancha para esas dos. Fue algo muy interesante, porque tenemos un campo de entrenamiento con ocho canchas y veías a una por cancha, haciendo lo que podían solas. Había muchísimos ánimos de estar en la cancha, de jugar. Luego nos hacían exámenes cada semana. Ya en el torneo dos veces a la semana. Y todas son muy profesionales, en el sentido de que se cuidaron mucho. Estuvo interesante ver cómo se manejó todo.

-¿Se presentía dentro del equipo una expectativa de poder aspirar al título?

-Con una de mis compañeras de trabajo, Pierina, que es la videógrafa, siempre somos optimistas. El equipo cambió mucho cuando no estábamos en temporada. El director técnico James (Clarkson) hizo cambios bastante grandes, de jugadoras franquicia que llevaban años. Entonces yo por lo menos no estaba segura de lo que iba a resultar. Pero cuando comenzó la pretemporada los ánimos de las jugadoras estaban a tope. A pesar de que nunca habíamos llegado a Liguilla y todo eso, estando tan cercanas a las jugadoras y viendo los ánimos que tenían, lo mucho que trabajaban; y además estando en el calor de Houston, que es horrible para ellas pero les da muchas armas. Entonces, yo te diría que sí había expectativas.

-Aunque supongo que al final incluso superaron esas expectativas…

-Fue algo que ni sé si ellas se lo creyeron. Los dos primeros partidos estuvieron increíbles, se marcaron muchos goles. El primero fue empate (3-3 con Utah) pero a final de cuentas fue bueno porque con el Dash, la temporada pasada, no hubo ni un partido en el que hubieran metido más de dos goles. Fue algo grande. Luego se perdieron dos partidos (ante Sky Blue y Washingon, tras el triunfo ante OL Reign) y el ánimo se fue para abajo. Pero el director técnico hizo un súper trabajo. En las prácticas del equipo siempre repetía que lo más importante para él, si bien siempre se busca ganar, era que el equipo estuviera unido y tenga química tanto fuera como dentro del campo. Valió muchísimo la pena estar trabajando ahí, porque fueron partidos difíciles los finales contra Portland y Chicago (semifinal y final), pero siento que definitivamente se sintió muchísimo la química dentro del campo.

-¿Que North Carolina quedara eliminado en cuartos de final, siendo bicampeón vigente de NWSL y habiendo ganado todos los partidos en la primera fase, fue también un empujón anímico? ¿Cómo lo vivieron?

-Estuvo chistoso porque se despertaron todos. Habíamos ido a desayunar y estábamos viendo el partido ahí en el hotel. Cuando metió el gol Portland, todos empezamos a echar porras, porque si bien todos los equipos son muy duros, Carolina del Norte siempre ha sido muy, muy duro. Son campeonas todo el tiempo así que la verdad sí fue algo muy bueno. De hecho nuestro primer partido antes que Orlando tuviera que bajarse (por resultar varias jugadoras positivo de Covid-19 días antes del inicio) era contra Carolina del Norte. Obviamente no vas a decirle a tus jugadoras que hay que tenerles miedo, pero se sabe que son muy buenas. Entonces fue algo muy bueno la verdad.

-Con Orlando Pride también pasó algo muy divertido, porque terminaron bloqueándolos en las redes sociales… ¿Tan fuerte era la maldición?

-Fue algo muy chistoso y la verdad que hay que darle mucho crédito a Orlando, porque a pesar que no estaban jugando estuvieron súper presentes. Hicieron una cuenta para que los fans decidieran a qué equipo echaban porras. Pero en las primeras dos semanas, los equipos a los que Orlando alentaba perdían. Entonces fue decir por favor, no. Todo el mundo pedía votar por el equipo que no fuera el suyo, porque había algo ahí que los hacía perder, jaja. Entonces nuestro coordinador de redes sociales decidió bloquearlos en la etapa final, pero de bromita.

-Esa buena onda que existe entre los equipos, incluso desde sus cuentas oficiales en redes sociales, permitiéndose las bromas y los intercambios, es impensada acá en Argentina y supongo que en México también. ¿Por qué crees que en Estados Unidos se vive así el deporte y la rivalidad?

-En realidad hasta ahorita que me lo dices no lo había pensado así. En estos tiempos de pandemia súper difíciles, especialmente, obviamente existió la rivalidad pero también ese gusanito de decir okey, estamos todos peleando el uno contra el otro en el campo, pero también peleando todos juntos fuera por una misma causa. Creo que eso ayudó mucho a que se viva así.

-Rachel Daly fue elegida MVP del torneo, ¿pero qué significa para el equipo dentro y fuera de la cancha?

-Uff, demasiado. El año pasado había dos capitanas diferentes que ya no están en el equipo. Rachel siempre fue la goleadora, pero nunca le daban el papel de capitana. Este año James se lo dio ¡y qué diferencia, de verdad! Una líder increíble en todos los aspectos. Si estás en el entrenamiento y se cae alguien es la primera que va corriendo a ver cómo está. Es chistoso porque hay mucha gente que dice que es muy agresiva en la cancha, que habla mucho, que es muy peleonera, que discute con los árbitros. Pero es la persona más linda que existe, te lo juro. Yo, como Coordinadora de Comunicaciones, nunca tuve un no de su parte a una entrevista. Es súper profesional. La verdad que juega un papel muy grande en el equipo.

-¿Podrías elegir un Top-3 de jugadoras por su influencia para conquistar esta Challenge Cup?

Rachel Daly, obviamente, en la cancha hizo mucha diferencia. Pero también en algo que se hizo muy popular durante el torneo: Circle Never Breaks (El Círculo Nunca se Rompe), donde ganáramos o perdiéramos ella daba siempre una plática muy importante para el equipo. Jane Campbell, la arquera, que es la co-capitana y es líder de una forma muy diferente a Rachel. Es bastante callada, pero las jugadoras la admiran mucho porque es muy profesional. Y luego Shea Groom, porque ella llegó casi sin conocer a nadie y se hizo un nombre muy grande. No sé cómo se vio de afuera, pero parecía que llevara en el equipo toda su vida. El Dash ha tenido siempre esa reputación de que no son tan buenas, que no llegan a Liguilla y todo eso. La verdad que todas las jugadoras que vinieron llegaron con unos ánimos enormes y Shea fue una. Se adaptó muchísimo y, quedó claro, ayudó mucho en la cancha.

-¿Tenés un momento favorito del mes de Challenge Cup, pero que no tenga que ver con un partido en si?

-Mi favorito fue cuando con mi amiga Pierina, que es venezolana, vimos que había para hacer parrilla en el hotel y les organizamos una estilo mexicana-venezolana. Nos pusimos a hacerle carne asada, guacamole, cosas que normalmente no comen. Les encantó y la pasamos súper bien. Estar conviviendo con todas fue muy lindo.

-¿Costó más el partido siguiente al banquete?

-Jaja, ¡no! Fíjate que la comida durante la estadía en Utah estaba muy bien, pero se volvía demasiado repetitiva. Entonces creo que les gustó mucho poder comer algo diferente.

-Corrió mucha Budweiser en los festejos… Si tenés que elegir a la jugadora que mejor aguantó el ritmo de la celebración y también a la que menos lo resistió, ¿las tenés identificadas?

-La mejor creo que fue Kristie Mewis, el alma de la fiesta. Es muy, muy chistosa. No sé si viste la foto de cuando salió del avión con la Copa llena de cerveza, así que aguantó hasta que llegamos a Houston. Y la que peor posiblemente Shea Groom, que espero no me mate por esto…

-Vi que sufrió haciendo el fondo con la Copa…

-No se si sabes la historia de eso que hizo… Ella se graduó en la Universidad de Texas A&M y es tradición que les dan un anillo como el que ella tenía cuando terminó de echarse su cerveza. Porque ese anillo te lo dan cuando te graduas, pero se supone que la tradición es que metes el anillo en una jarrota de cerveza que te tienes que tomar lo más rápido que puedas. Como a ella la ficharon antes de graduarse, porque se fue a jugar a Kansas City, nunca había podido hacerlo. Entonces pagó la deuda después del título.

-Después de todo lo vivido imagino que el Dash es mucho más que tu trabajo. ¿Te considerás una hincha más?

-Obvio que sí. Más que nada ha sido muy lindo, porque la temporada pasada fue bastante dura para nosotros y nos quedó bastante decepción por muchos momentos. Entonces fue algo muy, muy lindo, después de ver tanto trabajo, poder verlas ganar.

Por Juani Portiglia

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