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«Es con las trabajadoras, trabajadores y el pueblo», por Pablo Micheli

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“Que el miedo cambie de bando. Que el precariado se haga visible.
Que no se olviden de tu alegría.
Que la tristeza, si es compartida, Se vuelve rabia que cambia vidas”.
La llamada, Ismael Serrano.

Por Pablo Micheli*

Los escenarios pospandemia son muchos. La crisis pegó duro y va a seguir repercutiendo por muchos años en las economías mundiales que están desbastadas y con sombrías proyecciones de recuperación en un futuro cercano. En este contexto se evidenció lo evidente: Que somos las trabajadoras y los trabajadores los que movemos el mundo, los que, con pandemia o no somos las y los que aceitamos cada eslabón para caminar diariamente.

Esta constante no escapa a ningún idioma, lengua o dialecto. En nuestro país estamos ante un gobierno nacional y popular por el cual peleamos y que hoy pareciera que dudara frente a decisiones tales como el aporte extraordinario a las grandes fortunas, la Reforma Judicial, pero también, al dejar de controlar los precios de los alimentos que aumentan todos los días y al anunciar que se van a liberar las tarifas de los servicios para fin de año.

Es un error en la política económica de este gobierno creer que va a repuntar la economía si no hay una recuperación del consumo real, siendo que todo aumenta y no hay plata en el bolsillo de los jubilados, las trabajadoras y trabajadores. Hay una puja entre el sector empresarial que tiende a plantear viejas recetas que dieron resultados negativos para el pueblo, como por ejemplo, bajar los costos laborales a cambio de generar puestos de trabajo. Eso jamás resultó así, sólo llevó a mayor desocupación y significó un negocio para los empresarios.

Se aumentó el salario mínimo, vital y móvil hace unos días atrás, el cual pasó de $16.800 a $21.300 para marzo del 2021. El aumentos es de 28%, pero resultaría redituable con un salario base de $70.000 no con uno de $16.000 como es este caso, no es nada, con 3kg de asado se pierde el aumento. Todo esto sumado a que la gente tiene deudas acumuladas, porque durante la pandemia fue posponiendo los pagos de muchos de los servicios de luz, gas, tarjetas de crédito, aquellos que alquilan pospusieron el pago de los alquileres y las expensas, y después les va a caer todo junto. Sin contar los créditos usureros que se aprovechan ante la desesperación de la o el laburante que tiene que optar entre pagar un impuesto u otro, o del endeudamiento de las y los jubilados que son capaces de no comprar los remedios con tal de pagar las deudas.

En este marco, el gobierno tomó medidas paliatorias y dio tres IFE en ocho meses y está aportando mucha plata a través de los ATP a las empresas para ayudar a pagar los sueldos. Pero no alcanza. Creo que el gobierno tiene que acceder rápidamente a escuchar la situación que está viviendo el pueblo, hacer un mayor esfuerzo y salir urgente a tomar medidas más estructurales que cambien la vida de la gente de una manera más inmediata: condonarles las deudas a las familias y jubilados, aumento de emergencia en las jubilaciones y salarios, continuar con el congelamiento de las tarifas de los servicios por un año más, llevar adelante una campaña de control de precios con una fuerte presencia del Estado, entre otras.

Sin consumo no hay recuperación de la economía. Por eso, es imprescindible que el Estado pueda resolver todo esto de manera urgente, porque si no, va a llegar la vacuna, la gente va a salir de esta pandemia con la felicidad de dejar atrás la pesadilla que ésta significó, pero con los sueños esfumándose al no tener plata en el bolsillo para poder afrontar el día después ni disfrutar tantas cosas postergadas como entretenimientos, vacaciones, etc.

No es con los grandes empresarios ni con el campo que presionan para liberar los precios máximos y piden una reforma laboral. No es con instrumentos de poder del Estado funcionando en sintonía con el gobierno anterior, ya sea el policial, judicial. No es bajo la presión de la clase media alta. No es arreglando con el FMI y los demás acreedores que se van a resolver las jubilaciones, salarios, la calidad de vida del pueblo.

Es necesario poner el eje en la industrialización, la recuperación de ramas económicas del Estado como la pesca, las vías ferroviarias; plantear seriamente el tema de la injusta distribución de la tierra que pone al país en un atraso tremendo siendo que ésta podría ser distribuida de manera más equitativa y solidaria para que la gente pueda trabajarla y se desarrolle una economía de la agricultura familiar mucho mayor de la que hoy existe; escuchar y trabajar en conjunto con quienes hacen años proponen alternativas para resolver el déficit habitacional que hay en el país, ya que la solución no es sacar a la gente de las tomas pegando palos o tirando gases lacrimógenos y balas de gomas.

Una vez más, el único camino es la férrea unidad de las trabajadoras, trabajadores y el Pueblo para poder salir de esta crisis.

*Secretario General CTA Autónoma

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