Llegó diciembre ¡y estamos todas!

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Noviembre fue el mes del ansiado regreso a los entrenamientos en Junín. Diciembre tiene que ser el de la consolidación para que, si todo sale bien, enero traiga Nocturno bajo el brazo y las cosas vuelvan a ser un poquito más parecidas a lo que eran antes que llegara la pandemia a revolvernos todos los papeles.

En Lincoln, fueron Las Valquirias de Rivadavia las primeras en retomar, ya desde finales de octubre. Pero un incremento del número de casos de coronavirus en la ciudad obligó a que se volviera a parar hasta ahora, que llegó el permiso para la -nueva- vuelta. En Junín, los primeros en largar fueron Newbery y UNNOBA, ya desde el primer día que recibieron el OK de la Liga Deportiva del Oeste. Enseguida se fueron sumando Independiente, la Sub-17 de Sarmiento, Ambos Mundos y Villa. Después Moreno, que todavía no debuto en competencia oficial, y BAP. Hasta que por fin llegó la vuelta de Las Celestinas de Rivadavia para poder decir de una vez estamos todas.

Por otro lado, en Defensa se abrió también la convocatoria de jugadoras tras la salida de Sonia Bellome de la dirección técnica y la decisión de muchas jugadoras que habían jugado el último Nocturno con Las Canaleras de probar suerte en otros equipos. También se empezó a armar equipo en La Favela, naciente club de la ciudad, aunque todavía no se sabe si darán los tiempos para participar del Nocturno.

Desde Junín24 Fútbol Femenino, quisimos hablar con una jugadora de cada uno de los clubes que sí confirmarán presencia en caso que haya campeonato a inicios de 2021, para conocer las sensaciones que les generó un regreso que se esperó durante meses. ¿Vamos?

CINTIA ÁLVAREZ – AMBOS MUNDOS

Obviamente pensamos que iban a ser solo esos 15 días. Al ver que se empezó a extender nos fuimos preocupando. Yo al inicio me puse a entrenar en mi casa, pero después perdí las esperanzas de volver y largué. Nos bajoneamos un montón con las chicas, porque justo habíamos empezado a entrenar todos los días y pasamos a nada. No vernos, no contar con esa complicidad y esa diversión, lo hizo todo súper raro.

Cuando se avisó la fecha de regreso, no veía la hora de que llegara para arrancar con todo de nuevo. Arrancamos con un nuevo DT y la intención es entrenar todos los días. También arrancó un preparador físico nuevo. Se habló mucho de dar un salto de calidad como equipo. Empezamos desde cero, porque muchas jugadoras están arrancando, pero el objetivo es hacer un buen torneo, no tanto desde la posición sino de lo que podamos hacer dentro de la cancha. No queremos terminar bajoneándonos como en el pasado, que fue una porquería para nosotras.

Tuvimos momentos en los que queríamos agachar la cabeza a irnos. El último partido con Defensa del Nocturno nos fue muy mal. Jona (Rivero) dejó de ser DT, Mati Flores se había ido a Sarmiento. Nos sentimos re solas en ese momento. Por suerte mi marido y un amigo se ofrecieron a darnos una mano, se acomodaron los horarios y nos re ayudaron en ese sentido. Ahora también fue raro tener un nuevo DT, que nunca había trabajado en el femenino. Y a la vez es lindo, porque es un desafío nuevo, porque somos un montón y estamos todos muy entusiasmados.

Nos faltaba motivación y la vuelta en ese sentido no fue fácil. Hay que volver a recuperar el estado físico, hay que adaptarse a un nuevo cuerpo técnico y conocerse con jugadoras nuevas. Entonces no sé si hubiera preferido que el nocturno llegue enseguida o esperar más tiempo. El año pasado, por ejemplo, no nos presentamos a uno de los torneos porque queríamos prepararnos mejor, esperar y darlo todo en otro campeonato. Ahora es algo parecido, solo que por todo lo que esperamos tenemos también muchas ganas de empezar a jugar.

Se habló mucho de la responsabilidad a la hora de cumplir los protocolos. Entramos por una puerta y salimos por la otra. Siempre tenemos que permanecer con el tapabocas hasta que empezamos a correr, tenemos que mantener el distanciamiento entre nosotras en la cancha, tenemos una mesita con alcohol, llenamos una planilla con nuestros datos, nos toman la fiebre y ahí arrancamos. También se habla el tema del afuera. Muchas de las más chicas por ahí a mediados de la pandemia ya empezaron a perder esa responsabilidad de hacer una cuarentena estricta, que por un lado es entendible por la edad. Pero ahora que volvimos a los entrenamientos tienen que ser más responsables que nunca. No podemos cuidarnos diez y otras no. Es lo primero que se recalcó.

DANIELA SALVATIERRA – BAP

Se nos cayó el mundo cuando tuvimos que parar, porque el grupo se armó muy lindo, muy unido, y queríamos seguir viéndonos, seguir con el tema del fútbol que a la vez era algo nuevo. La verdad que nos puso mal ya por pensar en un parate simple. Más yo que venía de ser expulsada y me perdí el último partido, quería tener contacto con la pelota. Lo que hicimos fue armar un grupo de whatsapp donde dos veces a la semana hacíamos juegos, con videollamadas y todo. Entonces se siguió en contacto durante toda la pandemia. Pero al principio fue una tristeza bárbara. Sobre todo porque estábamos con todo ese entusiasmo de haber ganado un tercer puesto.

Hasta el día de hoy estamos re manija porque queremos ir por todo. Cada vez que nos encontramos nos decimos este año la copa. Quedamos muy motivadas por los resultados que tuvimos, pero también por la entrega que tiene el equipo. Porque vos vas a una práctica y ves cómo todas se quieren superar y dan todo. Eso te da la pauta de que todas queremos lo mejor para el equipo.

Si la vuelta a los entrenamientos no costó tanto fue por las ganas y el entusiasmo de volver a hacerlo. Yo no había parado nunca de entrenar en casa. Hacía clases de Strong, corría en el patio, hacía crossfit, entonces no había parado. Sí se notó un poco en el tema del aire, pero por suerte no fue tan duro. En el reencuentro casi me muero de la alegría. Estaba desbordada. Parecía un nene chiquito que quería hablar con todas, jugar con todas. Obvio que siempre respetando las reglas y los protocolos. Pero se te generan esas ganas de abrazar, de compartir con tus amigas y tus compañeras.

En el primer entrenamiento estuvo Hugo (Herrera) hablándonos de los cuidados y el comportamiento que tenemos que tener, de la responsabilidad colectiva. Y sobre todo de poder sostener todo eso en el tiempo. Si bien se hace difícil, se intenta respetar todo. Es preferible hacerlo que quedarte sin la posibilidad de hacer deporte, que hoy en día será tremendo. Es increíble como armó todo el club para la vuelta. Entrás y tenés la mesita con el alcohol, la planilla para poner tus datos, el repelente, que me morí de amor, y te toman la fiebre. Tenés todas las sillas listas, con su distancia, para dejar todas las cosas ahí. La verdad que nos tratan como si fuéramos profesionales. Te sentís súper acompañada y súper respaldada. Es algo que no me había pasado en otros clubes ¡y mirá que he pasado! El compromiso que tiene la familia Herrera y cómo nos hace sentir es impagable.

Estamos muy orgullosas de lo que mostramos y se ve que hicimos las cosas bien porque jugadoras que venían de ser importantes para otros clubes nos eligieron. Y acá las puertas están más que abiertas. Las chicas que se acercaron son muy buena onda. Suman competencia, suman ganas de superarse. Me tocó entrenar con Belén (González) y yo la mataba a preguntas pobre, porque es tremendo cómo juega esa chica y a nosotras nos suma un montón aprender de esa experiencia. Y como no quiero comer banco, quiero aprender y entrenar a morir.

PATRICIA VARGAS – INDEPENDIENTE

Cuando avisaron que parábamos pensé bueno, nos bancamos que es poquito, solo dos semanas, y después se hizo eterno. De mi parte, me generaba mucha angustia no estar entrenando. Por ser arquera, mi puesto requiere de doble entrenamiento porque hacés con el equipo pero también lo específico del puesto. Todo eso lo extrañé un montón, cada vez más. Fueron meses de angustia y de incertidumbre por no saber cuándo íbamos a volver.

Cuando se volvieron a habilitar las canchitas de fútbol cinco y me empezaron a invitar, cuando me reencontré con muchas compañeras, me dieron esas ganas de seguir hasta que el cuerpo me abandone. A donde me inviten, me pongo los guantes, me calzo los botines y allá estoy. En un momento yo decía que el próximo iba a ser mi último torneo, incluso llegué a pensar ya está, porque extrañaba todo y me sentía estancada… Entonces ahora que esperé tanto ya no me importa nada, quiero jugar y no me importa si me rompo ni que el cuerpo no sea el mismo que hace 20 años. El fútbol es una pasión para mí y por ahora no voy a parar.

Cuando Jesús (Rao) nos pasó los horarios, a mí se me complicaba un montonazo por temas de trabajo. Yo quería estar el primer día, creo que era a la una de la tarde, imposible para mí. Después me quedó bien el del jueves, seis de la tarde, y ahí sí volví. Un día me tocó no trabajar y me mandé al de las 2 de la tarde. Ahí me reencontré con otras compañeras que no había visto y también con chicas nuevas. Muy contenta por todo eso.

No me costó volver, porque intenté seguir siempre una rutina en casa. Eso me sirvió incluso para despejar la cabeza. Obvio que no fue fácil, porque a quién le gusta entrenar sola… Más si sos arquera. Es horrendo, hubo cosas que no podía hacer porque no tenía con quien. Encima ahora nos quedamos sin entrenador de arquero así que es importante resolver eso. Pero tanto en casa como en la vuelta a los entrenamientos, me mentalicé a ponerle todo.

Se habló mucho de cuidarnos y cuidar al otro, fue lo primordial. Después, me gustó la iniciativa de que este entusiasmo y estas ganas que nutrieron de tantas jugadoras estos primeros entrenamientos no se corte. Hay que mantener el entusiasmo hasta el final, hasta que nos encontremos en cancha con los otros equipos. Es fundamental mantener las mismas ganas durante la competencia.

DANIELA GUTIÉRREZ – MARIANO MORENO

Yo venía con una mala racha desde el primer amistoso que jugamos con Las Morenas, antes de la pandemia. Creo que en los primeros 30 segundos fui a bajar una pelota y me esguincé el pie. Se me vino el mundo abajo. Así que para mí fue más largo todavía. Habíamos empezado hace muy poquito y enseguida quedó todo ahí. Yo el día que nos dijeron que frenábamos por la pandemia había ido a dos entrenamientos. Recién habíamos vuelto a arrancar y ahí empezó la cuarentena. Como no íbamos a jugar el Nocturno nosotras habíamos cortado de entrenar en el verano.

Personalmente quedé con la cara re larga, porque estaba re ansiosa, como los chicos. Me sirvió todo este tiempo para entrenar desde lo físico. Hoy siento que estoy en mejores condiciones que antes, me siento bien. Así que a mí me sirvió. Siempre quise jugar. De más chica no me dejaron. Ahora que tengo 29 años, que tengo a mis nenes grandes, me re gustó que en Moreno las chicas arrancaban de cero, la onda que hay en el equipo, y me re enganché.

Fue horrible cuando tocó parar. Yo ya había sacado turno para hacerme todos los estudios previos a ficharnos en la Liga. Así que imagínate. Cuando pasó todo esto parecía mentira.  Yo tenía cierto nerviosismo cuando se acercaba la fecha de jugar nuestro primer torneo, porque sentía que todavía no estaba preparada. Entonces de algún modo me sirvió todo. Cuando llegó el mensaje de que se volvía a los entrenamientos estábamos todas re ansiosas, parecíamos chicos para ir a un cumpleaños. El primer día de práctica, la mayoría teníamos dolor de panza de los nervios. Era raro. Si no me quedo en el banco, si me ponen a jugar, creo que me va a doler la panza también.

Caro (Cravero) también volvió a full, con todas las pilas. ¡Lo que transpiramos! No nos dio respiro. Como nunca habíamos jugado, mi puesto todavía lo estamos buscando. Pero voy más para el medio. Caro me pone ahí. Y me gusta ir y volver, correr mucho. Estamos insoportables ahora con que queremos los equipos. Están haciendo todo. Ese va a ser otro momento muy lindo, tener nuestras propias camisetas. Y si hay Nocturno, le vamos a dar para adelante. Es ir probando, porque es todo nuevo para nosotras. Siempre dando lo mejor, por eso estamos a full en los entrenamientos.

MILAGROS PINTOS – NEWBERY

Cuando nos dijeron que se suspendían los entrenamientos pensé que era algo corto, no de tantos meses. Después empezaron a pasar los meses y era horrible. Te empezás a dejar estar, sabiendo que después va a costar arrancar porque es como empezar de cero. Fue difícil la vuelta, hizo mucho calor y yo no estoy en el mismo estado físico que estaba cuando empezó la cuarentena. El reencuentro fue lindo, porque ya se extrañaba mucho. Y todavía se sigue extrañando estar adentro de una cancha y competir. Es como que el entrenamiento cubrió una parte, pero falta la otra. Tengo muchas ganas de jugar contra otros equipos. Apenas arrancamos fue todo físico, porque fútbol no se puede jugar.

Los profes hicieron mucho hincapié en poder volver a conseguir el estado físico que teníamos antes de la cuarentena. Por el lado del club también se habló mucho de respetar el protocolo y el remarcarnos que no íbamos a poder hacer fútbol hasta que llegue el permiso. Por mí parte, siempre fui de ir al colegio e ir a entrenar, mucho más que eso no hacía. Entonces el tema de la responsabilidad y de cuidarme no ha sido un problema.

En el Nocturno nos fue muy bien con la Sub-17 y ahora hay muchas que se pasaron de la edad. Nos dijeron que nos íban a separar en un grupo de Primera y uno de Sub-17- Llegaron muchas chicas, pero también son más grandes. Dali (Marra) tiene 18, Tiara (Lucero) tampoco podría ya, Mili Suárez tampoco. Vino la China (Taconau) que tiene 16. Yo podría seguir, Laila (Simondet) también, Alegra (Lucci). Yo creo que Sub-17 también vamos a armar.

En el último torneo nos quedamos con las ganas y por eso la vuelta de la competencia es lo que más estamos esperando. Tenemos refuerzos, mejores jugadoras y eso mejora mucho al equipo. Por otro lado genera la incertidumbre de saber qué va a pasar con tu posición. Pero está bueno. Ojalá podamos ganar el próximo torneo. También poder avanzar a una final con Primera, que nunca nos tocó. En Sub-17 llegamos y no se nos dio, así que espero que podamos cumplir con esas dos cosas.

LUCRECIA PAVIOLO – RIVADAVIA DE JUNÍN

Del día que tuvimos que parar me acuerdo como si fuera hoy. Tenía una incertidumbre total, porque no se sabía qué iba a pasar. Soy policía, soy esencial, así que nunca paré. Pero creo que en su momento todos pensamos que iban a ser dos semanas y nada más. Por lo visto no… Después ya empecé a hacerme a la idea de que este año, después de lo que fue el Nocturno, ya no iba a haber torneo. A comparación de los anteriores, cuando vi que estábamos en mayo, julio… Pensé eso. Ya dudo incluso que haya Nocturno como se dice. Como está la situación no podemos asegurar nada de lo que va a pasar la semana que viene. Si hay, prefiero que me sorprenda y no al revés y desilusionarme.

Trabajé desde que arrancó la pandemia hasta hoy que hablo con vos todos los días, de lunes a lunes. La situación era de tanta incertidumbre que por momentos no me daba ganas de hacer nada de entrenamiento y todo eso, por el cansancio que también me generaba el trabajo. El otro día, cuando arrancamos a entrenar, dije que la última pelota que había tocado fue en la final del Nocturno. Después nunca más. No hice nada de actividad durante los ocho meses, así que costó.

Esperé mucho a ese jueves para volver a entrenar. Para mí el fútbol, Rivadavia, es un cable a tierra. Es mi desconexión de todo el resto. Tenía muchas ganas de volver. Además, yo el año pasado tuve una operación re complicada y es como que había vuelto a entrenar recién para el Nocturno. Entonces el parate me mató. Es como arrancar de cero. En un momento de esa primera práctica le dije a Andrés hace ocho meses que no hago nada. Yo ya tengo 38 años… Aflojá un poco. Pero la verdad es que me sentí bien y me dieron ganas de seguir entrenando. Me organicé para empezar a salir a andar en bici, para hacer algo más además de los entrenamientos. Pero me re motivó. Pensé que estaba peor y eso fue lo bueno.

En la charla de reencuetro se hizo hincapié en que sigamos siendo el grupo que somos, en que tenemos que entrenar más allá que lamentablemente somos un equipo que está la mitad en Junín, la mitad en Lincoln y de otras partes. Pero hay que mantener la unión del grupo que nos ha llevado a ganar tantos campeonatos. Nos han llevado un montón de jugadoras siempre y siempre hemos salido adelante. La base de Rivadavia es el equipo, por más que cambien los nombres. Así que esperamos seguir por ese camino. Obviamente Belén (González) y Ludmila (Reynoso) son jugadoras que siempre fueron titulares y obviamente se va a sentir su ausencia. Pero están en toda su libertad de irse. Ellas fueron jugadoras clave. Pero en su momento Melina (Garialdi) fue clave, Paye (Romina) fue clave, Luli Castro… Se fueron y nosotros supimos salir adelante como equipo.

Que suban a tantas chicas de Sub-17 a entrenar con nosotras me pareció una genialidad. Imaginate que yo puedo jugar uno o dos torneos más… Entonces está bueno que empiecen a tener el roce con nosotras. Son el futuro y las que se van a tener que hacer cargo de los laureles después. El torneo anterior ya jugó Jose (Leonidas), jugaron otras más. Ya es una idea que estaba y está buenísimo. Marisa (Martínez) y Poli (Reichenshammer) están haciendo un trabajo bárbaro con ellas. Se ve que quieren tener proyección porque están haciendo mucho por capacitarse. Y obviamente nosotras que somos las más viejas vamos a dar siempre una mano para acompañarlas.

JENNIFER TRILLO – RIVADAVIA DE LINCOLN

Empezamos dos o tres semanas antes que en Junín. Estamos yendo bastantes a entrenar. Tenemos un profe nuevo, que prepara a las arqueras y también nos entrena a nosotras cuando no están Mari (Costa) o Darío (Eletto).

Fue mucha alegría la vuelta a los entrenamientos. Yo estoy terminando el secundario y todo era entregar trabajos y trabajos. Volver a entrenar fue como que me despejó la cabeza. Nosotras ya habíamos podido volver a jugar turnos, pero no es lo mismo. Como no es lo mismo entrenar sola, que a mi me re aburría y terminaba no haciéndolo. Estar en el club, con las chicas, volver a reírnos juntas. Fue algo muy loco porque nunca pensamos que iba a pasar algo así.

Nosotras ya teníamos un equipo para jugar de cinco o de seis, entonces a muchas de las chicas ya las venía viendo. Pero volver a ver a las más chiquititas, que tienen una pasión increíble, te hace pensar qué lindo es esto. Hay una que es una crack, la veía correr, tirarse para sacar la pelota. Una genia. Siguen saliendo nuevas camadas de Rivadavia. En el primer entrenamiento nos hablaron mucho de la responsabilidad individual y de los protocolos. Tenemos que llegar con el barbijo, tomarnos la temperatura antes de entrar al club, llenar una planilla con nuestros datos y cada una lleva su botella de agua personal.

Fueron muchos meses aguantándonos las ganas de tener revancha por la última final. Dario nos preguntaba si teníamos ganas de competir y todas estábamos súper entusiasmadas con eso. Competir es una necesidad para nosotras. Empezaron a entrenar algunas chicas nuevas. Irse no se fue ninguna del equipo de Primera. A algunas se le puede complicar más por el trabajo o el estudio, pero estamos todas.

LOLA BERMÚDEZ – SARMIENTO SUB-17

Cuando nos avisaron que parábamos por la cuarentena pensábamos que iba a ser poco tiempo. Encima ese fin de semana que empezó la pandemia íbamos a viajar a jugar. Estábamos re contentas porque nunca viajamos. Y empezó todo esto. Después se empezó a hacer todo más largo, nunca pensé que íbamos a volver este año. Extrañé mucho estar con mis compañeras, poder tocar la pelota y jugar al fútbol.

El reencuentro me generó mucha felicidad, porque cuando yo voy a fútbol me distraigo de todo. Mis problemas quedan afuera y es mi momento. Se extrañó un montón. Con el colegio estuve bien, nos fuimos acomodando como se podía. Y en Sarmiento también hicimos bastante Zoom con Jonny (Villarreal) y Rena (Ubalton). También nos mandaban actividades para hacer y que no nos quedáramos sin hacer nada ni desconectadas del equipo.

Hubo momentos en los que ya no daba ganas de hacer nada. Estar tanto tiempo encerrada, sin ver a nadie, es como que no te daba ganas de seguir haciendo cosas. Obviamente estamos esperando también que empiece la competencia. Tenemos más ganas que nunca de ir a ganar, porque queremos tener nuestra revancha y ser campeonas, que no se nos dio. Es lo que más queremos.

Siempre es bueno recibir a nuevas jugadoras porque aprendemos un poco de todas. No creo que se trate de competir por un puesto, sino que cada una va a los entrenamientos para dar lo mejor de ella y después el que decide es Jonny. Lo primero que nos remarcaron los profes en la vuelta fue que tratemos que nos vaya bien en la escuela, que es muy importante. Después nos dijeron que tenemos que cuidarnos también afuera de lo que es el club, porque si una está contagiada y está con las demás puede perjudicar a todo el equipo. Ahora que arrancamos, no queremos frenar por algo así.

JENNIFER GARAYALDE – UNNOBA

Cuando nosotras terminamos el Nocturno tuvimos descanso, por tema organizativo del calendario de la universidad. Normalmente cuando arranca la facultad, arrancan los entrenamientos. Justo para el momento en que empezó la cuarentena tocaba volver. Pensamos van a ser 15 días y ya está. Tendríamos que haber jugado también los Regionales, pero llegando a la fecha Diego (Carpinella) nos dijo que como era de esperarse los JUR no se iban a hacer. Nunca se había hablado de jugarlos en realidad, porque estaba todo frenado.

A mí me encanta jugar en UNNOBA porque me encanta el grupo y la amistad que tenemos entre todas, entonces fue eso lo que más extrañé, además del fútbol. Juntarse y pasar el rato con ellas es lo más. Quise hacer ejercicio en mi casa y no hubo caso. Armamos como un gimnasio con mi hermana y la verdad que no funcionó.

Ahora que arrancamos a entrenar tres veces por semana ya me acomodé hasta en el trabajo para ir. Voy los tres días. Llegar, ponerte a joder, decirte alguna boludez… Me di cuenta que extrañaba más a las chicas que el fútbol. Me pasó que con esto de la pandemia salgo dos horas antes del trabajo. Cuando vi los horarios era un día a las 15.00, otro a las 19.00 y otro a las 13.00. Ese último lo tenía que negociar, porque salgo a las dos. Por suerte lo re entienden porque saben lo que me gusta jugar. Antes trabajaba hasta las 16.00 y no lo podía hacer porque entrenábamos dos días y a las 13.00.

En la primera práctica estaba David (Forconi) y decíamos bueno, podemos jugar un picadito… Y nos decían no chicas. Creo que todas teníamos la misma intención. Una de las chicas se vino de Lincoln y decía me hice 60 kilómetros y no podemos hacer 20 minutos de partido. Pero se disfrutó mucho, por volver a verlas a todas y juntarnos otra vez. Diego trataba de hacer siempre algún Zoom, pero obviamente no es lo mismo.

Sé que el hecho de que haya Nocturno depende mucho de que pueda ir gente a las canchas, para que se pueda financiar. Nosotras hasta le preguntábamos a David si no podíamos juntar la plata para pagarle nosotras a los árbitros. Era como que queríamos hacer cualquier cosa con tal de que hubiera partidos. O también se tendría que conseguir un sponsor. Hay tiempo para seguir entrenando y ver qué pasa.

ROCÍO BALLEJOS – VILLA BELGRANO

Cuando paramos me tocó comunicárselo a las chicas, porque además de jugadora soy secretaria del club. Después Cristian (Contrera) también les dijo que había que esperar, porque no se sabía nada. Arrancamos con que eran 14 días de cuarentena. Yo venía de no haber jugado el Nocturno y pensaba ojalá volvamos cuanto antes. Evidentemente se extendió más de lo esperado. Extrañar se extrañó todo. Ayer la felicidad, la energía hermosa que hubo en el entrenamiento… Teníamos que correr y lo hacíamos como nunca. A la noche pregunté cómo se sentían, si alguna tenía algún dolor, y más allá del cansancio general  o algún dolor de cabeza por el sol, todas estaban felices.

Si vos te ponés a pensar, lo que más extrañás es el día a día, más que los partidos. Nosotras capaz jugamos 20 partidos al año. El resto es entrenamiento, día a día, ir a jugar un sintético. Y era eso lo que se extrañaba. En mayo era terrible. Encima veíamos que acá en Junín no teníamos ni un  caso, pero a la vez no podíamos hacer nada. Fue complicado. Era difícil mantener el contacto, tirar un poco de onda para que todo levantara. Y con las más chiquitas fue muy difícil, porque siguen sin poder entrenar y es lo que más cuesta. Por suerte los papás entendieron la situación.

Tenemos preparador físico nuevo, Lautaro Iglesias. Habíamos hablado con él, es un chico del club, que hizo inferiores acá. Ya se recibió, la verdad que tiene una visión y una ganas de trabajar tremendas. Obviamente está súper complicado con otros trabajos y así y todo siempre se acomoda los horarios para poder estar con nosotras. En cuarentena nos han pasado trabajos para hacer y despejado cada duda de cómo hacer algo y cómo no. Sabe mucho de fútbol y doy fe que sestá siempe hablando con Cristian para programar los entrenamientos. Ahora estamos queriendo incorporar un ayudante de campo. En ese sentido tengo que agradecerle a Ricardo y a toda la comisión que siempre tratan de cumplir con todo lo que pido.

La idea es que haya Nocturno, obviamente si el Municipio lo permite. Abrir la cancha y jugar implica jugar con gente. En Junín creería que no existe club que económicamente pueda costear un torneo sin gente. Eso es lo que se complica. No tenés gente, no tenés cantina. Económicamente es una pérdida y ese es el gran inconveniente que tenemos hoy por hoy pensando en arrancar. Veremos en enero, que me parece un buen tiempo. Pero es una situación en la que mucho no se puede proyectar.

Hoy hay mucha incertidumbre respecto a los planteles, porque muchas jugadoras todavía están probando, eligiendo. Yo obvio que no me voy a ir a ningún lado. Las chicas de BAP me invitaron, pero imagínate que yo soy jugadora, coordinadora, dirigente. No puedo volver a entrar al club si me cambio de equipo. Ni se me cruzaría por la cabeza. Solo jugué en Santa Alicia cuando no había femenino en Villa. Pero otra camiseta, bajo ningún punto de vista.

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