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Camila Molina, que el fútbol nunca deje de ser canchita en la casa del abuelo

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Imaginate que de chiquita vas a comer un domingo a la casa de tus abuelos, en una enorme mesa familiar, y que en ese mismo lugar te está esperando una canchita de fútbol que invita a acelerar la digestión para salir a jugar sin distinción de edad ni género. ¿Cómo no te vas a enamorar? Así fue la infancia de Camila Molina, que con 20 años llegó desde Chacabuco para convertirse en flamante refuerzo de Villa Belgrano para un Nocturno en el que hoy mismo le tocará hacer el debut, enfrentando a Ambos Mundos en cancha de Defensa.

Llegó casi como bendición de año nuevo, porque la lesión de Flavia Aguad, sumada a la salida de varias jugadoras del plantel, habían dejado al equipo que dirige Cristian Contrera con escasez de delanteras. Por eso, pero también porque no saben hacerlo de otra manera, Las Villeras la recibieron con brazos bien abiertos… Y probablemente con puentecito de la muerte, también.

«Yo siempre jugué de delantera. A lo sumo de volante, pero siempre arriba. Llegué por mi tía (Norma Chaca Molina). Acá me había quedado sin jugar, por el estudio y todo. Ella me hizo la invitación para ir a Villa. Las chicas me recibieron de la mejor manera. Enseguida me hicieron parte del grupo y eso ayudó un montón a entendernos tanto dentro como fuera de la cancha», le contó a Junín24 Fútbol Femenino quien hoy mismo podría hacer su debut oficial en Liga Deportiva del Oeste.

Previamente, Camila Molina había jugado para 9 de Julio en el inicio de la liga de fútbol femenino de Chacabuco, pero dejó cuando quedó embarazada de quien hoy la acompaña a cada entrenamiento. Retomó jugando para la Sub-19 de San Martín, pero todavía se le complicaba poder entrenar por estar estudiando. Así, entre el esfuerzo y los malabares que todavía son parte del día a día de la futbolista, decidió volver a darse ese tiempo que es de ella y nada más. Conocer gente y equipos nuevos. Y lo más importante, competir.

«Hay que hacerse espacio para todo. Yo acá no estaba compitiendo, porque la Sub-19 no compite. Tenía ganas de salir de Chacabuco, de conocer a otra gente. Se presentó la posibilidad de que ella me lleva y me trae, entonces me puedo hacer el espacio para todo. Lo primero que noté en los amistosos fue un nivel completamente diferente», dijo la delantera.

Y sobre su nuevo entrenador, agregó: «Me recibió muy bien. Me explicó que todas estamos en la misma situación, sin importar si hace un día o tres años que estoy en el club. Me gustó su tranquilidad, la manera en que te explica en cada entrenamiento. Por ahí estamos haciendo un partidito y él lo frena para corregir el error y ver cómo mejorarlo. Siempre lo dice de buena manera. Maneja todo con mucha tranquilidad y en los partidos es igual».

Para confirmar que el DT tiene palabra, Camila Molina no tardó en hacerse lugar en el equipo, al punto que se perfila para ser titular hoy ante Ambos Mundos. «Había notado que faltaban delanteras, entonces suponía que al menos en el banco de suplentes me iba a tocar estar. Pero ver cómo funciona el equipo y cuánto me tienen en cuenta, eso sí que no lo esperaba tan rápido», aseguró.

Además, se refirió a las cualidades que la destacan y con las que espera poder hacer un aporte importante al equipo: «Siempre me destacaron por ser bastante rápida. Cuando tenía más práctica le estaba pegando mejor al arco. Ahora me está faltando un poco de entrenamiento ahí. Me gusta desbordar, encarar. Nunca fui tan de hacer goles, sino más de buscar el pase, el centro. Todavía estoy medio fuera de estado, así que tengo para mejorar. Pero soy de dejar todo en la cancha. Si sale, sale. Y si no se intentará mejorar. Ponerme presión no me sirve en el momento. Obviamente si fallo mucho me vas a ver que salgo enojada, porque me frustro».

Se da la particularidad de que Villa pudo hacer amistosos de pretemporada contra los dos equipos con los que comparte el Grupo C de este Nocturno: Ambos Mundos y Rivadavia de Junín. La chacabuquense sabe de la dificultad que planteará cada partido, al igual que es consciente de que el formato de competencia y el sistema de clasificación a semifinales casi no dan lugar para el error.

«Es algo que hablamos mucho. Que es un torneo muy cortito, que no podés fallar porque no te da oportunidad a recuperarte. Tengo mucha ansiedad por el debut, hace mucho que no juego un campeonato. Ver las tribunas con gente, porque no hay anda más lindo que tu gente te apoye, que esté ahí. Los que puedan ir desde Chacabuco, van a ir. Por suerte tenemos una familia muy futbolera, a todos les encanta. Entonces, lugar que vayamos es lugar en el que nos van a bancar siempre«, dijo.

Pero pase lo que pase en el Nocturno, las buenas noticias para Villa tienen que ver con que tan bien han hecho sentir a Camila Molina en su corta estadía que tiene ganas de quedarse para lo que venga: «Por una cuestión de comodidad, siempre sería más cómodo jugar en Chacabuco. Pero estoy muy bien ahí en Junín, me recibió muy bien el grupo y eso, sumado al poder conocer a otra gente y otros equipos, es algo que te alienta a seguir. Acá en Chacabuco con el único equipo de ahí que habíamos jugado era contra Sarmiento, que hicimos varios amistosos. Pero no conocía a los otros equipos y eso me gusta. Así que preferiría quedarme ahí en Junín, más con Chaca que también estamos juntas en todos lados. Donde ella vaya yo voy», aseguró.

FAMILIA FUTBOLERA

El hilo que se enrolla para reconectar con el origen siempre devolverá a Camila a la canchita familiar en la que desde muy chiquita supo que quería jugar como el abuelo y como papá, pero también como la tía, como la prima… Porque en la casa de los Molina la pelota se la pasan entre todos.

«Mi abuelo jugó, mi papá jugó. Mis primos juegan todos, mi tía, mis primas también. Tengo una hermana, Melina, que tuvo que dejar un tiempo porque está lesionada. Estaba la posibilidad de que fuera también a Villa, pero justo se lesionó. Un año más chica y siempre digo que juega mil veces mejor que yo», empezó diciendo.

Y recordó: «Mi abuelo en su casa tiene una cancha instalada. Todos los domingos comemos y entre nosotros, que encima somos un montón, siempre se armó partido desde que éramos chiquitas. Como ya nos gustaba, apenas vimos que se podía ir a una Escuela de fútbol fuimos las dos al Club 9 de Julio, desde el primer día juntas a todos lados. Cuando ella cambió de club, yo cambié con ella. Y así…».

Cuando toca volver a soltar ese hilo, incluso hacerlo atravesar obstáculos, Camila sigue manteniendo vivo el mismo deseo de la infancia: «Obviamente que desde que soy chiquita sueño con ser futbolista profesional. No se si me daría, pero si se me presentara la oportunidad haría todos los esfuerzos que haga falta para poder lograrlo».

CHACABUCO, EL INICIO DEL CAMBIO

Si bien todavía no hay competencia de liga para este año en Chacabuco, ya ha retomado los entrenamientos el seleccionado femenino que hizo historia en 2019, llegando a las semifinales del Torneo Provincial en el primer año de formación, haciendo ruido para que las vean y entiendan que vale la pena hacerles lugar. Aunque no le tocó ser parte de aquel plantel, Camila Molina valoró los cambios que empezaron a llegar de la mano, aunque entiende que todavía queda mucho por cambiar.

«Yo creo que un poco cambiaron las cosas con lo que logró la Selección. Tal vez no tanto como hubiésemos esperado, pero la pandemia también frenó mucho. Lo que logró fue empezar a cambiar la mentalidad de mucha gente de Chacabuco, que empezó a ver que las chicas también podíamos lograr algo importante jugando al fútbol. Hasta hoy hay mucha gente a la que le cuesta cambiar el chip, que no se da cuenta que todos somos iguales y que todos tenemos posibilidad de hacer grandes cosas. Yo creo que las chicas hicieron un buenísimo torneo a pesar de que era el primer año del equipo. Obviamente las familias van a apoyar, pero se siguen sintiendo algunos malos comentarios desde afuera. Que se vayan dejando de lado de a poco, aunque directamente no tendrían que estar, es un gran progreso», concluyó.

Por Juani Portiglia

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