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JPro Mujeres Junín: «Ni flores ni bombones»

Locales

JPro Mujeres Junín emitió un comunicado de prensa a propósito del Día Internacional de la Mujer que se conmemora este 8 de Marzo.

El texto de la nota es el siguiente:

«¿Cuándo fue la primera vez que te gritaron en la calle? ¿Cuándo fue la última vez que le avisaste a una amiga que llegaste bien a tu casa? ¿Te acordas cuando tuviste que cambiar de rumbo porque sabías que te estaban siguiendo? Y del cambio de ropa, ¿Te dijeron en algún momento que estabas muy provocativa? ¿Qué pantalón corto en gimnasia era solo para los varones? ¿Te dijo en qué gastar y cuánto? ¿Se enoja si salís con amigos? ¿Alguna vez te dijeron que tu trabajo era insuficiente y que tenías que hacer ciertas “concesiones” para ascender? ¿Te dijo que no valías nada y que no ibas a conseguir a nadie mejor que él? ¿Te levanto la mano? Vivimos atravesadas por múltiples experiencias, anécdotas, y recuerdos de todas aquellas primeras veces que estuvimos atravesadas por una manifestación, dicho o acto que nos cambió la forma de relacionarnos cotidianamente. 

En las noticias siempre nos alertamos cuando aparece una mujer asesinada, abusada o está desaparecida, los medios averiguan sobre ella, sobre su vida, sobre qué circunstancias la rodearon, en que estaba metida y el énfasis SIEMPRE está en ella como principal problema. Que algo habrá hecho, qué estaba vestida con un short, que era de noche, que sus viejos no la controlaron, que eso le pasa por alejarse de alguna divinidad. Excusas, sólo excusas que no permiten mirar más allá del ombligo justificatorio de la violencia. La mirada nunca estuvo sobre el qué lo hace, qué es lo que le pasó por la cabeza; y solo los justificamos con que “es un enfermo” porque no queremos ni podemos asimilar que estamos lejos de eso, cuando la realidad es otra. La violencia de género es una manifestación estructural de poder un padrón que responde a observaciones socioculturales patriarcales, con la finalidad de mantener la subordinación. Desde que somos muy pequeñas, nos dicen cómo y con qué vestirnos, qué color elegir, qué deporte hacer, que ser mujeres sólo se completa con la idea pregonadora de hijos y matrimonio, a ser sumisas ante una orden. 

Pero ¿Alguien en algún momento se puso a pensar, de forma individualizada, si todo eso era lo que realmente nos hacía felices? No. Todos nuestros ámbitos están atravesados por comentarios y hechos que hoy “están fuera de lugar” -en realidad, siempre son comentarios que estuvieron mal- y no somos histéricas por marcar la cancha sobre todo lo que nos corroe, ni ponerle un párate a ese compañero del trabajo que se quiere hacer el canchero con nosotras. Abrir los ojos en un nuevo “día de la mujer”, nos permite también mirar con lupa todo lo que nos pasa en la cotidianeidad, poder hacer algo cuando aquella vecina grita ayuda, o vemos que están acosando a alguien en la calle, ayudar a aquella amiga que está metida en el ciclo de la violencia. La fórmulas de violencia siempre estuvieron gestadas en una sociedad que demanda constantemente la intervención inmediata. 

En Argentina cada 29 horas, sucede un femicidio y, no podemos seguir hablando de cifras como si todo fuese algo meramente matemático. El femicidio es el último escalón de una violencia que viene desde antes y de manera escalonada. Los femicidas tienen nombre, y las víctimas, toda una familia que hay que ayudar, contener. El movimiento feminista y la divulgación de información llego para generar un punto de quebrantamiento a aquellos comportamientos que siempre ocurrieron pero que siempre lograron minimizarse porque sucedía en el ámbito personal.

La revictimización también nos pasa en la cotidianeidad, por ejemplo, cuando queremos hacer una denuncia, o el mismo sistema judicial nos pasa por la burocracia de contar 60 veces lo mismo. Incluso, cuando suceden hechos como un abuso o violencia de género, solemos poner en una cajita de cristal a todas aquellas personas que atravesaron la situación, y eso también es revictimización. No son solo víctimas de un Estado, de un abusivo, de la policía, de la falta de políticas públicas; son sobrevivientes.

El feliz día ya no es un mensaje que tenemos que seguir recibiendo de nuestros compañeros, hijos y hermanos, entiendo que se trata de una simple costumbre que se impuso y que tenemos que responder con un gracias y una sonrisa. Pero, ¿es necesario seguir continuando con esto? Las mujeres somos mucho más que un título, somos aquellas que impulsamos las grandes economías, las guerreras de la batalla por el COVID-19, las que salen a la calle a pelear por nuevos derechos, aquella policía que denuncia a su compañero porque abusó de su poder, somos aquellas abogadas y juezas que todo el tiempo pelean contra un sistema que está mal, somos niñas, madres, abuelas, compañeras de laburo, y amigas. En el día de la mujer es necesario recordar que hay muchos reclamos que fueron saldados por leyes, pero que eso no implica su efectivo cumplimiento.

Un artículo en una ley, es un reconocimiento, pero en la práctica la situación es diferente. El 8M ya no se celebra, se lucha por todo lo que falta hacer, se honra a todas aquellas mujeres que nos han dado lo que tenemos hoy, se grita por las que ya no están y porque el silencio ya no es una condición. No queremos rosas, ni bombones, queremos una vida libre de prejuicios, libre de concesiones para ascender a nuestros puestos, libre de que duden de nuestra capacidad de gestión, y mucho más libre de cualquier tipo de violencia», concluyó el comunicado.

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