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Cuatro razones de UNNOBA Tetracampeón

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El último lunes en cancha de Newbery, UNNOBA derrotó 2-0 a Origone en la final del Nocturno con goles de Sofía Borsalino y Felicitas Gil, consiguiendo así su séptimo título desde que compite en Liga Deportiva del Oeste y el cuarto de manera consecutiva, para confirmar también en este inicio de año la supremacía que había tenido en la competencia doméstica a lo largo de todo 2022.

Dicen que el fútbol es el más impredecible de los deportes. En parte, hay mucho de razón en el concepto si lo que se analizan son períodos cortos de tiempo. Un equipo superado en cancha pueda ganar un partido. Un equipo que en los papeles tiene menos armas que otro puede tener un mejor rendimiento durante 90 u 80 minutos de juego. Incluso se puede escapar un título que se merece, como sucedió con la Selección de Junín después de jugar una gran final de vuelta en casa ante Bahía Blanca. Pero el fútbol deja de ser impredecible cuando se evalúan períodos más largos. En el caso de Las Guerreras, el Tetracampeonato se justifica a partir de un cúmulo de factores que toman mayor trascendencia en la victoria, pero que bien saben sus protagonistas que estaban ahí incluso si hubiese tocado perder algunas de esas finales. En razón del número que se celebra, decidimos quedarnos con cuatro razones principales que lo fundamentan. Créannos que hay más.

LA APUESTA COLECTIVA

En un equipo que está lleno de individualidades para destacar, a lo largo de cada torneo terminó imponiéndose siempre el sentido colectivo que permitió alcanzar partido a partido un alto rendimiento futbolístico sin importar quién fuese la jugadora destacada de ocasión e incluso cuando hubo ausencias importantes que podrían haber resentido ese funcionamiento. Con aciertos y con errores, elementos que convivirán siempre en el deporte de competencia, se siguió siempre una línea de intención, con pequeñas variaciones en función de los rivales de ocasión y del plantel a disposición, que hicieron reconocible a qué juega UNNOBA en cada partido, sin que se pudiera por ese conocimiento anular el juego de UNNOBA. De hecho, Las Guerreras fueron el primer equipo que en Liga Deportiva del Oeste dejó ver un claro trabajo de movimientos mecanizados como complemento a los destellos de inspiración individual.

LA MENTALIDAD PARA SUPERAR OBSTÁCULOS

Haciendo a un lado el Apertura 2022 que se conquistó de punta a punta, sin ceder siquiera un empate en el camino, con valla invicta y amplio poderío ofensivo; UNNOBA atravesó momentos de adversidad en los otros tres torneos que viene de conquistar. En el pasado Nocturno, ese que llevaba todo el peso de volver a levantar un título después de largo tiempo, lo sufrió nada menos que en la final ante Rivadavia de Junín que lo tuvo en desventaja demasiado rápido. Lo superó en medio de una lluvia torrencial que siempre perjudica a quien tiene la necesidad de ir a buscar, empatándolo sobre el final del partido y quedándose con la victoria en los penales. En el Clausura 2022, ante la necesidad de rotar el plantel por estar jugando también Copa Federal, sufrió una serie de derrotas que no estaban en los planes y en las que terminaron por reconocer que habían estado lejos de su mejor versión futbolística. De esa aceptación del error surgió precisamente la mentalidad y el orgullo para revertir el panorama, jugando partidos de alto vuelo en las semifinales ante Origone y la final ante BAP, justificando así el tricampeonato. El golpe de comenzar perdiendo este Nocturno ante Origone, el rival que se presumía iba a ser el que le diera mayor batalla en la lucha por el título, encontró un rápido cambio de chip para que en la continuidad del torneo solo hubiesen victorias, incluidas algunas de gran rendimiento futbolístico como los cuartos de final ante Juan El Bueno, las semifinales ante BAP y la Finalísima ante Origone, donde mostró su mejor versión de las tres veces que les tocó verse las caras en el mismo torneo.

LAS LÍDERES FUTBOLÍSTICAS

Juana Garayalde y Pini Tamburrini son futbolistas absolutamente diferentes entre sí. La primera, gobierna desde el silencio, la mirada, el toque de calidad en el lugar correcto y el momento justo. La segunda asume la palabra, explota con la pelota en los pies y hasta disfruta de los roces propios del juego. Las dos lograron que no se conciba a Las Guerreras sin cada uno de esos aportes necesarios que las volvieron a la vez complementarias. Con ellas como núcleo nace otro sinfín de sociedades con diferentes interpretes que abarcan todas y cada una de las líneas del juego.

LA VARIEDAD DE SOLUCIONES

A lo largo de los cuatro torneos, por acierto del cuerpo técnico y por disposición y compromiso de las propias futbolistas, UNNOBA se las ingenió para suplir ausencias importantes sin que el funcionamiento colectivo se resienta. El ejemplo más concreto se produjo en este último Nocturno en que no pudo contar con Nadia Ramírez como referente de la defensa y tampoco con el desequilibrio de Felicitas Gil en el inicio. Pero especialmente porque terminó disputando los partidos definitorios con una defensa completamente diferente de la habitual debido a la falta de Jenni Garayalde, de grandes actuaciones en cada uno de los partidos que jugó. Wanda Silva, Gisela Susi reinventándose como zaguera y María Eugenia Koch dando una mano ya sea en defensa o el mediocampo ayudaron a que esa falta se notara menos. También Karen Cabral, Valentina Trivelli y Antonela Andrada cuando fueron requeridas de mitad de cancha en adelante. Pero también si se va más atrás en el tiempo, Las Guerreras mantuvieron estilo y rendimiento ante otras ausencias que se hubiesen sentido en cualquier equipo, como las de Fiama Darrieu o Catalina López, incluso la de una referente histórica del ataque como Renata Carbone, que se despidió ganando el Nocturno 21-22.

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