El taxista pone énfasis para demostrar que no se trata de un chiste, que no es una exageración, que lo que cuenta pasó de verdad. La ciudad se quedó quieta. Hace poco más de un año los chicos no fueron al colegio ni los grandes a sus trabajos. El termómetro llegó a cero grado y Asunción se sintió inútil. “Imaginate que las escuelas no están calefaccionadas para soportar ese frío -sigue el taxista-. Ni siquiera nosotros tenemos abrigos muy importantes. Acá nos gusta esto, acá estamos acostumbrados al calor”.
Será un rival más para Boca. Además de Libertad, que ya no es aquel conjunto deshilachado del partido de ida, el equipo de Guillermo Barros Schelotto deberá jugar en un escenario caliente: lo esperan más de 30 grados en el Defensores del Chaco. Aunque la buena noticia es que para la hora del partido (18.30 de acá, 19.30 en Argentina) el sol ya estará oculto y no será tan cruel como lo es más temprano con temperaturas que merodean los 40 grados.
El problema ocurrió en el parate por el Mundial. Allí Libertad perdió entre otras cosas a su técnico, Aldo Bobadilla, y a uno de sus goleadores, Santiago Salcedo. Y el combo se agrandó en el inicio del Clausura paraguayo en el que no ganó en las primeras cuatro jornadas (marca histórica para el equipo) y tocó el fondo de la tabla. En medio de ese tobogán fue a la Bombonera el 8 de agosto y no dio la talla.
Ahora la historia es otra: tres triunfos al hilo (contra Guaraní, Nacional y Sol de América) lo hicieron saltar hasta el tercer lugar del Clausura paraguayo, a cinco puntos del líder Olimpia. Y le renovaron la confianza de cara al partido de esta tarde.
Será clave para el local tratar de golpear de entrada y achicar diferencias. Saben que el paso de los minutos, más allá del 2-0 que trae Boca de la Bombonera, será un aliado para la velocidad de Pavón y la frescura de Zárate ante un bloque defensivo pesado.