Jerry Sloan, uno de los mejores entrenadores que ha tenido el Utah Jazz en la historia de la NBA, murió a los 78 años a causa de las enfermedades de Parkinson y demencia con los cuerpos de Lewy. Los diagnósticos de dichos padecimientos se dieron a conocer desde 2016.
Sloan dedicó su vida entera al básquet: su primera experiencia como jugador profesional fue en Chicago Bulls, donde llegó en siete temporadas a playoffs y en dos de ellas avanzó hasta la Final de la Conferencia Este. Su promedio de puntos por partido fue de 14 después de 11 campañas.
Posteriormente, su etapa como entrenador superó su trayectoria como basquetbolista: comenzó como cazatalentos en los Bulls hasta que fue nombrado como el entrenador en jefe en 1979, pero el gusto sólo le duró 3 años al haber clasificado sólo una vez a la postemporada.
Entonces, fue nombrado como asistente del Utah Jazz y en 1988 asumió las riendas del equipo de manera definitiva. Ahí fue donde obtuvo sus más grandes logros al haber llevado a la franquicia a las únicas dos finales de la NBA que ha disputado en la historia en 1997 y 1998, aunque en las 2 perdió ante los Chicago Bulls de Michael Jordan. Renunció en 2010 después de haber clasificado a playoffs 15 veces consecutivas.
Debido a su exitosa trayectoria, Sloan ingresó al Salón de la Fama de la liga norteamericana en 2009. Además de todos los logros mencionados anteriormente, registró un total de 1221 victorias en temporada regular, para colocarse como el tercero mejor en este departamento, sólo por debajo de las 1333 de Don Nelson y las 1332 de Lenny Wilkens.
Sabemos perfectamente que muchas veces el deporte no es justo con sus máximos exponentes: Jerry Sloan falleció a los 78 años de edad sin ningún título de NBA, pero con un legado que pasó a la historia como uno de los mejores y prácticamente imposible de igualar.