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Agustina Donato: «Vivo del gol, pero la tabla de goleadoras está en un segundo orden de objetivos»

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Decir que Agustina Donato vivió una tarde soñada el sábado pasado sería pensar que a la hora de dormir fue tan egoísta que se imaginó haciendo ella sola todos los goles del triunfo cardiaco de Platense 4-3 sobre Rosario Central, que le dio la clasificación a los cuartos de final de la Copa Rexona de Primera División.

Imposible soñarlo así. Pero que pasó, pasó. Porque a la número nueve le tocó materializar en la red todo el esfuerzo colectivo, incluido un cuarto gol que llegó en tiempo de descuento, cuando ya parecía que el empate clasificaba a las rosarinas. Agustina Donato tuvo una tarde soñada que no soñó y que en definitiva fue mucho mejor vivir despierta.

-¿Empezó a bajar la adrenalina después de semejante desenlace?

-La verdad que todavía estamos bastante arriba, tratando de caer. El día siguiente fue una locura. En lo personal, no di abasto de contestar mensajes por todos lados, menciones. La verdad que fue hermoso. Hoy (el lunes) ya estoy un poco más tranquila y tratando de dimensionarlo.

-Cuatro goles es pelota, ¿más qué?

-La pelota ya la tengo. Y el mismo sábado a la noche ligué un fernet grande de una de mis compañeras, que me lo había prometido antes del partido si hacía dos goles. Por suerte hice más. Eran dos fernet, los voy a reclamar.

-Se suele decir que los torneos tan cortos no dan lugar a la recuperación. Ustedes la tuvieron después de arrancar perdiendo con UAI…

-Cuando se sorteó el fixture y quedó conformado el grupo, pero sobre todo el orden de los partidos, un poco sabíamos que la posibilidad era que se terminara dando así. Sabíamos que nos tocaba la primera fecha de visitantes con el cabeza de grupo, uno de los clubes más importantes porque todos sabemos lo que es la UAI. Terminamos perdiendo 5-2, pero fue un escándalo arbitral. Capaz que un empate hubiese estado bien. Sabíamos también que el segundo partido era contra Defe, que viene en un contexto complicado con la pandemia y nosotras podíamos sacar algún tipo de diferencia. Queríamos más goles y no alcanzamos. Y a la vez sabíamos que el tercer partido muy probablemente iba a ser a matar o morir, como terminó siendo. La vimos venir.

Foto: Club Atlético Platense

-Con UAI se dio un resultado mentiroso, pero contra Defensores por ahí sufrieron más de lo esperado. ¿Lo sintieron así?

-Sí, es verdad. Con UAI estábamos más cerca y tanto con Defe como con Central se nos complican lo partidos de la misma manera, porque íbamos ganando 2-0 y se nos ponen 2-2. Los dos partidos tuvieron momentos que se nos complicaron y ahí es importante la fortaleza del grupo, porque nos supimos reponer de las dos cosas, sobre todo en este último partido contra Central que lo sacamos delante de una manera increíble.

-¿La tabla de goleadoras es algo que ahora también mirás como objetivo?

-No, eso no. Me gusta verme ahí, es importante porque yo soy nueve y vivo del gol. Pero está en un segundo orden. El sábado me pasó que dos o tres personas me dijeron que había quedado goleadora hasta ese momento. Obvio que me pone contenta porque me vengo esforzando muchísimo, en la cuarentena me entrené como nunca para volver mejor o igual que como había terminado, que me sentía en un gran momento. Es un mimo personal, pero no ocupa un lugar central.

-El formato de este torneo, mucho más corto de lo habitual y ahora con partidos de eliminación directa, ¿genera mayor ilusión en todos los equipos a la hora de aspirar al título?

-Es la discusión eterna de nuestro fútbol entre los torneos cortos y los torneos largos. Si los torneos cortos son o no más competitivos para los que no son los denominados equipos grandes. En el masculino todo el tiempo se da esa discusión. Este torneo tan atípico lo resalta, porque es como un Mundialito y realmente puede pasar de todo. Pero así como pasa eso de jugarte la vida en siete partidos, también te digo que es durísimo clasificar, más en la posición que empezábamos nosotros que ya sabés que te toca un cabeza de serie que terminó entre los primeros cuatro el otro torneo. Y ya clasificados, después hacés un pantallazo de cómo están los cruces y la verdad que tenés Boca y si pasás River y después UAI si accedieras a una hipotética final. Entonces tenés que ganarle a los tres que hace años que no pierden puntos con los demás para salir campeón. Ahí hay una gran dificultad.

-Para el mejor desarrollo del fútbol femenino, ¿tenés algún formato de preferencia?

-Personalmente me gustaban los torneos Apertura y Clausura. Es el formato con el que yo me crié. Tengo 31 años y he visto varios formatos. En los últimos años hubo muchos cambios. Antes los formatos estaban más consolidados. A mí me gustaban esos dos torneos cortos que duraban seis meses cada uno, no dos meses o uno. El torneo largo sí me parece que ayudaría a alinearse un poco más con como son las competencias a nivel continental, con los libros de pases europeos y todas esas otras cosas que son medio extrañas.

Foto: Club Atlético Platense

-Ya que hacés una referencia al mercado de pases, ¿cómo crees que salió Platense del último periodo de fichajes?

-Lo que pasa es que Platense es un club particular en ese sentido porque apuesta muchísimo por las inferiores. Es una ventaja y es un proceso distinto a los que afrontan muchos otros clubes. Yo no juzgo qué es mejor o peor, pero la realidad es que Platense apuesta a su semillero y se provee permanentemente de sus propias inferiores. Se fueron varias jugadoras, incluso a finales del anterior torneo. Con la profesionalización fue todo un tema reorganizarse, porque requiere de un montón de cosas, un montón de sacrificios a los que por ahí no estábamos acostumbradas. Cosas que antes eran toleradas ahora ya no. Pero creo que nos fuimos adaptando bien. Hoy el equipo está consolidado con una mezcla de experimentadas, que es necesario en todo plantel, y jugadoras jóvenes que pueden jugar más libres de presión y más sueltas.

-¿Cuando se anunció un cupo extra para la próxima Copa Libertadores también generó ilusión en Platense?

-Ni hablar que lo charlamos y que es un incentivo más. En buena hora llegó, porque era muy poco un solo cupo para Argentina. Si bien se genera por nuestra localía en la próxima Libertadores y no por el cupo del país en sí, es importante y obviamente que lo vamos a buscar porque la Libertadores es el sueño de toda jugadora de fútbol femenino. A cualquiera que le preguntes, los objetivos de su carrera son la Selección, el exterior y la Libertadores.

-Ahora que se vienen los cruces de eliminación directa, ¿crees que 90 minutos de fútbol pueden emparejar diferencias económicas y estructurales entre los equipos más poderosos y los que no traen la chapa de candidatos?

-Creo que puede pasar de todo, absolutamente. Sobre todo entre determinados clubes. Hay una brecha entre los denominados cuatro grandes de siempre y por ahí los cuatro de más abajo. Esa brecha todavía es grande. El fútbol es impredecible pero tampoco tanto. De todos modos se puede dar. En nuestro caso, jugando contra los de arriba creo que podemos sacar un buen resultado y no creo que eso vaya a ser un milagro. El útimo partido antes de la pandemia fue contra Boca. Perdimos 7-2 y vos podés decir que fue una paliza. Pero en realidad los últimos tres goles son en tiempo de descuento, aunque parezca increíble. Eso desvirtúa todo. Pero le empezamos ganando a Boca, le hicimos dos goles, fuimos 2-2… Entonces poder sacar un buen resultado no es una locura para nada.

Foto: Club Atlético Platense

DONATO DT

A la vez que está próxima a disputar los cuartos de final de la Copa Rexona con Platense, Agustina Donato está también a punto de finalizar el primer año de la carrera de DT, que la habilitará para entrenar en categorías formativas. Previo a iniciar esos estudios, ya hizo experiencia práctica con una escuelita de fútbol femenino, que a su vez sería su puerta de ingreso al fútbol 11.

-¿Qué fue lo que te llevó a querer estudiar para ser DT en pleno desarrollo de tu carrera como futbolista?

-Me encanta el fútbol en todas sus facetas, de toda la vida. Jugar, ir a la cancha, mirar cualquier partido, analizarlo. Soy una loca de la táctica, de mirar esquemas y jugadas. Es algo que tuve siempre y a lo que me impulsó mucho también esta experiencia que tuve con las nenas. Cuando llegué a entrenar nenas desde mi lugar de jugadora me di cuenta que estaba buenísimo, pero que también está bueno formarse y poder dedicarte a eso. Me gustó muchísimo formar nenas, darles esa posibilidad que nosotras no tuvimos. Y estar haciendo ahora el curso de DT es una gran herramienta para aplicar como jugadora, porque me abre la cabeza en un montón de cosas. Esos dos roles en conjunto son muy importantes.

-En relación a las oportunidades que muchas jugadoras no tuvieron, ¿qué importancia le das al desarrollo de las formativas en el fútbol femenino y a que cada vez se busquen más entrenadoras y entrenadores con formación para llevar adelante ese trabajo?

-Es importantísimo. El crecimiento es increíble. Por ahí los hombres te dicen que hay un boom del fútbol femenino y molesta. Porque no es que hay un boom, es que antes no nos dejaban jugar y ahora sí. Es como que fuimos abriendo caminos, ampliando derechos y consiguiendo espacios que no estaban abiertos para nosotras. A nosotras siempre nos gustó el fútbol, pasa que antes era muy excepcional animarse, primero, y encontrar un lugar después. Por eso cuando tenemos que hablar con las más chicas o en mi caso cuando fui entrenadora, nunca dejaba de recordarle a las nenas la importancia del lugar en el que están y que nosotras no tuvimos esa oportunidad. Que tienen que aprovecharla porque está buenísimo. Hoy la Primera División del fútbol femenino está compuesta por jugadoras que no tuvieron formación y se nota. Y ahí entra la discusión que damos todos los días sobre si es un buen producto, un mal producto. Si vende o si no vende. Si genera o no genera. La verdad que es parte de una dinámica y de un circulo que se explica principalmente en eso. Somos chicas que no tuvieron formación, que jugamos con lo que nacimos y hacemos lo que podemos, lo que nos sale. Las generaciones siguientes van a ser distintas y ahí se van a dar cuenta que cuando a las chicas les das formación, jugamos bien. Eso es lo que queremos alcanzar a largo plazo.

-En tu caso, ¿cómo empezaste y dónde encontraste ese lugar?

-El amor por la pelota es desde que tengo uso de razón. Tengo la suerte de tener un hermano que es apenas once meses más chico que yo, con el que nos criamos juntos en la calle jugando a la pelota. Cuando él arrancó en la escuelita, arranqué yo. Por suerte mis viejos me llevaron atrás de él. No sé cómo hubiese sido si no tenía esa posibilidad, pero la verdad que a mí me facilitó muchas cosas. Por suerte, en todos los lugares me recibieron bien, me dieron un lugar importante y me trataron bárbaro. Siempre tuve entrenadores muy cuidadosos y muy inclusivos, que me daban el lugar que me ganaba. Fueron experiencias hermosas para mí. Por suerte mi infancia en ese sentido no fue dramática, porque sé que en muchos casos sí.

-Durante mucho tiempo también jugaste al hockey, ¿la llegada al fútbol once cuándo se dio?

-Muchísimo tiempo después. A los 12 años dejo el fútbol infantil porque ya no podía competir con varones por un tema físico. En ese momento no había clubes de fútbol femenino. Tenía 12 años, no tenía 19 como para ir a jugar en una Primera. No hubo otra alternativa que dejarlo y me dediqué durante muchos años al hockey, que también fue importantísimo en mi vida porque llenó ese vacío que tenía y me formó en un montón de aspectos. Cuando volví al fútbol fue de manera recreativa con mis amigas. Recién a los 27 años me llega el fútbol once.

-¿Fue buscado o casualidad?

-Re casual. Sí me pasó que cuando vuelvo a jugar con mis amigas, después de como 15 años porque me había dolido tanto alejarme que lo cerré, nos empezamos a anotar en torneos de fútbol amateur. Fue subiendo el nivel de esos torneos hasta llegar al que yo considero el máximo nivel del amateurismo femenino que era en la Liga de Honor de Gambeta Femenina. Ahí me doy cuenta que había otro mundo que yo no conocía. Que había otras pibas que jugaban muy bien, pibas que jugaban en AFA que yo ni sabía que tenía torneo… Me empiezo a enfrentar en el fútbol cinco con chicas que me decían esta juega en River, esta en San Lorenzo… Empiezo a conocer ese mundo y una de mis compañeras de equipo era Rosana La Zurda Gómez, una figura extraordinaria del fútbol femenino que jugó en Boca, en la Selección y que en ese momento era técnica de UBA. Ella me pone la semillita de jugar en once. Empiezo a entrenar, voy un par de veces a la UBA pero me rompo los cruzados. Todo quedó pospuesto. Después de recuperada, medio de pedo llego a Morón. Con la escuelita que yo dirigía, buscando un amistoso para las nenas hablo con el coordinador de Morón y el pibe me vio una foto de perfil con camiseta y me invitó a las pruebas que estaban haciendo para anotarse en la Primera B de AFA. Me insistió muchísimo, terminé yéndome a probar a Morón y ahí empezó mi historia en el once».

Por Juani Portiglia

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