La tenés adentro, descreído. Hace dos días parecía una más de las tantas bombas de humo que por el bendito vicio de tener la primicia acostumbramos a lanzar los periodistas.
Ayer, sin embargo, Matías Morla ya nos había dejado re manija al asegurar que las negociaciones entre Diego Maradona y Gimnasia y Esgrima de La Plata estaban avanzadas en un 93 por ciento. Por qué no 95, pensamos, pero el porcentaje no se mancha.
¡Bienvenido, Welcome, Willkommen, Benvenuto, Ben-vindo, Bienvenue, Dobro pozhalovat, Diego!
— GIMNASIA ? (@gimnasiaoficial) September 5, 2019
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Cada rincón del Club más hermoso del mundo, te saluda. #MaradonaAzulyBlanco #MaradonaEnGimnasia #Maradona #DiegoMaradona #GELP #Gimnasia #D10s pic.twitter.com/7ggfFZI3mX
Este jueves, el hecho de que tantos amantes del diez fueran a hacerse socios de un club tan amargo con el Lobo nos hizo entender que la cosa iba en serio, que Diegote finalmente iba a volver a dirigir en un fútbol argentino donde, allá lejos y hace tiempo, ya se había sentado sin demasiado éxito en los bancos de Mandiyú y Racing.
Y fue oficial nomás. Gimnasia y Esgrima de La Plata confirmó el descenso de Dios a los bosques, justamente para intentar el milagro que evite el descenso a la Primera Nacional. Lo comunicó en todos los idiomas, porque Maradona es universal. La revolución ha comenzado y no podemos hacer otra cosa que desearle todo el éxito.