Hubo durante el Mundial de Francia una postal que precisamente le dio la vuelta al mundo. Una foto que apareció incluso en aquellos portales que ni sabían quiénes eran sus dos protagonistas, al punto de hablar del beso entre dos suecas porque Pernille Harder, por más insólito que parezca, no había logrado clasificar con la Selección de Dinamarca y, pese al dolor que le generaba tener que estar sentada en la tribuna a ella que es una de las mejores del planeta, decidió viajar como hincha de su novia Magdalena Eriksson.
Recientemente coronada como campeona de la Frauen Bundesliga con el Wolfsburg, competición en la que además fue goleadora, la danesa todavía tiene oportunidad de conquistar la triple corona en la presente temporada, en la que tiene por delante la final de la Copa de Alemania ante el SGS Essen y la definición de la Champions League que en agosto se disputará en territorio vasco.
Una vez más, se ha destacado para codearse con aquellas que son consideradas las mejores futbolistas del mundo. Entonces, el hecho de que su popularidad sea menor a la de jugadoras como Megan Rapinoe, Marta y Ada Hegerberg radica pura y exclusivamente en no haber podido cumplir ese mismo sueño que vio realizar a su compañera de vida como una hincha más.
«Es muy frustrante. Ha sido doloroso no ser parte del Mundial«, reconoció hace unos días en diálogo con FIFA. Y agregó: “Una vez que me hice a la idea de que no jugaría, puse todas mis energías ese verano en apoyar a Magda y, de hecho, acabó siendo una experiencia muy bonita. Hizo un campeonato muy bueno, y disfruté de veras siendo partícipe de ello».
En ese camino tuvo lugar el beso que recorrió hasta los portales que más habían ignorado el crecimiento del fútbol femenino. Suecia acababa de derrotar a Canadá y sacado boleto a los cuartos de final de la Copa del Mundo, donde también lograrían dejar en el camino a Alemania. Erikssen y Harder, hicieron lo mismo que en cada reencuentro aunque la repercusión sería muy diferente.
«Todo el asunto fue realmente inesperado. En primer lugar, no sabía que había un fotógrafo allí, así que ni siquiera sabía que existía la foto. Y luego, la reacción fue sencillamente increíble. Fue bueno constatar lo masivas y positivas que fueron las reacciones, y cuántos comentarios agradables hubo de todas partes del mundo. Provocó mucho debate, con muy poca negatividad, y eso estuvo realmente genial», recordó la delantera del Wolfsburg.
Y agregó: “Además, eso hizo que Magda y yo nos diésemos cuenta de que somos referentes no solamente en el fútbol. Es algo que hemos aceptado, porque sabemos que somos afortunadas por sentirnos seguras y tranquilas a la hora de mostrarnos abiertas sobre nuestra relación. Si podemos ayudar a otras personas a ser ellas mismas –y a sentirse bien por ser ellas mismas–, deseamos de veras hacerlo».
La experiencia fue maravillosa para Harder, aunque si le preguntan no querrá que se repita. De momento está desarrollándose la clasificación a la próxima Eurocopa y, allí, la danesa no tiene dudas en que prefiere ir a trabar contra su novia en un duelo escandinavo antes que volver a besarla como hincha. Al final de cuentas, es una de las mejores jugadores del planeta. Al final, para comerle la boca a Magda Eriksson no tiene que ganar ninguna eliminatoria. Alcanza con terminar de entrenar y volver a casa.
