Argentina tardó diez minutos en acomodarse en la cancha y en ese tiempo Chile dominó la pelota y el terreno, intentando salir siempre jugando desde el fondo con mucha participación en esa tarea de Gary Medel y Arturo Isla, pero sin peso en ofensiva, en ausencia de Alexis Sánchez que había sido el mejor hace unos días en Santiago del Estero, para llevar peligro al arco custodiado una vez más por Emiliano Martínez, ya recuperado del golpazo que sufrió en Colombia.
A partir de allí, el primero en activarse fue Giovani Lo Celso, que no había tenido buen partido en Barranquilla y que este lunes en Río de Janeiro manejó casi todos los ataques del equipo que conduce Lionel Scaloni. El primero a los 11 minutos, cuando el del Tottenham desbordó por izquierda y encontró con un centro a Lautaro Martínez, que le ganó bien la marca a Maripán pero llegó exigido y la definió afuera. La segunda a los 15, ubicando con un buen taco hacia atrás la posición de Nico González, que le dio desde el borde del área exigiendo la respuesta de Bravo para sacar al córner. Y la tercera a los 17, con un exquisito pase filtrado para la diagonal de González, que definió mal al cuerpo del uno chileno.
La primera de Chile llegó recién a los 26. Meneses se llevó bien la pelota ante la marca de Martínez Quarta, pero su remate salió cruzado, afuera. ¡Y a los 32 llegó la magia! Lionel Messi le ganó a Claudio Bravo el duelo de los tiros libres que había perdido hace unos días por Eliminatorias. Desde posición frontal al arco, un poquito más atrás de la medialuna, soltó la pelota y la guio suavecita más allá de la estirada del uno, para que impacte en esa pared lateral de la red donde no llega ningún arquero, para festejar el 1-0 como siempre, reverencia al cielo.
Pudo Argentina irse al descanso con un gol más de diferencia, porque a los 37 Messi detectó la escalada por derecha de Montiel y el de River habilitó de manera inmejorable a Lautaro Martínez, pero como en la doble fecha de Eliminatorias el de Inter definió mal y la tiró afuera, dejando en claro que lo que condenó a Pipa Higuaín en realidad le puede pasar a cualquiera.
El equipo de Scaloni había trabajado mucho para conseguir la ventaja, pero en nada más que siete minutos del complemento todo volvió a estar como al inicio. Pulgar filtró un buen pase para Vargas que quedó mano a mano y definió, pero Martínez tapó haciendo la de Dios. Y cuando la defensa argentina empezaba a respirar después del susto, el VAR llamó a Wilmer Roldan para mostrarle que se había comido un patadón de Tagliafico a Vidal en el rebote y al brasileño no le quedó más opción que señalar el penal. Otra vez Dibu se hizo gigante para tapar el remate del Rey Arturo, pero en el rebote llegó otra vez Vargas para empujar de cabeza y marcar el 1-1.
La Albiceleste acusó el golpe por sentir que otra vez se repetía la película de Santiago del Estero y Barranquilla, mientras Chile aprovechó el desconcierto para adelantar filas. Scaloni movió el banco mandando a la cancha a Di María y Lo Celso por Palacios y Paredes. Pero Argentina no logró llevar peligro sino hasta los 70 minutos, cuando Messi recibió libre en la medialuna y se hizo el espacio para sacar un remate que Bravo contuvo sin mayores problemas. Otra vez el 10, que siempre crece en la adversidad, le metió un gran centro flotado al ingreso de Nico González a los 79, pero el de Stuttgart la cabeceó afuera.
Para quemar naves, el DT mandó a la cancha a Kun Agüero y Joaquin Correa por Lautaro y González, que erraron todo lo mucho que tuvieron; pero Argentina ya no pudo generar jugadas pensadas en ofensiva producto del apuro y una vez más se activó esa nueva maldición que hace que los puntos que se merecen se pierdan en el camino.