Fue insólito el final que se vivió en un Estadio Único Madre de Ciudades que había sido elogiado durante toda la previa del partidos por las óptimas condiciones de su terreno de juego. Insólito el final en una ciudad que no acostumbra a recibir a la Selección Argentina pero que puso su nombre en el mundo inaugurando horas antes del inicio del encuentro una estatua en homenaje a Diego Maradona. Pero para que la organización terminara llevándose un muy bien diez felicitado, les faltó tacto y paciencia cuando más se necesitaba.
Se llevaban disputados alrededor de 30 minutos del segundo tiempo. Argentina y Chile estaban empatando 1-1 producto del gol de Lionel Messi de penal y de Alexis Sánchez sacando provecho a una desatención defensiva argentina a la salida de una pelota parada. Entonces, los altoparlantes del estadio, ante el vacío total en las tribunas, comenzaron a reproducir esos cánticos que invitan a poner huevos y que son el fiel reflejo de la impaciencia de los hinchas. Solo que aquí no había hinchas.
Argentina fue más que Chile en la continuidad de los 94 minutos de juego disputados y si hay que buscar las razones por las que no terminó reflejando esa superioridad en el marcador, sin dudas no será la falta de actitud. Sobre el final del partido, incluso, tuvo el empuje necesario para cortar rápido los ataques chilenos y generar peligro real de cara al arco que una vez más defendió Claudio Bravo, casi todas en los pies de Messi.
Con el reparto de puntos, Argentina no pudo superar la posición de Brasil, que lidera la tabla de las Eliminatorias, mientas que Chile sigue sin meterse en el pelotón de los seleccionados que, si todo terminara hoy, sacarán boleto al Mundial de Qatar de 2022.
