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Argentina ganó uno y perdió otro en el torneo más extraño del mundo

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Imaginate que formás parte de una selección nacional, compuesta íntegramente por futbolistas profesionales, y que en Fecha FIFA, esa ventana del calendario que se aprovecha para tener competencia seria, viajás a jugar un torneo relámpago, como los que jugabas o todavía jugás en el barrio, que se define en un día y cuyos partidos tienen una duración de 45 minutos.

Foto de Selección Argentina

Lo cierto es que el hecho de que días antes del inicio de la Basque International Womens Cup la Selección de Nigeria haya decidido bajarse de lo que iba a ser un cuadrangular no hizo otra cosa que desvirtuar la competencia. Y como no podía ser de otra manera, le tocó a la Selección Argentina, a la que competir internacionalmente históricamente pareciera haberle costado el doble, terminar siendo parte del torneo más extraño del mundo.

En el primer partido, o en ese primer tiempo que en realidad era único tiempo, las dirigidas por Carlos Borrello se enfrentaron a Venezuela, mismo rival ante el que habían empatado sin goles días atrás. Con Carolina Troncoso como la jugadora más desequilibrante del partido y con un gol de cabeza, cuándo no, de Mariana Larroquette tras un centro que llegó a pelota parada del pie de Yamila Rodríguez, se impusieron 1-0.

Foto Selección Argentina

Lo más extraño de todo estaba por venir, porque pese al triunfo tuvo que definir en una serie de tres penales, dijeron que para poder desempatar en caso de que todos los equipos terminaran el triangular con los mismos puntos y diferencia de gol. Ahí a Larroquette le tocó errar. Entonces quedó la sensación de que se ganó, pero también se perdió.

Diez minutos de descanso, lógicamente adentro de la cancha de San Sebastián, y tocó enfrentar a las locales: una selección vasca integrada por todas jugadoras de la Primera Iberdrola, con Maite Oroz, del Real Madrid, como máxima figura; con Yulema Corres como capitana y con Peke Barea como una auténtica pesadilla para La Albiceleste.

Transcurridos los primeros 15 minutos de ese segundo partido, o segundo primer tiempo, o primer segundo tiempo, Argentina no había logrado pasar mitad de cancha. Sin exagerar. Y como contrapartida ya había caído un gol de las vascas por obra de Yulema Corres, les habían anulado otro por una finísima posición adelantada y habían generado cinco chances más muy claras de peligro.

Foto Selección Argentina

El problema del seleccionado nacional, lo que preocupa de cara a futuro, es que no genera juego asociado. Lo intentó ante Venezuela, un rival que dio esas ventajas, pero no salió. Y directamente se resignó ante el combinado vasco, con ocho jugadoras defendiendo en campo propio. Así y todo, lo pudo empatar en los últimos diez minutos. Primero con un lejanísimo tiro de Eliana Stábile que reventó el travesaño y después con un cabezazo de Marianela Szymanowski que también fue devuelto por el palo superior.

A la derrota en los 45 minutos de juego le siguió, además, una nueva derrota en la serie de penales. Esta vez fue Aldana Cometti la que falló, después que ya habían convertido Stábile y Larroquette, mientras las vascas metieron todos los que tiraron. Entonces ya no había chances de aspirar al título en el último partido entre venezolanas y vascas, porque incluso si ganaba Venezuela, cosa que no sucedió, a triple igualdad de puntos lo frustrarían todo esos penales.

El partido final quedó igualado 0-0, las locales se coronaron campeonas y Argentina recibió el trofeo del segundo puesto. Un detalle de color. Más importante fue el debut absoluto de Magalí Natta, de 18 años y primera jugadora en la historia de Platense en sumar minutos oficiales con la selección mayor.

Foto Selección Argentina

Por Juani Portiglia

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