Ariel Holan, entre las certezas en la Copa y las dudas en la Superliga

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Hay cansancio. Hay desgaste. Hay un poco de pena por el desenlace violento de la serie con Santos. Hay sueño también al partir en la madrugada de este miércoles en San Pablo, ya de regreso a Buenos Aires. Pero a este Independiente lo puede más su orgullo de haber pasado otra barrera más desde la llegada de Ariel Holan: volver a jugar los cuartos de final de una Copa Libertadores, de la que es rey, tras 28 años.

Se fue de Brasil con certezas varias el entrenador del Rojo. La más importante de todas es que cuando se trata de duelos a todo o nada, sus muchachos responden. Tiene un plus Independiente en las Copas. ¿Tendrá que ver con eso de haber recuperado la mística de antaño? Puede ser. Lo cierto es que ya lo demostró al ganar la Sudamericana en 2017 y en la Suruga en Japón hace poquito.

También en la Recopa ante Gremio. Jugó más de la mitad del partido en Porto Alegre con uno menos, tuvo chances claras para ganarlo y cayó en los penales con muchísima dignidad. Y sigue en esta Libertadores, la que quiere poner en su vitrina junto a sus otras siete versiones anteriores. El Diablo reluce su personalidad de fierro en los cruces definitorios. Es una realidad que terminó pasando por una cuestión reglamentaria, pero en el Pacaembú, si bien no pudo convertir, superó de nuevo a su rival en un clima por demás hostil.

Maximiliano Meza falló un penal en la tarde noche del martes y Pablo Hernández estrelló un tiro en el travesaño. Lo dijo hasta Cuca, el técnico de Santos: «Independiente mereció pasar». No quedaron dudas de eso.

Hay más puntos en alto que Holan anotó en su libreta en el avión camino a Avellaneda. Hay hombres nuevos que llegaron para quedarse. Francisco Silva y Hernández, por caso, se adueñaron rápidamente del círculo central y hoy parecen ser una dupla intocable. Y eso que allí jugaba Nicolás Domingo, bastión de la temporada pasada; hoy pieza de recambio de lujo.

Sin embargo, después de brindar por otro paso hacia adelante en esta «Era Holan», hay un tema del cual ocuparse. No es para alarmarse aún, aunque si para estar alerta. El DT lo sabe y por eso, tras el miércoles de descanso, trabajará para enderezar el contratiempo en la Superliga. Holan ya hizo el diagnóstico después de la derrota contra Defensa y Justicia: «Me preocupa el bajar el rendimiento cuando toca cambiar jugadores. Nosotros nos sentimos más cómodos en el ida y vuelta. Tenemos que ajustarlo porque también queremos hacer un buen torneo”.

Son dos los síntomas a atacar: que el recambio no provoque una caída del juego y lograr en los partidos por el campeonato local ese plus que sus dirigidos sacan en las noches de Copa. ¿Cómo curarse de estos males? «Necesitamos rodaje», contestó Holan en el vestuario del Pacaembú. Tiempo. Desde el cuerpo técnico consideran que esta vez tienen un plantel completo y equilibrado en la relación cantidad y calidad como para armar dos equipos. Y están esperanzados en que con los partidos podrán ensamblar todos los engranajes para que la rotación no altere el orden.

A esto le suma la falta de contundencia, el mal mayor. Pero sería peor aún si no generaría situaciones de riesgo. Resta resolver el último toque: la definición. El domingo tendrá Independiente su chance de comenzar a corregir el camino en la Superliga (acumula un empate y una derrota), en cancha de Quilmes ante Estudiantes, con 5 mil hinchas visitantes festejando el pasaje a cuartos en la Copa y esperando el triunfo en el ámbito doméstico.

San Pablo. Enviado especial.

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