Cuando estaba el empate casi clavado en 0, Dario Benedetto sacó dos golazos de la galera que le permitieron al equipo de Guillermo viajar con ventaja a Brasil el miércoles 31 para el partido de vuelta.
El partido comenzó cortado y áspero. Boca fue aplomándose y quedándose con la iniciativa con el correr de los minutos, ante un equipo cerrado como Palmeiras, que en ese sentido imitó a Gremio. El conjunto de Guillermo Barros Schelotto exhibió la voluntad de jugar en campo contrario, de abrir la cancha con los laterales, de no caer en el embudo; aunque en la salida muchas veces centralizó con el balón aéreo para Ábila en busca de la segunda jugada. La acción de riesgo más clara llegó a los 15 minutos, tras una pelota parada: Izquierdoz anticipó al arquero y su cabezazo salió desviado.
Palmeiras, agazapado, mostró la carta principal en ofensiva: el pequeño Dudu, de interesante movilidad. Y cuando pasó el momento de mayor presión de Boca, el Verdao comenzó a acunar la pelota, con toques cortos o triangulaciones, apuntando a bajarle el ritmo al partido. Todo un síntoma: desde las tribunas comenzó a bajar el «y dale, dale Boca», pujando por una reacción.
En el inicio de la segunda parte, por impulso, Boca empujó a los brasileños contra su campo. Pero siguió con problemas de cambio de velocidad, dependiendo cada vez más de la acción individual. Guillermo incluyó al eléctrico Villa sobre la derecha, para intentar desbordar a Barbosa. Sin embargo, el principal problema, la sintonía fina en el armado, continuó sin solución.
Pero el Xeneize tiene una carta clave en un duelo parejo y cerrado: jerarquía. Porque cuando el partido parecía marchar inexorablemente hacia el 0-0, Lucas Olaza sacudió el sopor con un tiro libre que obligó a Weverton a la atajada del partido. Y del córner, a los 38 minutos de la segunda parte, el ingresado Darío Benedetto logró su primer grito tras su lesión.
Y, a los 43′, otra perla de Benedetto amplió la ventaja: el atacante ex Arsenal y Defensa y Justicia la pisó en el borde del área para hacer pasar de largo a un defensor y sacó el latigazo inatajable.