En un partido vibrante, Estados Unidos se quedó con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio gracias al triunfo 4-3 sobre Australia. Dos goles de Megan Rapinoe y dos de Carli Lloyd, que se despidió del seleccionado, dieron forma al triunfo. Sam Kerr, Caitlin Foord y Emily Gielnik anotaron para las australianas.
Para quien todavía pudiera insistir en remarcar que el partido por la medalla de bronce olímpica es uno que se juega desde la frustración de no haber podido acceder a la final del torneo, Estados Unidos y Australia disputaron un auténtico partidazo que dejó en evidencia cuánto les importaba ganarse ese lugar de privilegio en el podio.
Es verdad que para las australianas se trataba incluso de un juego histórico, porque nunca antes habían conseguido llegar a instancias de semifinales instalándose en la pelea por una medalla. Pero también se notó en el USA Team, máximo ganador de medallas de oro en la historia de los Juegos Olímpicos, que tras el doloroso traspié ante Canadá tuvo la grandeza de poner en valor lo que significa, incluso para las mejores del mundo, ganar una medalla de bronce.
Apenas 8 minutos les tomó a las estadounidenses ponerse en ventaja gracias al golazo olímpico de Megan Rapinoe, que no quería despedirse de Tokio sin rendirle los honores a la competencia. Pero Australia respondió a los 17 con su capitana y máxima figura, Sam Kerr, que vio el hueco en el primer palo de Adrianna Franch y anotó el empate.
La paridad duró solo 4 minutos, porque otra vez Megan Rapinoe se encargó de demostrar cuan inspirada había llegado al estadio de Kashima y agarró la pelota de aire para pegarle de volea y clavarla al ángulo de Micah. Antes de irse al descanso, en el primer minuto de adición, fue Carli Lloyd la encargada de marcar otro golazo para el USA Team y dejar escapar las primeras lágrimas por saber que esos eran sus últimos minutos con una selección en la que jugó más partidos que ninguna otra jugadora en la historia.
No se iba a quedar conforme, sin embargo, quien además es la máxima artillera del seleccionado estadounidense. Apenas se llevaban disputados 6 minutos del complemento cuando aprovechó un error defensivo de Australia para quedar mano a mano con la arquera Micah y definir entre sus piernas para salir a festejar el 4-1. Cuando parecía que el partido podía apagarse por la diferencia, las australianas lograron descontar con un gran cabezazo de Caitlin Foord que volvió a darles vida.
Minutos más tarde hubo lugar para un cambio de gran valor simbólico cuando Alex Morgan, otra que tal vez no llegue al Mundial de 2023, aunque dependerá de ella más que de la decisión del entrenador, ingresó al campo en reemplazo de la propia Carli Lloyd. Y cuando pareció que ya no iba a suceder nada más, Australia le subió los niveles de de dramatismo al partido por el tercer puesto con un auténtico golazo de Emily Gielnik.
Pero quedó nomás esperar a que la árbitra argentina Laura Fortunato, también protagonista de esta historia, hiciera sonar el pitido que dio por finalizado el encuentro dando paso a la celebración de un seleccionado estadounidense que volvió a dar prueba de grandeza. Porque las mejores del mundo también saben sonreír cuando no les toca ser las mejores.