Entre los poco menos de dos mil habitantes que tiene Díaz, pequeño pueblo santafesino ubicado a unos 70 kilómetros de Rosario, se forjó un talento con destino de Selección Argentina. Ya con cinco años, Candela Larrondo se moría de ganas de jugar con el equipo que tenía su hermana mayor junto a sus amigas y se las sacaba pateando una y otra vez la pelota contra la pared. Tuvo que esperar mucho hasta que en Sportivo, el club del pueblo, se abrió el fútbol femenino y con 11 años le pidió a su papá que fuera a hablar para que la dejaran incorporarse, porque la convocatoria se hacía a partir de los 14 años.
Desde entonces no paró más. Se destacó con Logia en la Liga Santafesina al punto que se le abrieron las puertas de los seleccionados argentinos Sub-17 y Sub-20. Pasó por Platense y defendió la camiseta de Argentino de Rosario en la Primera B que AFA decidió dar por finalizada de manera abrupta a causa de la propagación del coronavirus. Pero sintió que el club no estaba asumiendo el compromiso suficiente con la categoría ni con sus jugadoras. Ahora, espera que vuelva el fútbol para poder defender la camiseta de Rosario Central, que entre otras cosas le ofrece de disputar el Campeonato de Primera División y compartir ataque nada menos que con Érica Lonigro, segunda goleadora que tuvo el Torneo Rexona.
«Me quise volver de Platense por cuestiones familiares y a la vez quería encontrar equipo rápido. Vi que Argentino estaba jugando en AFA y fui. A la semana siguiente salió que también Rosario Central entraba en AFA, en Primera, pero yo ya estaba anotada», le contó a Junin24 Fútbol Femenino la joven delantera.
No fue un campeonato sencillo para El Albo, que terminó en la decimonovena posición de la Zona Clasificación con 18 puntos. Debía entonces jugar por la permanencia en la segunda mitad del certamen, pero AFA decidió dar por finalizada la actividad y cancelar los descensos en todas las categorías.
Para ese entonces, de todos modos, Larrondo ya había sentido que necesitaba un cambio: «Se complicaba mucho para entrenar, eso me jodía un montón. Capaz que al inicio eramos 25 las que íbamos y a lo último eramos nueve. No teníamos ningún apoyo económico. Al principio estábamos re comprometidas y después ya no. No juzgo a ninguna de las jugadoras, porque al no haber un esquema de entrenamientos organizado y todo eso, te va sacando las ganas», contó.
Y agregó: «Había empezado a sentir que no crecía nunca. En un momento, tuvimos problemas contra un equipo, Comunicaciones creo que fue. Terminó a las piñas y la delegada del club nos había dicho que nos iban a echar a todas. A los tres días se arrepintieron y nos volvieron a llamar. Mi representante, que tiene relación con Central, en ese momento me había hecho el contacto y empecé a entrenar con ellos. Ya no estaba yendo a Argentino, hubo tres o cuatro partidos en los que no estuve. Después, el DT me llamó y me dijo si podía ir a jugar el final de la Zona Clasificación y le dije que sí, porque ellos todavía tenían el pase. Terminé el campeonato y me lo dieron, aunque AFA no me habilitó para jugar todavía«.
A falta de los trámites formales que le permitieran integrarse por completo a Rosario Central, Candela Larrondo se mantuvo entrenando con el equipo de Reserva, sin poder participar tampoco del campeonato de Tercera División. Por eso está ansiosa por que se levante la cuarentena y vuelva la actividad. «Yo sentía que si arrancaba en Central iba a tener muchas más puertas que estando en Argentino. Aunque también siento que por ahí me falta un montón para ser titular en Central», dijo. Además, empezó a imaginarse la posibilidad de hacer dupla con Érica Lonigro: «Es demasiada motivación. ¡Unas ganas de jugar! Todavía no compartimos entrenamientos».
La nueva jugadora del Canalla sabe que a partir de ahora su vidriera será diferente y se ilusiona con la posibilidad de regresar a la Selección Argentina. También espera tener la oportunidad de tener su revancha personal en algún equipo de Buenos Aires, antes de dar el salto y cumplir su último gran objetivo: «Tengo el deseo de jugar afuera del país. Si me toca ir a Buenos Aires para hacer vidriera y poder salir afuera, lo haría sin dudas», concluyó.
Por Juani Portiglia
