Un resultado deportivo con el que cada quien puede inventarse su propia historia. Una huella testimonial que quedará marcada para siempre en el campo de entrenamiento de los campeones del mundo.
El premio es poder vivirlo: UNNOBA jugó ante River su ansiada Fase Final de Copa Federal.
Desde el resultado, solo hay una manera de decirlo. UNNOBA perdió 7-0 ante River en el predio Lionel Andrés Messi que AFA tiene en Ezeiza y se despidió en octavos de final de la Fase Nacional de la Copa Federal. Carolina Birizamberri en tres ocasiones, Guadalupe Luna, Oriana Fontán, Annika Paz y Rocío Figueredo fueron las autoras de los goles. Contentos los profes de taller periodístico. Contentos también quienes estaban esperando leer una noticia semejante sobre Las Guerreras.
El deporte de competencia, sin embargo, abarca escalas diferentes. El fútbol, que es el más hermoso del mundo, no se cuenta siempre bajo la misma fórmula. Por un lado, hay tantos cracks como ligas en el mundo. Masculinas y femeninas. De mayores y de menores. Profesionales y amateurs. Y a la vez, nadie es crack si se lo compara con Messi.
En el caso de UNNOBA, entender realmente de qué se trató enfrentar a River Plate, el club con mayor masa societaria de todo el país, en el mismo predio en que desde hace dos décadas entrena ese jugador que destruye todos los análisis, es ser consciente de que se saltaron varios de esos universos de distancia. Porque una noche fue Nocturno de la Liga Deportiva del Oeste adivinando por puro instinto el pique de pelota, y una tarde élite de la máxima categoría del fútbol argentino. Si no existiera Copa Federal, si Las Guerreras no hubiesen sido por puro mérito deportivo el mejor equipo de la misma Región Bonaerense Pampeana Norte que alguna vez las vio despedirse en fase de grupos, hubiese llevado de mínima un proceso de tres años perfectos acceder al mismo partido. Uno para alistar un ingreso en AFA, otro para ganar la Primera C y otro para ascender desde Primera B.
El premio, entonces, fue poder vivirlo. Aunque solo lo entiendan quienes saben competir. Alguna vez Juan Sasturain, al referirse al debut en La Bombonera de Juan Román Riquelme, escribió que la primera pisada de su botín en el césped fue un acontecimiento en sí mismo, «porque esa pisada documental tiene por lo menos un doble sentido en términos de sello, de registro de propiedad y de identidad. Huella y marca. Fijó una huella sobre el césped y una marca sobre la pelota». Este martes 18 de abril, los tapones de cada una de Las Guerreras firmaron para siempre el campo de los campeones del mundo. Fue jugando al fútbol, como juegan desde hace años. Jugadoras de Liga Deportiva del Oeste, requisito excluyente para jugar una Copa Federal por el Consejo. Sin viceversa.