El actual propietario y presidente del Mónaco, Dimitri Rybolovlev, fue imputado por la justicia por invasión de la intimidad.
El magnate ruso fue denunciado por su ex colaboradora y amiga, la búlgara Tania Rappo, luego de que declarara haber sido filmada sin su consentimiento en una estafa que le realizaron con el presidente del club francés al comerciante de obras de arte, Yves Bouvier.
Curiosamente, Rappo los había presentado en 2003, ya que Rybolovlev es un gran admirador de las pinturas costosas, llegando a tener a «Salvatore Mundi», una de las obras de Leonardo Da Vinci.
A su vez, Bouvier (quien tiene sus activos bloqueados en su país natal, Suiza, por adeudar alrededor de 165 millones de francos suizos en impuestos) realizó otra denuncia donde acusa a Rybolovlev de influenciar sobre la policía local y magistrados del principado.
A pesar de todas las acusaciones recibidas, el dueño del Mónaco se expresó en un comunicado y dijo: «Voy a ser imputado como cómplice en este caso, aunque yo niego los hechos». Donde además expresó su voluntad para colaborar con la justicia del principado.
Rybolovlev tiene un largo historial de acusaciones, estafas y evasiones a lo largo de su vida. A sus 28 años, adquirió una de las empresas de fertilizantes más grandes del mundo, Uralkali. Dos años después de haberla comprado, fue detenido y juzgado por la justicia rusa por el asesinato de uno de sus ejecutivos, pero el tribunal lo absolvió.
En 2007, una de sus minas de potasa (carbonato de potasio) se hundió y causó el mayor desastre ecológico en la historia de Rusia, pero fue exonerado gracias a un informe de otras empresas que lo defendieron, pese a que violó y no respetó las normas de seguridad.
Luego de este accidente, Vladimir Putin le exigió pagar por los desastres de su empresa, pero Rybolovlev se negó. Por esto, el empresario se vio obligado a vender Uralkali y el presidente ruso comenzó a considerarlo «una persona despreciable».
Para comienzos de esta década, el ruso ya se había convertido en uno de las 200 personas más ricas del mundo. Luego de vivir toda su vida en Rusia, decidió mudarse a Chipre, donde compró un banco, que le permitió obtener la ciudadanía chipriota y luego de allí, dio el salto a Suiza. Todo con el afán de escaparle a los impuestos.
Con su dinero, Rybolovlev adquirió: La isla griega de Skorpios, el departamento más caro de Nueva York, sobre la avenida Central Park West, por 88 millones de dolares, con su hija Ekaterina como testaferro. También cuenta con dos aviones trasatlánticos, un yate y una mansión en Florida, que perteneció a Donald Trump.
Su última adquisición fue la del Mónaco, que compró en 2011 al príncipe Alberto y luego de que el club del principado descendiera a segunda división. Llegó a invertir 300 millones de euros con contrataciones estelares como la del colombiano Radamel Falcao, James Rodríguez y Lucas Ocampos, que depositaron nuevamente al equipo en los primeros puestos del fútbol francés. Gracias a estos resultados, el príncipe llegó a adoptarlo como un amigo y una persona de su confianza.
Luego de todos estos escándalos, sumado a los fraudes administrativos que comenzaron a salir a la luz en el Mónaco, como la compraventa de jugadores junto al representante Jorge Mendes (agente de Cristiano Ronaldo, Nicolás Otamendi, Ángel Di María y Ezequiel Garay, entre otros) Rybolovlev ya no es bien visto en el principado. A causa de esto, volvió a armar las valijas y voló a Los Ángeles, lejos de los problemas impositivos y a la espera de su situación judicial.