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¿Cómo está Boca?

-Bien. Nos quedan 8 finales y son 8 partidos muy distintos uno del otro, así que debemos prepararlos bien. Hay partidos contra equipos que pelean arriba, con ambiciones ofensivas, otros contra rivales que luchan por la permanencia y que no van a regalar nada. El fútbol argentino hace tiempo que está parejo y cada fecha es una historia distinta.

-¿Alguno es más difícil que otro?

-Todos. El más difícil siempre es el que viene y eso hay que entenderlo. Porque si no ganás se generan dudas, no desde el plantel ni el cuerpo técnico, pero sí desde lo externo, por lo que los demás creen del equipo, y eso arma otro ambiente.

-Perdieron puntos, pero nadie los pasó. ¿Eso habla bien de Boca o mal del resto?

-Siempre está la idea que cuando uno gana es por el rival con el que se juega y no por el mérito que hace el equipo. Con Boca pasa seguido. Pero todos decían que no podíamos empatar contra Patronato, por ejemplo. ¿Por qué no? Es un equipo de Primera, que se está jugando la permanencia, que no regala nada. Le pasó a otros equipos también. Todos son difíciles a su manera. Nosotros estamos teniendo una regularidad , salvando algunos partidos, y tenemos una ventaja que tenemos que saber manejar hasta el final.

-En Europa no es así.

-En Europa también pasa, ojo. Siempre se dan resultados que te llaman la atención. Si el planteo del rival es bueno, si te complican con una pelota detenida o tal vez los mejores de tu equipo no tuvieron un buen día, puede ocurrir. Los partidos “ganables” se terminan cuando rueda la pelota. Ahí hay once jugadores contra otros once que entran a la cancha con un sentido competitivo. Si vos no tenés un buen partido, no ganás. Lo que pasa con Real Madrid o Barcelona no es medida.

-¿Les queda más cómodo jugar contra rivales que especulan o contra los que atacan?

-No nos basamos tanto en el rival, pero sí debemos estudiar sus puntos débiles. Si se meten atrás, hay que estar atentos a las salidas rápidas que pueden tener. Si te atacan, aprovechar el espacio que dejan. Pero nosotros siempre vamos a plantear el partido desde Boca y no desde el otro. Hay que reducir los errores pero usamos una camiseta que tiene la obligación de imponerse en cualquier cancha.

-¿Cuáles son las virtudes de Boca?

-Es un equipo rápido y con vértigo. Por momentos tenemos una buena tenencia de la pelota, logramos una circulación fluida y es un equipo que te da la sensación de que siempre te puede convertir.

-El equipo hizo 48 goles, pero los volantes ninguno. ¿Por qué?

-Eso a veces pasa porque los delante- ros son muy rápidos y las situaciones de gol tal vez quedan lejos de la línea media. También con el rival metido atrás son ellos los que deben desequilibrar o generar el espacio para el pase de un volante.

-¿Cuáles son sus defectos?

-Si te los cuento avivo a los rivales (risas). Hay cosas por corregir, pero se arreglan jugando. La presión que a veces no es pareja; hay errores en la toma de decisiones para terminar una jugada y debemos estar mejor posicionados en la pelota quieta.

¿Estás dónde querías estar?

-Yo me crié acá. Es algo que siempre me tiró, que me tira y que me va a seguir tirando toda la vida. Me apasiona Boca. Cada vez que entro al club recuerdo momentos de la infancia y la adolescencia, y trato de seguir aprovechándolo porque estoy en uno de los clubes más importantes del mundo.

¿Si las lesiones te hubiesen pasado en otro club dejabas de jugar?

-No me lo puse a pensar, no sé lo que hubiese hecho. Después de la lesión empecé a tratar de disfrutar el día a día. Me hizo crecer como persona. Fue complicado. Cuando me dieron los resultados de la resonancia y me dijeron que tenía otra vez lo del Tendón de Aquiles no se me pasaba por la cabeza la recuperación. Y sin ganas de recuperarme, no iba a volver a jugar. Debía tener el entusiasmo de hacerlo bien, porque es volver para estar a la altura de Boca, no sólo para volver a jugar. El tiempo me motivó para recuperarme.

-¿Cuánto influyó tu familia?

-En los momentos de dolor o de incertidumbre, de no saber para dónde ir, ver a mi mujer y a mis hijos fue lo más importante. Pensé en darles un ejemplo a mis hijos; no me podía retirar una lesión. El mensaje para ellos fue que algo negativo no te puede superar.

-Se viene River…

-No, Estudiantes (risas).

-Para el resto del mundo lo que viene es River. ¿Notás que hay ansiedad?

-A ver, claro que está la ilusión y las ganas de ganarle a River. Cuando se arma el fixture lo primero que hacemos es mirar cuándo jugamos contra ellos, es algo lógico y lo entiendo. Queremos ganarle los dos partidos del torneo. Ya ganamos en el Monumental y ahora queremos hacerlo de local porque todos los clásicos se ganan, lo sabemos. Pero de verdad sentimos que tenemos que ganarle a Estudiantes para tratar de aumentar la distancia, o al menos para mantenerla respecto de los que están atrás. Es un clásico y contra River es un partido que se juega un poco más con el corazón y la cabeza que con los pies. Pero faltan 15 días.

¿El punto bonus es lo anímico?

-Puede ser. Ganarle a Aldosivi o a River suman tres puntos. Por eso hablo de ocho finales y de sacar la mayor cantidad de puntos posibles. Nuestro objetivo y deseo es lograr el título. El bonus es lo anímico porque es el clásico y la sensación cuando lo ganás es distinta, pero aún no podemos pensar en River.

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