En situaciones angustiantes, Italia suele sacar fuerzas y salir con vida. Cuando todo parece dado para que le vaya mal, corrige a tiempo. El ambiente de críticas y cuestionamientos, en vez de deprimirla, le toca el orgullo competitivo. Si anda corta de fútbol, el corazón y la fibra compensan. Por contradictorio que parezca, su confianza muchas veces abreva en el pesimismo circundante. No hay eufemismos. «No ir al Mundial sería el apocalipsis», dijo Carlo Tavecchio, presidente de la Federación Italiana de Fútbol. La historia de la selección de Italia tiene varias de estas situaciones límite. Hoy le tocará atravesar una más, cuando a las 16.45 reciba en San Siro a Suecia, en la que será la última ocasión para que consiga la clasificación al Mundial, cita a la que no falta desde hace 60 años. Su ausencia no sería la de un cualquiera, sino la de un país que levantó cuatro veces la Copa del Mundo. Es el único campeón histórico que todavía no se aseguró el pasaje para Rusia 2018. De ahí el ruido y el temblor que envolveríanal calcio si la Azzurra no revierte la derrota 1-0 de la ida en Solna.
En Italia no se repara tanto en que la caía fue producto de una jugada desgraciada, tras un remate de Johansson que se desvió en un defensor y descolocó a Buffon. Se hace más hincapié en las pocas respuestas del equipo de Gian Piero Ventura, el director técnico al que por estas horas le llueven críticas de parte de los aficionados y consejos de voces autorizadas (Pirlo, Capello). El déficit de creatividad se intentará cubrir en tres cuartos de cancha con la titularidad de Lorenzo Insigne, que desde la izquierda muestra un amplio repertorio de gambeta, aceleración y llegada. Con Callejón y Mertens integra en el puntero Napoli un tridente muy elogiado en la Serie A. Un abastecedor para dos tanques: Inmobile, actual capocannoniere del calcio, con 14 goles en Lazio, y Belotti, que con Torino en la temporada pasada llegó a los 26 tantos (quedó 3°, detrás de Dzeko y Mertens).
A Italia también le dolió en la ida que Suecia se la llevara por delante con una imponencia física que estuvo al borde de lo ilegal. Berg y Toivonen, dos delanteros corpulentos, fueron tan al choque contra Barzagli, Bonucci y Chiellini que Toivonen le provocó de arranque una fractura de tabique nasal a Bonucci. «Me rompió la nariz a los 30 segundos, debería haber sido expulsado», dijo el zaguero de Milan, que hoy jugará con una máscara protectora.
No estará Verratti, suspendido por acumulación de amonestaciones, aunque no son tantos los que se lamentan por su flojo rendimiento en Suecia. Ventura sustituyó hace poco más de un año a Antonio Conte, que dejó la Nazionale para ir a dirigir a Chelsea. Estaba dentro de las previsiones que Italia pudiera terminar segunda en el grupo que ganó España, pero no se veía venir que recibiera un golpe tan duro como el 0-3 en el Santiago Bernabéu
Esa derrota lo condenó a este repechaje que la está haciendo sufrir ante una Suecia que escoltó a Francia. Ventura, de 69 años, apela a su experiencia para dar ilusión mediante un silogismo: «A estos niveles, un partido no puede prescindir de la atención táctica. La táctica es importante, pero sólo eso no es suficiente. El corazón es importante, pero sólo eso no basta. La determinación también es importante, pero sólo eso no alcanza. Las tres cosas juntas probablemente te garantizan la victoria».
Gianluigi Buffon pidió apoyo al tifoso, que vaya con la camiseta azzurra en lugar de la de su club y que si hay que silbar por algún fracaso, lo hagan después del minuto 90, que los jugadores tendrán la humildad de aceptarlo. Y a él le dolería más porque, cerca de los 40 años, se quedaría sin el récord globa
