“Estoy bien, estoy contento de estar acá. Para mí este es un torneo nuevo, la infraestructura cambió un montón de la última vez que jugué en Roland Garros. Pero los recuerdos vuelven… Me acuerdo cuando hice semifinales, cuando hice cuartos de final… Casi siempre me fue bien en París así que volver me trae lindas sensaciones…”. Sus palabras medidas contradicen a la figura enorme de Juan Martín Del Potro. Es que él no es, ni de cerca, un “anónimo” en el segundo Grand Slam de la temporada. Está claro que desde su regreso al circuito y, sobre todo, luego de lo que hizo en el segundo semestre del año pasado con la medalla olímpica, las victorias inolvidables ante Murray, Djokovic y Nadal, el título de Estocolmo y la conquista de la Copa Davis, Del Potro mantuvo su status de estrella, de miembro permanente del reducido grupo de elite en el tenis más allá de lo que indique su ranking.
-Más allá de las sensaciones, ¿cómo volvés a Roland Garros después de cinco años?
-Entiendo cuál es mi presente, mi realidad. Todo lo que pasó con mi familia hizo que mi preparación para un torneo tan importante no fuera la ideal y la que hubiera querido, pero de todas maneras creo que en Roma hice buenos partidos y Lyon me sirvió también para entrenar y para ver cómo estoy físicamente. Es lógico que me gustaría estar mejor, pero así llego y tengo ganas de empezar a jugar.
-De todos modos este no es tu Grand Slam preferido.
-Es cierto, pero hacía tanto que no venía que quería estar de nuevo en este torneo. De todos modos Roland Garros tiene detalles que lo hacen especial. Aquella semifinal contra Federer del año que lo ganó es muy recordada por el público francés y por mí, como aquel partido que le gané a Tsonga ese año. No es fácil hacer un buen torneo aquí y yo en París siempre la pasé muy bien.
-El año pasado pusiste la vara muy alta y hoy los resultados tal vez no sean los que se esperaban. ¿Qué lectura hacés de esa situación?
-Yo creo que, como siempre, voy de menor a mayor. La realidad es que si veo los partidos que jugué este año les gané a todos los que tenía que ganarles excepto en Lyon, donde no me sentí muy bien y perdí contra Djokovic tres veces, con Raonic y con Federer. Estaría preocupado si no estuviera jugando bien o si mi revés, en lugar de mejorar, empeorara. A nivel resultados desde enero vengo teniendo mejores resultados este año con respecto a 2016, lo cual es positivo para mí. Yo entiendo las expectativas de la gente, de los torneos, pero la realidad es que si en la segunda ronda me toca Djokovic, como me pasó en Acapulco, o Federer, como fue en Miami, no es lo mismo que jugar con ellos en un cuartos de final o en una semifinal. En Roma les gané al 11 del mundo y al 9 del mundo y venía sin entrenar.
-¿Estás motivado para seguir jugando al más alto nivel?
-Las motivaciones están. Lo mío es una búsqueda diaria de buscar desafíos. Lo del año pasado rompió cualquier esquema, cualquier libro porque conseguí todo lo que conseguí sin entrenador ni preparador físico, con amigos que me acompañaron y con un sostén más emocional que de otra índole. Mis ganas de jugar están intactas y encima ahora vuelvo a un torneo que me gusta. Pero además me da ilusión lo que viene después con el césped, donde me fui sintiendo mejor con el correr del tiempo.
-¿Qué significa para vos la compañía de Jimena Barón?
-Para nosotros, los tenistas, la parte emocional es muy importante y para mí en particular es fundamental. El año pasado tuve los mejores seis meses de mi vida sin un equipo estable de trabajo pero estaba muy bien emocionalmente y con muchas ganas. Estar en pareja me da una contención linda, pero lo importante es que cada uno respete su trabajo y sus prioridades para que cada uno pueda rendir de la mejor manera.
-El debut en Roland Garros será contra Guido Pella. ¿Qué representa ese adversario?
-No me gusta jugar contra Guido porque no es un lindo partido para nosotros los argentinos. Había muchos “qualys” para que me tocara otro pero pasó. Con Guido, más allá de lo vivido en la Copa Davis, tenemos una gran amistad y no será fácil el partido. Esta es una superficie que a mí me cuesta un poco más y él viene con tres partidos encima y su nivel fue mejorando en este último tiempo, lo que me pone contento por él. No será sencillo aunque para mí jugar y reencontrarme con el publico de Francia me deja tranquilo.
La charla de algo más de cinco minutos pasó. Ya habrá tiempo de otros encuentros en París. Por ahora, el que terminó fue el de la confianza y el optimismo por lo que vendrá.
