La Liga Cordobesa de Fútbol tomó la insólita decisión de poner un límite de edad a los equipos de fútbol femenino que participan de la misma. Para el presente torneo, demorado ahora como medida de prevención por el avance del coronavirus, no podrían jugar aquellas futbolistas que superaran los 32 años.
Desde ese momento, las jugadoras alzaron la voz, encontrando gran respaldo en la agrupación Futboleras Organizadas. La presión ejercida provocó una modificación a medias de la reglamentación: cada equipo podría incluir dos jugadoras de hasta 35 años y una de hasta 40.
Pero en Córdoba Las Pibas le dijeron no al límite de edad, consigna con la que salieron a marchar el último 8 de marzo. Una de las razones principales, más allá del absurdo que implica la regla en sí misma, es que muchos equipos deberían prescindir de utilizar a sus jugadoras emblema, en muchos casos capitanas, que fueron pioneras y abrieron camino al fútbol femenino en la provincia.
Imagínense a Rivadavia de Junín sin Natalia Direne, a Independiente sin Lucero Quiróga, a Villa Belgrano sin Teté Varela, a Defensa sin La Turca Bellome… Y podríamos seguir enumerando. Lo que es seguro es que el fútbol juninense no sería el mismo sin las referentes de los clubes.
El reclamo de Futboleras Organizadas, que nuclea a jugadoras, entrenadoras y periodistas cordobesas, encontró eco para su reclamo en todo el país y fueron muchas las voces que se sumaron en apoyo.
Evelina Cabrera, Mónica Santino, Belén Potassa, Milagros Menéndez, Catalina Primo, Daiana Domeniconi, Ruth Bravo, China Pereiro, por nombrar a algunas, hicieron expreso su apoyo a la consigna de un fútbol femenino sin límite de edad en la provincia de Córdoba.
Otro problema que azota al fútbol femenino en Córdoba, semillero de grandes talentos que han nutrido la Selección Argentina y el actual Torneo Rexona de Primera División, así como a clubes del exterior, es que desde 2019 se sacó la obligatoriedad de que los equipos que compiten en la liga masculina deban tener a la vez plantel femenino. Esto hizo disminuir de 20 a 16 los equipos que participan de la Primera División, así como de 18 a 12 los que militan en segunda categoría.
En pie de guerra, las jugadoras cordobesas siguen defendiendo su derecho a jugar, sumando apoyos y haciendo visible un reclamo que no son pocos los que quieren silenciar.
