El retiro de Manu Ginóbili marcó un antes y un después para el básquet argentino. No sólo porque se despidió el mejor jugador de su historia, sino porque además significa el fin de 16 años seguidos de presencia albiceleste en la NBA. Lo atractivo de esta nueva temporada será saber cómo influirá la presencia de LeBron James en Los Ángeles Lakers y si es posible arrebatarle el título a los Golden State Warriors, últimos bicampeones de la liga más importante del mundo.
Cuando los Spurs reciban el miércoles a los Minnesota Timberwolves, los fanáticos de San Antonio sentirán un enorme vacío, ya que por primera vez en 22 temporadas no tendrán en la pista a ningún integrante del «Big Three» que conformaron Tim Duncan, Tony Parker y Ginóbili y que les regaló cuatro títulos.
Con la ausencia del argentino, el básquet albiceleste no contará con ningún representante en la NBA por primera vez desde la temporada 2001/2002 y muy lejos de los seis que llegaron a comenzar la campaña 2007/2008. Con Scola en la Liga de China y Brussino, Laprovittola y Garino cortados en la NBA y con contratos en España, la última temporada dejó a Ginóbili como único embajador, hasta el anuncio de su retiro.
Los desafíos de Lebron
Levantar a los Lakers, seguir con el show y triunfar en Hollywood con su versión de Space Jam son los desafíos que se le presentan esta temporada a la superestrella de la NBA LeBron James.
«Sentí que en este momento de mi carrera tenía la necesidad de este desafío: ayudar a un equipo que no conoce el éxito desde hace tiempo», dijo James cuando confirmó su llegada a los Lakers, un equipo que ganó su último anillo en 2010.
La camiseta cambió de color y nombre pero no de número, el 23 seguirá en el pecho y la espalda del jugador que ha manejado con madurez y confianza los partidos de pretemporada, dejando claro que llega al equipo amarillo y violeta a aportar lo que más sabe: jugar al básquet.
Tanto LeBron como los Lakers saben lo que es el triunfo y el reconocimiento, ambos están acostumbrados a la grandeza y buscarán por todos los medios hacer que esa combinación dé frutos suficientes para sacudir la dinastía de los Warriors, principales rivales de la Conferencia Oeste.
¿Un equipo invencible?
Tres anillos en cuatro finales consecutivas son suficientes para postular una vez más, y sin temor a equivocarse, a los Golden State Warriors como los grandes favoritos de la temporada de la NBA.
Sin duda, los de Oakland son el gran rival a batir en una la liga que se ha transformado en un «todos contra los Warriors». Veintinueve equipos y un solo objetivo: destronar a los dorados de la cima de la mejor liga de baloncesto del mundo.
Pese a las derrotas que sufrió en la pretemporada, los Warriors mantienen la misma receta de los últimos años. Extendieron el contrato a su entrenador, Steve Kerr, y sigue el abanico de estrellas que incluye a Stephen Curry, Kevin Durant, Klay Thompson, Draymond Green, Jordan Bell y el refuerzo de DeMarcus Cousins, que sin duda centrará la atención.
Las apuestas de nuevo ponen a los Warriors como seguros finalistas dejando en el aire una sola pregunta: ¿qué equipo podría destronarlos?
Los Boston Celtics, tras la recuperación de Kyrie Irving y Gordon Hayward, estarían entre las franquicias que aspiran al trono en el Este tras la salida de LeBron de los «Cavs». También los Raptors de Toronto y los 76ers de Filadelfia suenan como posibles finalistas en el Este.
Al otro lado, en la Conferencia Oeste, con una línea de rivales de gran calidad, los Warriors deberán sobrepasar a equipos de calidad como los Rockets de Houston, que incorporó a Carmelo Anthony, los Thunder de Oklahoma, los Mavericks de Dallas, que ficharon al esloveno Luka Doncic, y los Jazz de Utah.
