«Me decís que River es copero y a mí me da risa». La frase que Darío Benedettose animó a pronunciar el 13 de agosto bien podría resumir el año futbolístico de Boca. Tres meses después, el Millonario se consagraba campeón de la Copa Libertadores en una histórica final en Madrid. Y nada menos que en la cara del Xeneize.
Fue un 2018 a pedir de River. En cuanto a títulos (ganó la Libertadores y la Supercopa argentina), pero también en el mano a mano que más le importa a los hinchas: el Superclásico.
TwitearCinco duelos directos hubo este año, con un historial aplastante en favor de los de Núñez: cuatro triunfos y apenas un empate, que para colmo luego también decantaría en una alegría para el Millonario (el 2-2 en la ida de la final de la Copa en La Bombonera).
La única alegría de este 2018 para el equipo que dirigió Guillermo Barros Schelotto (en pasado porque ya dejó su cargo y será reemplazado por Gustavo Alfaro) fue la obtención de la Superliga en el mes de mayo, luego del empate ante Gimnasia La Plata como visitante.
Pero tras esto, el balance da negativo. Muy negativo. Fue derrota en la Supercopa argentina frente a River en marzo. También cayó en el único duelo por Superliga del año ante su clásico rival en septiembre como local y finalmente sucumbió en la serie que más importaba, la que definió la atípica Copa Libertadores cuyo partido de vuelta se jugó inusitadamente en el Santiago Bernabéu luego de un sinfín de postergaciones.
Es así como Boca, además de no haberle podido ganar un clásico a River en todo 2018, termina el año con la salida de su DT, Barros Schelotto, quien seguramente seguirá su carrera en Los Angeles Galaxy de la MLS estadounidense.
¿Y LA COPA ARGENTINA?
El certamen en el que River defendía el bicampeonato obtenido en las dos últimas ediciones no contó precisamente con la mejor performance de los dos equipos más grandes del país.
El verdugo de ambos tiene nombre propio y es compartido: Gimnasia La Plata. El Lobo se «cargó» primero al Xeneize y luego al Millonario hasta alcanzar al final, aunque luego quedaría en las puertas del título frente a Rosario Central.
En octavos de final, los platenses superaron agónicamente a un Boca que jugó muy mal y terminó despidiéndose tempranamente del torneo que ganó en 3 ocasiones.
Ya en semifinales, el Millonario también dijó adiós frente a los platenses, aunque esta vez en los penales luego de empatar 2 a 2 en el tiempo reglamentario.
BARAJAR Y DAR DE NUEVO
En resumen, se trató de un 2018 repleto de alegrías para River y que Boca padeció mucho más de lo esperado. El título en el torneo local servirá apenas como un analgésico para calmar el inconmesurable dolor que generó la decepción por las caídas «superclásicas», sobre todo la ocurrida hace poco más de 3 semanas en Madrid.
Serán momentos de empezar de cero, con un nuevo cuerpo técnico y la renovación del plantel para otra vez intentar retomar el reinado del continente. Mientras tanto, desde la otra vereda todavía puede oírse la melodía de los festejos de un River que tiñó de rojo y blanco un 2018 inmejorable.