Botines, listos. Canilleras, listas. Vendas, listas. Apuntes, listos. Lapicera, lista. Teléfono, ¡re cargado! Evidentemente no fue un partido más para Lucía Stieben, que con su San Benito de Paraná viajó a jugar un amistoso ante el equipo AFA de Rosario Central, pactado para el mismo día y en el mismo horario que el final de anatomía que ella misma define como el más difícil en lo que lleva cursado de la carrera de Kinesiología.
Una foto de la jugadora de 18 años, recién ingresada al mundo universitario, rindiendo sentada sobre el pasto de la cancha, a escasos metros de quienes ya se disputaban la pelota y vestida íntegramente de fútbol, se volvió viral la pasada semana como testimonio de la multiplicidad de esfuerzos que conlleva, para ella y para tantas, aferrarse a un deporte que en Argentina todavía no devuelve en consecuencia.
-¿Sabés quién te sacó la foto? Porque de otro modo hubiese quedado en una anécdota tuya y del grupo; pero ahora se convirtió en el testimonio de la realidad de muchas futbolistas…
-La que sabía que iba a rendir y mandó a sacar la foto fue una compañera de equipo y coordinadora. Se lo pidió a una de las mamás que estaban mirando el partido. Yo ni enterada que me habían sacado la foto. Estaba muy concentrada.
-¿Qué supiste primero, que tenías examen o que tenías amistoso?
-El examen. Yo me inscribí al primer llamado para rendir. Y a los dos días me dijeron que había amistoso a las cinco de la tarde. Yo quedé shockeada porque decía a las cinco de la tarde tengo que rendir la parte escrita del examen. En un principio posta que no sabía que hacer, porque quería viajar a jugar contra Rosario Central. Y a la vez quería quedarme y rendir porque no podía darme de baja. Si vos no te presentás queda en el historial académico, así que no sabía qué hacer.
¿Y quién te dio la confianza que te faltaba para mandarte, rendir y jugar?
-Mi DT. Se lo comenté y me dijo viajá, llevá las cosas y vemos cómo sale allá. Me dio mucha tranquilidad. Me senté atrás de todo y fui todo el viaje estudiando a full. A la hora de rendir dejé de calentar y me puse. Durante el primer tiempo estuve rindiendo y después jugué todo el segundo tiempo.
-Mientras estabas rindiendo, ¿mirabas la hora y te decías quiero terminar así puedo jugar?
-Sí. Yo sentía que estaba haciendo ese examen a full. Venía la pregunta, la leía, respondía. No quería volver para atrás. En un momento se iban a sacar la foto, dejé el celular, fui, me la saqué y volví corriendo a seguir con el examen. No tenía mucho tiempo. Eran como 80 preguntas, tres imágenes y tenía una hora nada más para hacerlo. Por suerte me sobró tiempo. Pero lo hice bien rápido para jugar.
-¿Por qué una piba de 18 años, que juega hace 10, que ama el fútbol y persigue el sueño de llegar a ser profesional, entiende tan bien lo importante que es estudiar en paralelo, que es casi una rareza en el fútbol masculino?
-Por mi parte entiendo que la formación académica es muy importante dentro de cualquier deporte. La parte educativa te forma muchísimo más y te lleva muchísimo más lejos. Además, el fútbol femenino hoy, pese a que gracias a Dios está creciendo, le hace mucho más complicado a una mujer llegar lejos y tener una vida que se base en el fútbol. Por eso es que hoy estoy estudiando, porque no sé qué puede llegar a pasar. Pero mi sueño, mi gran sueño es llegar a jugar profesionalmente. Me estoy formando con una licenciatura que también me liga mucho al deporte, porque estoy estudiando kinesiología. Yo lo hago por las dos cosas. Porque es muy importante la educación dentro del fútbol y porque la carrera me acerca muchísimo más.
-Tal vez las oportunidades no estén tan lejos. Porque el fútbol femenino, semiprofesional desde 2019, tiene mucho por descubrir todavía en las provincias. Cuando se den cuenta, cuando se convenzan de apostar, se van a abrir muchísimas puertas. El problema hoy es que cuando llegás a ser profesional, ese salario no alcanza para vivir y hay que seguir haciendo coincidir actividades…
-Claro. Yo pienso por eso que es complicado. Muchas jugadoras viajan para ir a una prueba y no todas van a quedar por más buenas que sean. Pero falta gente que vaya a mirar partidos en las provincias. Siempre es una la que tiene que viajar a hacer una prueba.
-Soy un convencido de que los clubes de AFA tienen que salir a ver al interior del país…
-¡Sí! Hay muchísimas chicas que yo digo esta podría estar jugando en AFA, en España, porque tienen un nivel… Vos las ves y se las comen a todas. Y vos decís qué hace acá, le sobra. Sin embargo, no hay gente que venga y vea el fútbol femenino de acá. A veces miro el fútbol femenino por la tele y pienso llega a entrar mi compañera, ¡les pega un baile! Pero falta ese compromiso de los clubes de AFA, de hacer el esfuerzo de salir a ver las jugadoras.
-¿Y en Paraná cuánta importancia le dan las autoridades a su liga de fútbol femenino?
-Tiene para mucho más. No están buenas algunas cosas que están pasando en la Liga Paranaense. Una jugadora fue sancionada por expresar lo que pensaba sobre algunas carencias que vemos en el fútbol femenino de Paraná. Me da mucha lástima que sea así y me entristece una banda. Nosotras queremos salir adelante, queremos llegar lejos, pero esas cosas te hacen retroceder.
-¿Dónde inicia tu camino en el fútbol? ¿Siempre estuviste en San Benito?
-A los 8 o 9 años arranqué a jugar con los chicos. A los 13 me fui a Las Vampiresas, que era un equipo que no pertenecía a ningún club. Teníamos a Juan Comas como DT y nos afiliamos a Universitario para poder jugar la Liga. Ya en 2019, para la segunda mitad del año jugué con Instituto, con Juan Pablo Gianecchine que es mi DT actualmente. El 2020, Juan Pablo y Pamela Tortul hicieron una propuesta para ser parte de Belgrano de Paraná, estuve un año pero justo cayó la pandemia y no jugamos casi nada. Ya para 2021 arranqué con San Benito, con Juan Pablo y muchas de las jugadoras que veníamos de Instituto. Y acá estamos.
-¿De dónde te nació pedir jugar siendo tan chica y cuando todavía no había una gran oferta para que jueguen las nenas?
-Yo antes de fútbol hice hockey sobre patines, patín artístico, hockey, todo. Pero el fútbol me nació por mi hermano mayor, que es muy futbolero. Capaz que yo estaba sentada en mi casa haciendo la tarea y él me decía atajame unos penales. Me empezaron entrar unas ganas de jugar al fútbol por verlo cómo pateaba, que hacía jugaditas. Me ponía en mi patio a aprender, a patear contra la pared. Y en la esquina de mi casa entrenaban unos nenes con un profe. Yo siempre me metía a hacer partiditos con ellos. El profe me dijo si quería entrenar con ellos y ya cuando empecé si quería jugar los sábados la liga. Justo había arrancado a jugar en un equipo femenino, éramos las más chicas con mis hermanas, que somos trillizas…
-Me muero… ¿Juegan todas?
-¡Sí! Yo arranqué con el fútbol y después se sumaron ellas. Hasta ahora hemos compartido siempre los mismos equipos. Sé que hay varias mellizas que juegan, pero trillizas no sé.
-Si tiene que haber una próxima vez para que te llamen desde un montón de medios como ahora, ¿por qué quisieras que fuera?
-Porque me fui a jugar afuera, porque me llamaron de algún equipo para empezar a jugar con ellos. Es lo que siempre quise. Mi plazo es llegar lejos en el fútbol. Hoy en día no puedo estar cien por ciento enfocada en eso porque me lleva mucho el estudio, pero por suerte le meto una banda. Pero sea ahora o después, quiero llegar lejos en el fútbol. Jugar en Buenos Aires, jugar en otro país. Donde sea, pero jugar profesionalmente. Lo que más quiero es jugar a un buen nivel. Tener competencia, buenos torneos. Ojalá mi equipo llegue lejos. Hace poco jugué un Provincial, llegamos a la final y lamentablemente perdimos. Si ganábamos pasábamos a jugar un Federal. Lo único que quiero es llegar lejos. El día que me paguen por eso, que es algo que siempre soñé, le dije a mi vieja que le iba a empezar a devolver todo lo que hizo por nosotras, por mi familia.