Más allá de los tuits de su hermano Leandro, de las ganas que tiene, en definitiva, cualquier amante del básquetbol en cualquier rincón del mundo de seguir viendo jugar a Emanuel Ginóbili, habrá que estar preparados. Los corazones latirán con más fuerza hoy a las 22 (con televisación de ESPN) y no será por el partido que se diputará. De hecho, San Antonio está prácticamente eliminado de los playoffs de la NBA. Pierde por 3 a 0 la serie de finales de la conferencia Oeste ante Golden State, resultado que jamás, en 125 ocasiones anteriores, fue remontado. Pero ese ritmo cardíaco aumentado se acelerará, incluso si es otra derrota categórica, porque a medida que el reloj se acerque a 0 en el último cuarto la despedida del mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos puede convertirse en un hecho. Manu ya había asegurado que se tomará un par de semanas cuando termine la temporada para meditar al respecto.. En todo caso, lo mejor será disfrutarlo y guardar en la retina cada acción que regale hoy en el parqué.
La atención a la prensa en las instalaciones de los Spurs no fue una más tras la derrota. Se hizo notar desde la primera consulta que recibió el bahiense: “Mirando hacia atrás todo lo que has hecho con San Antonio, ¿qué destacás más?”. Ginóbili llevó la mirada hacia un punto imaginario entre la maraña de micrófonos, encaró un rápido viaje al pasado y contestó: “Es difícil elegir. Es fácil recordar los grandes momentos, las victorias. Pero incluso las malas también fueron importantes, en un sentido distinto: nuestra conexión, nuestra camaradería, el atravesarlo juntos. Ganamos todos y perdimos todos”.
Hubo tiempo para bromear, claro, siguiendo la sintonía de lo que Danny Green, compañero en el perímetro, había declarado tras la dura derrota en casa 120-108 que dejó a los Warriors a un triunfo de la final. “Lo planeamos todo. Pero ahora queremos hacer algo realmente muy grande y recuperarnos de un 0-3 sin duda lo sería. Así que sí, estamos donde queríamos”, dijo. Ese modo de tomar la realidad es una marca registrada de Ginóbili que no por nada comparte la mayoría de la Generación Dorada:la aceptación de la derrota como algo natural. Por eso la respuesta, que sin tomarse el juego a la ligera, indicó una absoluta comprensión de las reglas y la desdramatización, algo que vaya si sería útil por estos lares.
Es entonces, después de ese momento, cuando el camino de inquisiciones tomó una curva y el cartel verde con las letras formando la palabra “retiro” comenzó a distinguirse a la distancia.
-Mike Brown y muchos analistas de la NBA dijeron que está claro que podrías jugar más allá de los 40 años. ¿Cambia esto tu pensamiento?
-No. Soy el mismo tipo al que le costó muchísimo contra Memphis y por el que estaban preocupados. Exactamente el mismo. Siempre lo dije: campeón o no, metiendo 20 puntos o 0, nada de eso va a cambiar lo que soy o la decisión que tenga que tomar.
Y ahí Ginóbili agregó una pista que tal vez invite a esperar esa decisión, tal como había sucedido luego de las últimas campañas. “Lo meditaré, como he venido haciendo, y veré cómo van las cosas”. Aclaró, sin embargo, que “fue importantísimo” haber pasado la temporada sin lesiones de mayor relevancia. Y entonces, de nuevo.
-¿Cómo será el proceso?
-¿Es la conferencia del retiro? ¿Están buscando que diga algo? No sé. No sé qué haré. Veremos si es el último partido de la temporada. Ojalá que no. Una vez que se termine pensaré en el futuro.
De todos modos la última cuestión que abordó, una vez más, lo llevó a pensar en el posible adiós. En las últimas horas se agruparon las reflexiones sobre su enorme carrera y, al respecto, cerró: “No sentí nada raro en estos días porque no sé qué estuvieron diciendo; no sigo esas cosas. Pero se está poniendo raro ahora, de verdad”. Y entre risas, una vez más, se fue. El tiempo dirá si por última vez.