Durante su paso por las inferiores de Colegiales, escala posterior a su comienzo en las infantiles de Platense, Maximiliano Carnelutto aprendió a combinar horarios y esfuerzos para llevar adelante su pasión de futbolista y su vocación por el estudio. «En la escuela técnica tenía doble escolaridad, por eso tuvimos que hacer una especie de acuerdo con el club y la escuela para que pudiese faltar algunos días porque coincidían los horarios. Pero siempre me exigían, en ambos lados, que me fuese bien con los estudios. Quizás perdí competencia, porque no podía entrenar a la par de mis compañeros, pero buscaba el tiempo para salir a correr y mantenerme en estado», rememora en su charla con Clarín.
Festejo de graduado el día que el futbolista se recibió en la Facultad.
Hacer malabares para jugar y estudiar fue una constante en su progreso en las canchas y en las aulas. Y lo sigue siendo en el presente. Villa Dálmine fue el destino de Carnelutto en 2011. «Me probaron y quedé en Cuarta División y después subí a Primera aunque no llegué a debutar oficialmente. Jugué amistosos y fui parte del plantel que ascendió a Primera B. Ese mismo año ingresé a la Facultad Regional Delta de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), en Campana. Aprobé libre el curso introductorio, un equivalente al CBC, y en marzo arranqué con la carrera universitaria. El primer año fue denso, me tuve que adaptar a las exigencias de las materias. Me entrenaba en Dálmine a la mañana, daba clases en el Instituto Vanguardia y a la noche cursaba en la Facultad», cuenta.
El futbolista-ingeniero debutará este año en Primera B. (Foto: cadu.org.ar)
Belgrano de Zárate, participando en los Torneos Argentinos B y C y en la Liga local, fue el paso posterior de la trayectoria deportiva del marcador de punta derecha. Y a la par, invariablemente, los estudios. «Daba clases de materias técnicas a la mañana, me entrenaba a la tarde e iba a la Facultad a la noche», detalla el ingeniero de 25 años.
Mientras estaba en Belgrano, a Carnelutto le surgió una posibilidad díficil de rechazar: un intercambio universitario de 15 días en el Instituto de Ingeniería de la la ciudad portuguesa de Porto. «Estábamos jugando el campeonato de la Liga y pedí un permiso especial para poder viajar. Fue una experiencia excelente trabajar en un laboratorio con un gran equipamiento. Y también por aprender de la cultura y el orden que tienen como sociedad. Tuve que hacer un curso de idioma portugués y además en la Facultad me dieron la chance de hacer otro curso de francés», manifiesta. Claro que durante estas dos semanas en Europa, el futbolista se hizo tiempo para su otra pasión: fue a ver un partido del Porto por la Champions League.
Carnelutto en el estadio del Porto; aprovechó un viaje de perfeccionamiento universitario para ver fútbol.
A fines de 2015, justo el día de su cumpleaños -14 de diciembre- lo llamaron de Defensores Unidos de Zárate. «Al principio no era tenido tanto en cuenta, pero me pude afirmar y terminé de titular en el campeonato en que llegamos a la final con San Miguel. La temporada pasada viví la gran alegría del título en Primera C con ascenso a la B Metropolitana. Y hace unos días tuvimos otra felicidad con la victoria sobre Godoy Cruz por la Copa Argentina, donde creo que hasta hicimos méritos como para ganarlo en los 90 minutos sin tener que haber llegado a los penales. Fue una especie de revancha, porque el año pasado nos quedamos afuera por penales con Huracán después de haber empatado 2 a 2», señala.
«Me recibí de ingeniero mecánico el año pasado, después de rendir los exámenes finales que me quedaban y de presentar la tesis. Antes había empezado a trabajar en el Laboratorio de Mecánica Computacional de la Universidad, así que andaba entre fútbol, clases y laboratorio», añade el 4 del último campeón de Primera C.
Carnelutto en la Universidad Tecnológica Nacional.
La intensidad de su agenda no disminuye: «Surgió la posibilidad de trabajar en la empresa Aguas de Zárate, así que me entreno a la mañana, almuerzo y me voy a trabajar hasta las 18. Después sigo en el Laboratorio de investigación en la UTN y soy auxiliar en una materia de Segundo Año. Tuve que dejar de dar clases en el colegio -Sistemas Tecnológicos, Procedimientos Tecnológicos, Mecánica y mecanismos y Proyecto y diseño mecánico, eran sus materias- porque se me hacía imposible», finaliza Carnelutto, ese incansable trabajador dentro y fuera de la cancha.
FUENTE: Guillermo Tagliaferri – Clarín