Nos atendió su mamá, cuando descansaban en el hotel después de una semana intensa y esperaban a tomar el avión que esa misma noche las llevaría de regreso a Estados Unidos. Nos pidió que por favor le habláramos despacio, porque es el inglés su lengua nativa. Aunque si no nos hubiera hecho esa advertencia, ni siquiera nos hubiéramos dado cuenta. Melissa Soto entiende todo, adentro y afuera de la cancha.
Hace quince años nació en New York, pero su papá mendocino le trasmitió la cultura argentina que siente como propia. Por eso fue tan especial para ella recibir el llamado que la convocaba a formar parte de la Selección Argentina Sub-17 por primera vez, en la que fue la primera concentración de este 2020.
«Cuando me enteré que estaba convocada me puse muy feliz. Nunca creí que iba a pasar. Estaba muy emocionada», le contó a Junín 24 la jugadora del New York City, equipo que en fútbol femenino no cuenta con primera división, pero que en la MLS supo albergar a jugadores de la talla de Andrea Pirlo, David Villa y Frank Lampard.
No fue la única que llegó al seleccionado desde La Gran Manzana, ya que también fue convocada su compañera de equipo Isabella Gómez: «Ella casi no habla español, entonces fue más difícil para ella. Yo le hacía de traductora», explicó.
Y sobre su primera experiencia con La Albiceleste, agregó: «Las prácticas fueron duras y estoy muy cansada. La integración fue buena. Todas las chicas fueron muy agradables, cariñosas. Siempre se acercaban para hablar. Fue una buena experiencia con ellas».
El viaje que la tuvo en Buenos Aires durante toda una semana fue su tercera visita a Argentina en quince años, aunque las anteriores había estado en Mendoza, donde vive la familia de su papá. Él fue el encargado de traspasar un legado cultural que ella abrazó con gusto.
«Siempre tuve parte de esa cultura en casa. Por la comida, por la música y las canciones que escuchábamos. Siempre mirábamos los partidos de la Selección y fuimos al estadio cuando jugaron en el MetLife. También para mi familia fue muy emocionante esta convocatoria», reconoció. Y hasta se animó a recordar el vamos, vamos, Argentina. Vamos, vamos a ganar que coreó desde las tribunas.
Argenta y futbolera, dijo que Juan Román Riquelme y Javier Mascherano eran sus futbolistas favoritos. Una decisión que pareció salomónica hasta que aclaró: «Pero somos de Boca, eh». Entre las jugadoras, ya apunta a Estados Unidos, donde tiene variedad de sobra para elegir: «Me gusta mucho como juega Carli Lloyd, también Julie Ertz. De afuera, me gusta Marta».
Si bien hasta los 19 años podrá seguir jugando para New York City, el sistema educativo y deportivo de Estados Unidos determina que a partir de allí deba hacerlo para alguna universidad. De allí han surgido las grandes estrellas que han hecho del USA Team el equipo más poderoso en la historia del fútbol femenino. Pero también sueña con poder ser profesional algún día.
«El fútbol es algo muy serio para mí. Yo quiero jugar en la universidad. Todavía no sé de ser profesional, pero si me llega la oportunidad lo voy a hacer. Amo jugar al fútbol», recalcó, como si no hubiera dado ya las pruebas suficientes.
Tanto, pero tanto lo disfruta que hasta se armó un lugar de entrenamiento en su casa, donde entrena controles y también disfruta de jugar partidos de tenis fútbol, como las pibas en la placita de alguna lejana esquina argentina: «Arriba, en el ático, tenemos pasto artificial. Yo me entreno ahí todos los días. Me gusta jugar tenis-fútbol y quería hacerlo en el ático. Mi papá dijo bueno y lo armamos. En New York hace mucho frío en determinados momentos del año y la nieve no nos deja entrenar con normalidad afuera. Entonces, tenía que encontrar una manera de seguir practicando», explicó.
De ahora en más, Melissa Soto tiene una nueva motivación para seguir entrenando, para perfeccionarse. Ya no solo es el New York City, no solo es la universidad sino también la posibilidad de defender la bandera albiceleste.
«Creo que New York tiene mucho nivel. Se juega muy diferente. Las chicas son fuertes en Argentina, la intensidad de las prácticas es muy alta y creo que estamos bien. Este viaje fue una experiencia muy diferente. Tuve que adaptarme con las chicas, los técnicos, las prácticas. Crecí mucho. Y siempre que me llamen, voy a volver». ¡Te esperamos, Melissa!
Por Juani Portiglia