El malestar del Barcelona con el colegiado Gil Manzano era palpable al final del partido ante el Girona. La imagen que mejor simboliza esto fue la de Messi negando el saludo al árbitro extremeño y con cara de pocos amigos.
Piqué en el descanso ya mostró su malestar con Gil Manzano y le abroncó en el túnel de vestuarios. No fue el único, porque otros jugadores le recriminaron al árbitro su decisión de expulsar a Lenglet.
Al término del partido, en el que volaron dos puntos del Camp Nou, Messi se acercó a Gil Manzano y cuando el extremeño le tendió la mano, Leo le negó el saludo y se fue al vestuario con cara de pocos amigos.