La crisis del 2001 expulsó a su familia de Arrecifes hacia Florianópolis. Allí, en un país con una tradición más propicia, terminó de moldear su perfil de luchador de artes marciales mixtas (MMA). Ahora, ya consagrado, Nazareno Malegarie dice estar en el «ápice de su carrera» y no es para menos: ya probó las mieles de UFC y Bellator (las dos compañías de MMA más importantes en EE.UU.) y peleará por el título pluma de la tradicional compañía Pancrase de Japón ante el local Issei Tamura.
«A quien gana el cinturón ellos le dicen ‘El Rey’ del Pancrase», le contó a Clarín sobre las costumbres niponas. Será la tercera vez en la compañía en la que acumula dos victorias seguidas. Si bien habla inglés, necesita a su lado una traductora al portugués, porque a diferencia del resto de los eventos del mundo en Japón después de cada round los jueces dan a conocer el puntaje. La traductora le sirve para saber si ganó o perdió el asalto. «Eso no te deja… o sí te deja especular, porque sabés que si tenés dos rounds ganados, con perder por poco el tercero ganaste la pelea. Para todo eso la necesitás», explicó. Malegarie cuenta que preparó la estrategia del evento con el plus de su equipo: entrena con su papá Roberto, con quien lo une desde chico el amor por la pelea.
¿Cómo te preparaste para el choque?
– Soy un peleador completo que puede pelear arriba (de pie) o abajo (en el piso), y siempre enfoco mis peleas de acuerdo al rival. Tamura es bajito y le gusta pelear a la distancia. Le voy a salir para adelante, esquivando manos y metiendo las mías. Y cuando pueda derribarlo, lo haré. Voy a buscar la pelea todo el tiempo.
– Japón es culturalmente muy distante. ¿Cómo es pelear allá?
– Lo más difícil es el viaje: son 45/48 horas. Dos días: salgo el lunes y llego el miércoles. El huso horario también. Llegás allá a las cuatro de la tarde y son las cuatro de la noche de acá. Estás dormido y te cuesta. Pero el resto es lo que digo siempre: cuando cierra la jaula lo que importa es cómo peleás contra el otro y fue. No podés agarrarte de otras cosas.
– ¿Cómo es el público?
La gente allá aprecia la pelea de piso, lo que no gusta mucho en occidente. En Japón se valora mucho la pelea de jiu jitsu, que justo es mi juego: cuando estoy en el piso soy como pez en el agua, ni pienso. Lo único que hago es pelear.
Malegarie cuenta con mucho rodaje en el deporte. En el ámbito local peleó en Arena Tour, pero llegó a la elite de las MMA. Primero en Bellator y luego en el UFC, en su reality TUF 4 de Brasil (mismo programa donde destacó Santiago Ponzinibbio temporadas antes). Eso le valió una pelea en la compañía, perdió por decisión divididda y fue despedido. ¿Piensa en volver?
– La verdad que no pienso en el futuro, sino en conseguir este título. Siempre pienso en lo más grande como UFC, Bellator o en Rusia, que hay eventos que le compiten a los otros. Quiero ganar este cinturón y después ver qué viene. En mi carrera pensé en llegar a UFC, pero después me echaron y me sacaron el piso, el apoyo.
– Con 27 choques ganados y cuatro perdidos, nunca fuiste noqueado ni finalizado (sumisión). ¿Esto te influye a la hora de subir a la jaula?
– Perder por KO, sumisión o por puntos es exactamente lo mismo. Yo perdí solamente por puntos… pero es lo mismo, ni pienso en eso. Lo que me da confianza es que aguanto bastante los golpes. He recibido algunos durísimos y nunca caí. Eso te da confianza. Estoy seguro que en esta pelea, si no consigo el nocaut, lo voy a tener a los golpes por el piso.
– En Argentina es difícil… ¿Se puede vivir como peleador en Brasil?
– Es igual o peor que en Argentina. Porque por un lado hay más eventos, pero por el otro hay diez mil veces más peleadores. Es realmente difícil vivir de pelear, yo lo consigo porque de chico me dediqué a esto y peleé en eventos internacionales que pagan bien y conseguí pagar las cuentas. Un jugador de fútbol no tiene ni que jugar en Primera en Argentina y ya gana una buena guita. En MMA es difícil.
– ¿Volvés a Arrecifes cada tanto?
– En Arrecifes todo el mundo me ama. Voy al supermercado y se sacan fotos conmigo. Aparte, siempre representé al pueblo y tengo mucho orgullo de ser de allá. Tengo a mi abuelo, mis tíos y mi familia, y cuento con todo el apoyo ahí.