En medio del caos y una situación impropia para cualquier adolescente, creció un grupo de africanos que hoy miran de lejos todo aquello. En 2002 se desató un conflicto islamita en Nigeria que comenzó con la formación del grupo terrorista fundamentalista Boko Haram. La escalada de problemas religiosos y de extrema violencia se multiplicó por el territorio. Ellos, los más jóvenes eran testigos sin entender demasiado bien de qué se trataba. Con 11 años, Victor Moses, sintió la estocada, porque sus padres fueron asesinados en las calles de Kaduna. No encontró otra forma más efectiva para escapar de allí que pedir asilo político en Londres, donde creció en el Sur con una familia que lo ayudó. Hoy es figura en Chelsea y es la principal referencia de las Super Eagles de Nigeria.
En ese contexto, más o menos hiriente según el caso, se desarrolló un grupo de jugadores que supo reencontrarse con el juego y que estará en Rusia. Así evolucionaron, encontrando, en su mayoría, una vía de escape en Europa, ya que 17 de los 23 convocados habitualmente por el alemán Gernot Rohr, juegan en el Viejo Continente. Otros tres lo hacen en Asia, y apenas tres juegan en Nigeria.
Existió un cambio de mentalidad en todo este proceso. Varios jugadores, más allá de sus destinos europeos, necesitaban encontrar un norte en su relación con el seleccionado de su país. Porque si bien todos lo reconocían como un grupo con enorme talento, potencial y buen desarrollo, había algo que le faltaba: consolidarse como un equipo más disciplinado. Y allí entra en acción Gernot Rohr que tomó el control desde agosto de 2016. Y no se trató de un manotazo en el aire. Sus experiencias al frente de Gabón, Níger y Burkina Faso le permitían saber bien cómo piensa y qué siente el jugador nigeriano.
Rohr mejoró exponencialmente a este seleccionado, refrescó a un equipo que no se clasificó para las últimas dos copas de África. El ciclo apenas registra una derrota y fue el primer conjunto africano en clasificarse para Rusia 2018.
El segundo partido de Nigeria será ante Islandia el 22 de junio a las 12 horas en Volgogrado
La refundación de Nigeria obligó a tomar determinaciones a nivel dirigencial, ya que la Federación de Fútbol tuvo reuniones con los jugadores para asegurarles que serán cuidados como profesionales durante el proceso de selección. Es que quieren evitar que se repita el caso de 2014, cuando los jugadores se negaron a entrenarse antes del partido por los octavos de final ante Francia, en el Mundial de Brasil 2014, debido al incumplimiento del pago de las primas. Y para sumar más estabilidad en este proceso, la federación también acordó una extensión de dos años en el contrato de Rohr.
Con John Obi Mikel, volante de Chelsea como estandarte, las Super Eagles saben que deberán apostar a quedarse con la victoria ante Islandia y luchar por buenos resultados ante Croacia y la Argentina.
Cerrará su participación en el Grupo D frente a la Argentina el 26 de junio a las 15 horas en San Petersburgo
Y allí es donde comienzan los cálculos, porque este desenfado de Nigeria que le permitió ganar claramente en Krasnodar, se contrapone con la historia. La Argentina y Nigeria se enfrentaron cuatro veces en los mundiales y todos fueron éxitos del equipo albiceleste. En Estados Unidos 1994 jugaron en la segunda jornada del torneo, y la Argentina se impuso por 2-1; en Corea y Japón 2002, volvieron a cruzarse, fue un triunfo por 1-0, por la primera jornada del Grupo F; en Sudáfrica 2010, por el Grupo B, fue un éxito por 1-0, y, en Brasil 2014, compartieron también el Grupo F, y se impuso la Argentina por 3-2.
Nigeria es un claro ejemplo de superación y será un escollo importante en el camino del equipo dirigido por Sampaoli.
