Un país atravesado y dividido por la situación del líder político Lula pero unificado por la ilusión mundialista con Neymar y compañía; en una ciudad que todavía tiene vencedores y vencidos de la final paulista que se jugó el domingo entre Corinthians y Palmeiras; en un clima caluroso que se escapa del calendario habitual en estos días de abril y en tierras en las que Boca dejó una huella imposible de olvidar (tres Libertadores se levantaron en apenas siete años) el equipo de Guillermo Barros Schelotto se instaló para jugar esta noche (desde las 21.45 y por Fox Sports)un encuentro que puede resultar clave en el Grupo H.
Boca llegó con la certeza de saber que una victoria casi lo pondrá en octavos de final (hoy suma cuatro puntos y es escolta en el grupo de su rival, que tiene seis) pero también consciente de que el manual de la Copa indica que de visitante siempre hay que llevarse puntos.
Asì lo expresaron el técnico, Cristian Pavón y también Carlos Tevez, quien a 21 días de su desgarro en el sóleo de la pierna izquierda se sumó al plantel y llegó hasta una ciudad que lo tiene como ídolo en la fracción corinthiana: es que en el Timao, el más popular de los clubes paulistas, jugó 77 partidos, hizo 46 goles y ganó el Brasileirao de 2005.
El Apache no estará desde el inicio porque apenas sumó tres prácticas completas. Pero su presencia será una alternativa para un partido que se presume friccionado y que tendrá el regreso como titular de Edwin Cardona, en un 4-3-3 que deberá mutar por momentos en 4-3-1-2 cuando el colombiano deje la banda izquierda y se retrase para abastecer a Wanchope Ábila -nuevamente en el 11 inicial- y al infaltable Pavón.
La gran sorpresa, sin embargo, no es la ausencia de Tevez desde el inicio sino la aparición allí de Frank Fabra, a quien el Mellizo había relegado en la consideración para el partido de Libertadores contra Junior para tener en Emmanuel Mas un poco más de altura. ¿Por qué vuelve a jugar Fabra de titular? La presencia de Cardona invita a reconstruir una sociedad que dio resultados en el sector izquierdo, con el lateral haciendo daño en su banda. Al cabo, una opción más en el ataque para un equipo que sin importar adversario, circunstancia o complicaciones, siempre busca asumir el protagonismo.
No resigna Guillermo ese ADN ofensivo aunque sea el poderoso Palmeiras (puntaje ideal y sin goles en contra en el comienzo de la Copa) el anfitrión. “Vamos a tener que cuidarnos de ellos porque son un rival peligroso, pero Palmeiras también va a tener que cuidarse de Boca porque podemos hacerles daño si nos dejan espacios”, avisó el entrenador con Clarín a horas de un partido que en la antesala tiene a los locales expectantes en cuanto a lo que significa estar cara a cara contra Boca, el líder de la Superliga.
A las sociedades apuesta Boca. El tándem Pavón-Wanchope arriba; Reynoso-Pérez en la mitad de la cancha y lo dicho: Cardona-Fabra para la sorpresa. Aceitar el funcionamiento en días en los que el cansancio es un escollo más no es una tarea para esta noche ni para el domingo en Avellaneda ante Independiente. En la Copa se trata de sobrevivir para luego construir. Y a eso llegó Boca hasta San Pablo: a no salir herido.
