«Es un tema que tengo que hablar en familia… Fue un año difícil, sufrimos mucho. Es una situación incómoda». La frase de Ariel Holan, con los festejos por la Copa dando vueltas, sorprendió a más de un hincha que daba por descontada su continuidad. Sin embargo, no está tan sencillo.
El contrato del ahora técnico campeón vence este fin de mes y la idea de los directivos no sólo es renovarle sino ofrecerle un vínculo largo, por tres años y con una importante mejora económica.
Holan repitió este miércoles su amor por el club, su fanatismo, su sueño cumplido, pero además del tema familiar del que él habló tiene algunas exigencias para continuar. Por ejemplo, quiere que la reserva quede a su cargo (hoy la conduce Fernando Berón, con quien no lo une una buena relación), al igual que las categorías más altas de las inferiores. Por supuesto, el DT también exigirá que no le desarmen el plantel y que además lo potencien para enfrentar la Copa Libertadores.
Nunca lo expresó, pero sufrió también por los prejuicios que explotaron desde su inicio en enero, motivados por su origen en el hockey y por su apego a la tecnología. Hay que recordar las cosas que se dijeron cuando en su primera práctica en Independiente desplegó los drones y las computadores. En un año pasó de vendehumo a ser la reencarnación de Rinus Michels (el creador de la Naranja Mecánica de Cruyff). El fútbol es así.
Holan lo sabe, es inteligente, pero el hecho de no ser un tipo formado en el ambiente también le genera una mirada diferente. Hay cosas a las que siente que nunca podrá acostumbrarse.
Por todo eso hoy duda entre seguir dándole alas a su sueño o meter el freno.