El 24 de junio se celebra el fútbol en Argentina. Quiso el destino, caprichoso, que un día como hoy nacieran Juan Román Riquelme, en 1978, y Lionel Messi, en 1987. Para todo aquello que no es leyenda, que no es el testimonio de un abuelo que tal vez ni siquiera lo haya visto una vez en la cancha, la terna se completa con Diego Maradona. Y no hay más. Dos de los tres futbolistas más espectaculares de la historia de nuestro fútbol comparten día de nacimiento.
El 24 de junio de 2006 Román y Leo compartieron salón de fiesta. El cumpleaños feliz se celebró en Leipzig, Alemania, en el marco de la decimoctava edición de la Copa del Mundo. Octavos de final, ante México. Riquelme fue titular y metió desde el córner el centro para el primer gol argentino, el del empate, que FIFA le dio a Hernán Crespo pero en realidad fue en contra de Jared Borgetti. Messi ingresó a los 84, en lugar de Javier Saviola, y minutos más tarde marcó un gol, que nació en los pies del 10 y fue mal anulado por el árbitro Massimo Busacca. El final es mucho más conocido: aquel zapatazo de Maxi Rodríguez en el suplementario que nos puso a festejar a todos, aunque hubiéramos nacido cualquier otro día.
Segundo cumpleaños feliz. 24 de junio de 2007. Maracaibo, Venezuela. Cuatro días antes del debut de Argentina en la Copa América ante Estados Unidos. Los dos sabían que iban a ser titulares. Román patea tiros libres. Lo mira Leo, sentado arriba de una pelota. Lo sorprende la voz ronca de Coco Basile: «Soltá el pie, nene. Mirá cómo hace Román». Messi lo terminó de confirmar este año, en una entrevista que concedió a TyC Sports, poniendo fin al mito que había iniciado el Profe Fernando Signorini, que en cada charla contaba que La Pulga había copiado de Maradona su técnica de ejecución. «Si fue así, no me acuerdo. Fue El Coco el que más me insistía. Decían que mis tiros libes eran centritos».
24 de junio de 2019. Lionel Messi, en Porto Alegre, festeja pero no termina de deshacerse de la preocupación que le genera ver que la Selección Argentina no termina de funcionar en esta nueva Copa América. Juan Román Riquelme festeja en Don Torcuato, rodeado de su familia y esos pocos amigos que con tanto cuidado se ocupó de ir seleccionando con el paso de los años. También lo preocupa que se haya perdido tanto fútbol. Seguro sufre por Leo. Él que tan bien lo supo guiar, aunque los que vinieron después no lo hayan sabido aprovechar.
