¡Qué pedazo de equipo que es el River de Gallardo! ¡Qué injusticia decirlo cuando acaba de ser eliminado en semifinales de la Copa Libertadores de América, porque se quedó a tan solo un gol de la hazaña de igualar el 0-3 que lo había frustrado en el Monumental.
En Brasil fue triunfo 2-0 del Millonario sobre Palmerias, con goles de Robert Rojas, que luego se iría expulsado, y Rafael Santos Borré. Pudo ser más, porque a instancias del VAR el árbitro anuló ese tercero que tan mítico fue en Madrid y que esta vez no pudo ser porque se detectó el offside de Borré en la gestación de la jugada.
También porque se cobró penal en su favor por una infracción a Matías Suárez; pero otra vez la tecnología tomó protagonismo para decir que allí no había pasado nada. River lo siguió buscando hasta el final ante un Palmeiras asustadísimo, que para colmo tuvo que resistir cinco minutos de adición que fueron su peor pesadilla. Para colmo se chequeó un posible penal en favor de los dirigidos por Gallardo, pero otra vez el VAR le bajó el pulgar.
Entonce, esa última pelota necesaria para obligar una definición desde el punto de penal ya no quiso entrar. River ganó, mereció más, pero el que festejó fue Palmeiras… Y Boca.