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River goleó en Tucumán y quedó a un punto de Boca

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El 12 de marzo, el empate 0 a 0 en el Monumental ante Unión por la 15ª fecha del Campeonato de Primera División había dejado a River a 11 puntos de Boca, que por entonces parecía desfilar sin oposición hacia el título. Menos de tres meses después, el conjunto de Marcelo Gallardo goleó 3 a 0 a Atlético en el José Fierro de San Miguel de Tucumán y quedó a un punto de su archirrival, a cuatro fechas del final del campeonato.

Sabedor de la trascendencia del partido en Tucumán, el entrenador de River había decidido solicitar la aplicación del artículo 225 por Gonzalo Montiel y Exequiel Palacios, quienes habían llegado el martes de Corea del Sur tras disputar el Mundial Sub-20, para poder contar con los suspendidos Jorge Moreira y Lucas Alario. Y la jugada le dio resultado casi automático, ya que cuando apenas se habían disputado 41 segundos de partido el lateral derecho apareció sorpresivamente en el área rival, recibió de Gonzalo Martínez y batió a Cristian Lucchetti con un bombazo de derecha.

El grito madrugador simplificó la tarea de un equipo acostumbrado a hacerse fuerte fuera de su casa (llegaba al José Fierro con una racha de nueve victorias consecutivas como visitante). El buen control de balón de sus mediocampistas (fundamentalmente Ignacio Fernández), aunque sin dar la puntada profunda que pusiera a Alario y Sebastián Driussi de cara al gol, y la solidez en defensa le permitieron atravesar los primeros 25 minutos sin sobresaltos.

A los tucumanos el mazazo de entrada les movió la estantería. Otra vez con su elenco habitualmente titular (ante Talleres, el fin de semana, Pablo Lavallén había dado descanso a los futbolistas que habían jugado el miércoles pasado ante Palmeiras por la Copa Libertadores), Atlético no fue superado, pero le costó encontrar los caminos para aspirar al empate.

A los 27 la multitud presente en el estadio rugió cuando Rodrigo Aliendro batió a Augusto Batalla, pero Germán Delfino, advertido por el asistente Ezequiel Brailovsky, anuló la maniobra por posición adelantada. Cuatro minutos después, Aliendro recibió un buen pase en el área, pero no llegó a conectar.

A cuatro minutos del cierre de la etapa inicial y luego de un aviso con un remate de Nacho Fernández que cruzó peligrosamente el área sin que alguien pudiera empujarla, Alario barrió y tocó al gol un centro de Martínez, pero nuevamente Delfino anuló por posición adelantada, esta vez a instancias del asistente Sergio Zoratti.

El inicio del complemento fue una montaña rusa de emociones. A los 3 minutos River acarició el segundo con un bombazo de tiro libre de Alario que sacudió de raíz el poste izquierdo de la valla de Lucchetti.

Pero enseguida los de Gallardo debieron capear el chubasco más intenso de la noche. Primero Leandro González se sacó de encima a Moreira y obligó a Batalla a exigirse al máximo para despejar. Luego un zurdazo mordido de Luis Miguel Rodríguez salió desviado. Enseguida Moreira protagonizó un cruce providencial para evitar que Cristian Menéndez (había sustituido tras el entretiempo a Favio Álvarez) definiera ante al arquero. Y finalmente un cabezazo Fernando Evangelista fue despejado a centímetros de la línea de sentencia.

Era el momento más complicado del encuentro para la visita. Sin embargo entonces aparecieron sus hombres desequilibrantes: en una contra que inició Sebastián Driussi en el círculo central, Gonzalo Martínez hizo la pausa justa y asistió al goleador del torneo, que definió sin demasiada potencia. Ignacio Canuto intentó rechazar y se hizo un nudo tan grande que terminó impulsando el balón a su propio arco.

El impacto fue contundente y terminó de desacomodar a Atlético. Jugado en ataque, el local dejó mucho espacio en el fondo y permitió que River, frío y cerebral, le diera el golpe de gracia a los 19 minutos, cuando Gonzalo Martínez aprovechó los huecos en la zaga, corrió sin marca y tocó con tranquilidad ante Lucchetti para sellar el 3 a 0.

Y entonces terminó el partido. Porque la búsqueda enjundiosa de los tucumanos ya no permitía pensar en esa remontada que había parecido tangible en el arranque del segundo tiempo. Más allá de algún revolcón de Batalla, el destino del partido estaba marcado.

Así el equipo de Gallardo, montado en una racha invicta de 13 partidos, quedó a un pasito de Boca. El tramo final de campeonato anuncia una disputa cabeza a cabeza entre los dos gigantes del fútbol argentino. Mejor, imposible.

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